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Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Vieja anécdota y vieja solución

La anécdota de esta obra es antigua: el asegurado que finge su muerte para beneficiarse de la alta prima que había contratado previamente.La trascendencia que se busca pretende ir más allá: la relación sadomasoquista entre los dos hombres que planean y perpetran la estafa, el enfrentamiento entre el que siempre gana y el que siempre pierde (la historia viene de la infancia compartida), la alteración de situaciones de dominio.

La reconocida necrofilia del autor, Alfonso Vallejo, no se manifiesta esta vez, y ésto es algo que se agradece, más que verbalmente -relatos de entierro, de horribles descomposiciones de enfermos en los hospitales generales, del cadáver calcinado en el accidente-, y la decadencia, en el decorado de una casa en ruinas. La idea de que el perdedor gana (por su bondad, por su generosidad, por -en fin- su alma) se encuentra siempre en todos los ejemplos morales y no falta en éste.

Gaviotas subterráneas

Autor: Alfonso Vallejo. Intérpretes: Andrés de Lima y Fernando Romo. Escenografía: Christian Rouviere. Producción: Zascandil y Fuegos Fatuos. Director: Carlos Vides. Estreno: Sala Olimpia, del Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas. Madrid, 22 de abril.

La acción se reduce al diálogo, y la teatralidad, a los cambios repentinos de situación, a algunos disparos falsos y a otras trampas.

Pesada carga

En la Sala Olimpia, se han unido los grupos Zascandil y Fuegos Fatuos para prestar cada uno un actor -Andrés de Lima y Fernando Romo- a esta coproducción, que hacen con el Centro de Nuevas Tendencias.Andrés de Lima y Fernando Romo se las arreglan para ir diciendo la pesada carga de su texto, con cambios de luces para subrayar los monólogos que parecen significativos y tejer sus movimientos en escena, con la ayuda del director Carlos Vides.

Rodeados de un clima de amistad en el patio de butacas -que algunos espectadores abandonaron en el descanso-, los miembros de la compañía obtuvieron el estímulo de las ovaciones y de algunos bravos finales.

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