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EL PROCESO DEL 'CARNICERO DE LYON'

El abogado, de Barbie compara su actuación a la de los oficiales franceses en otras guerras

Lluís Bassets

El comportamiento de Klaus Barbie en Lyón durante la ocupación alemana es comparable al de numerosos oficiales franceses en las guerras de Indochina y de Argelia. Ésta es, en resumen, la tesis del defensor del ex comandante nazi, desarrollada ayer con el interrogatorio de sus testigos; en el proceso por crímenes contra la humanidad que se sigue en Lyón y que entró ayer en su sexta semana y en su 23ª sesión.

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El abogado defensor, Jacques Vergés, intentó desplegar sus argumentos, después de varias semanas ocupadas por los testigos de la acusación en un desfile de los horrores que alcanzó, en muchos casos, un alto grado de emotividad: Los magros resultados obtenidos en la sesión de ayer se limitan casi a la insistencia en el lugar común de que todas las guerras son igualmente repugnantes.Una sola sesión, la de ayer, bastó para concentrar a los seis testigos convocados por la defensa que accedieron a presentarse ante el tribunal. No acudieron la escritora Marguerite Duras, el también escritor y consejero del presidente François Mitterrand, Régis Debray, y dos testigos más.

Raymond Aubrac, ex resistente detenido junto con Jean Moutin, un familiar de un ciudadano argelino asesinado después de su detención por el Ejército francés en 1958, dos ex soldados de las guerras libradas por los franceses en Indochina y Argelia, un ciudadano francés enrolado en los servicios secretos alemanes durante la II II Guerra Mundial y un historiador, hicieron sus declaraciones, la mayor parte con gran brevedad.

El presidente del tribunal insistió repetidas veces que el proceso debía ceñirse a los cargos de crímenes contra la humanidad que pesan sobre Barbie, sin extralimitarse en sus funciones juzgando hechos ajenos al caso.

Declaraciones de testigos

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La pasada semana, el tribunal tuvo que escuchar las declaraciones del último grupo de testigos de las acusaciones particulares, que, según Vergés, "no habían estado en muchos casos en Lyón, no conocían a Barbie, e incluso alguno no había estado nunca en Francia".

Las declaraciones de orden general sobre el nazismo y los campos de concentración, incluida la del presidente de la Asamblea Nacional, Jacques Chaban Delmas, fueron aprovechadas ayer por Vergés para poner en entredicho a los acusadores, al convocar por una parte a testigos marginales respecto al caso a la vez que revocan a los testigos de la defensa.

Al empezar la sesión de ayer, efectivamente, el abogado representante de la Liga Internacional Contra el Racismo y el Antisemitismo (LICRA) había solicitado que el, tribunal considerara como improcedentes todos los testigos presentados por la defensa.

Esta propuesta se tradujo en un enfrentamiento entre los propios acusadores particulares, que en su mayoría no deseaban dejar al abogado de Klaus Barbie la posibilidad de presentar a su cliente como víctima de indefensión.

El fiscal, también en una intervención previa, atacó duramente a Vergés, a quien acusó de dirigir una defensa que calificó de derivación, caracterizada por el intento de hablar de todo -las traiciones a la resistencia, Argelia, Indochina- menos de los casos concretos de las deportaciones objeto de la acusación de crímenes contra la humanidad.

Vergés pudo desplegar toda su potente retórica para destacar ante el tribunal, especialmente ante los urados populares, a soledad de un abogado al que se le quieren sustraer sus testigos y cuyo procedimiento de defensa es descalificado incluso antes de oírle.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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