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UNA DICTADURA DESAFIADA

La aparición de 'La Época' rompe el monopolio de la Prensa oficialista en Chile

El primer diario independiente que se edita en Chile bajo la dictadura militar, La Época, comienza a circular hoy, con una tirada de 100.000 ejemplares y el lema "Por su derecho a la noticia". Su director, Emilio Filippi, aspira a publicar cuanto antes un titular que, excepcionalmente, sería a cinco columnas: "Se restableció la democracia en Chile". La venta de La Época en los quioscos romperá, por primera vez desde 1973, el monopolio oficialista en la Prensa diaria.

El Gobierno autorizó en septiembre pasado la publicación de este periódico a partir de marzo de 1987, después de que La Época batallara dos años para obtener el permiso legal. La publicación de este matutino, junto con la apertura de los registros electorales, promulgación de la ley de partidos políticos y el regreso de algunos exiliados, son algunas de las medidas de distensión adoptadas por el régimen en vísperas de la visita del papa Juan Pablo II.Para fines de marzo, además, anunció su aparición un segundo diario opositor, Fortín Mapocho, que en la actualidad aparece como publicación semanal. Sus actuales propietarios, de centro izquierda, utilizaron un resquicio legal para publicarlo, contra los deseos de la dictadura: compraron un periódico gremial agonizante a sus antiguos propietarios y convirtieron el Fortín en un medio para luchar por la democracia, sin solicitar autorización previa. La ley, en un descuido, sólo exigía el permiso para las nuevas publicaciones.

El periodista Felipe Pozo, director de Fortín Mapocho, explica que será "un diario popular, informativo y pluralista. De lenguaje directo, ingenioso, pero jamás vulgar". Tendrá una plantilla de 35 periodistas y su capital inicial es de 250.000 dólares (unos 31 millones de pesetas).

La Época es diferente. Tamaño tabloide, una sobria presentación, parecida a la de EL PAÍIS -uno de los medios que inspiró a este matutino-, elude el sensacionalismo y pretende transformarse en un medio de fuerte influencia en la opinión pública. Tiene una plantilla de 138 personas, 65 de las cuales cumplen funciones periodísticas. Sus propietarios son 24 socios, empresarios e inversionistas de diferentes partidos, aunque el director es democristiano. Lo respalda una inversión previa de tres millones de dólares.

Una generación joven tomó en sus manos el proyecto periodístico de La boca. El promedio de edad de los periodistas es de 33 años, y la mayoría de ellos se formó durante la dictadura.

Ruptura de un monopolio

Desde que se anunció la inminente aparición de La Epoca, el resto de la Prensa comenzó a mostrar una mayor apertura informativa. Los otros cinco matutinos con alcance nacional que se publican, todos en mayor o menor grado afines al régimen militar, habían disfrutado de un virtual monopolio informativo desde que en septiembre de 1973 la dictadura clausuró la Prensa de izquierda y más tarde ahogó a la que no se plegaba a sus intereses.Las dos principales cadenas de diarios que existen en Chile -encabezadas por El Mercurio y La Tercera- están en manos de consorcios económicos endeudados con el Estado y sus propietarios, de tendencia derechista, apoyaron desde un comienzo el golpe y han mantenido ese respaldo desde entonces. Los canales de televisión -uno estatal de alcance nacional y cuatro universitarios de cobertura regional- están directamente controlados por el Gobierno.

La Prensa opositora encontró un lugar de desarrollo en las revistas de actualidad, cinco de las cuales son contrarias al régimen. No fue fácil ganar espacios: han sufrido sanciones, clausuras, censura previa, prohibición de publicar fotos y penas de cárcel para algunos periodistas. Además, las revistas soportan una presión económica constante. A pesar de que tienen más tirada que los semanarios afines al régimen, los empresarios eluden anunciarse en ellos por temor a sanciones del Gobierno.

La Época aspira a "ser un puente para la transición a la democracia", pero, además, un diario que trascienda a la dictadura. Los partidos de oposición esperan que la aparición de los dos nuevos matutinos amplíe la libertad de expresión y les permita contar con canales para dirigirse a la mayoría de la población.

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