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Crítica:37º FESTIVAL DE CINE DE BERLÍN
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Excelente acogida a 'El año de las luces', de Trueba

ENVIADO ESPECIALA últimas horas de la mañana de ayer se exhibió, en el palacio del festival, El año de las luces, de Fernando Trueba, única película española a concurso. El público de esta sesión matinal, compuesto mitad por informadores especializados y mitad por cinéfilos, sirve de termómetro para observar los vaivenes de la temperatura de la sección oficial. Y éste osciló ayer entre el intenso frío provocado por La muerte de Empédocles, de Jean Marie Straub, y el calor despertado por la película de Trueba, que llenó incluso los pasillos de la sala donde se proyectaba.

La acogida a El año de las luces creó un diálogo fácil y fluido entre la pantalla y la sala. Los espectadores reían cuando en la película había humor, se oía silencio en sus momentos de patetismo y en las zonas intermedias entre las gracias y los dramas del filme, que son probablemente donde está lo mejor de la obra de Trueba, se notaba en el público relajamiento y, sonrisas de conformidad.El año de las luces es, hasta el momento, junto con Máscaras, de Claude Chabrol, la película mejor acogida por el público berlinés que asiste a los proyecciones matinales de la sección oficial. La sutileza de la carencia de El año de las luces y la importancia que en ella tienen los diálogos hacían temer que muchas cosas quedaran ocultas detrás de los subtítulos y las traducciones simultáneas. No fue así, hasta el punto de que la proyección fue interrumpida con una ovación estruendosa en la primera escena de Saza, aquélla en que tirotea a las palomas dentro de una iglesia.

A ellas habría que añadir otras dos. Una es la japonesa El mar, por la parte de buen cine que contiene y olvidando la mala, y otra La muerte de Empédocles, filme dificilísimo de ver, pero con momentos de grandísima altura, obra de Jean-Marie Straub y de su mujer, Daniele Huillet, proyectado ayer inmediatamente antes que El año de las luces.

A las proyecciones de las dos películas siguieron sendas conferencias de prensa de sus autores. La de Trueba fue tan fluida como la proyección de su película y de ella cabe destacar la insistencia de algunos periodistas alemanes en que Trueba les explicase el supuesto carácter simbólico de la escena de la quema de libros. Los alemanes suelen ser sensibles a una escena de esta especie, pues su historia reciente tiene el brutal antecedente de las oscuras llamas de hogueras nazis alimentadas por libros.

Homenaje a Truffaut

Trueba negó el carácter simbólico de la escena. Dijo que era una anécdota real, que él había convertido en homenaje a Farenheit 451, de Truffaut. Para Trueba, su filme "trata de la estupidez de una época de España. No es una obra violenta ni agresiva contra el franquismo pero tampoco es neutral. No he querido hacer una proclama antifascista, sino una visión irónica de aquel tiempo. Lo indirecto", añadió, "es siempre en cine mucho más rico que lo evidente".La conferencia de prensa de Straub fue, por el contrario muy violenta, y llegó al borde del enfrentamiento físico del cineasta francoalemán con un periodista: La muerte de Empédocles es un filme, a la manera última de Straub y muy lejos de su admirable Crónica de Ana Magdalena Bach, metido en un callejón sin salida. Representa con una austeridad y un despojamiento completamente brutales la tragedia inacabada de Hölderlin, escrita ahora hace 200 años. Ni un solo movimiento de cámara; ni un solo gesto en los actores; ni un solo respiro en las dos horas y media de recitados del poema.

La proyección comenzó con la sala llena y terminó con la sala casi vacía. Hay en la película partes de extraordinario valor, dignas de los comienzos de Straub, pero como conjunto, como totalidad cae en el riesgo de lo innecesario y Straub no fue, por ello, capaz de contestar a esta demoledora incógnita: "¿si el libro ya está escrito, para qué filmar su simple lectura? ¿Acaso se considera Straub igual o superior a Hölderlin? ¿Si el poeta escribió las palabras de La muerte de Empédocles para ser dichas en un teatro, no es una manipulación filmarlas, llevarlas a otro lenguaje, usted que dice odiar toda manipulación?".

La ira radical de Straub se desvió muy poco radicalmente hacia un camino fácil, para él: el "yo muestro", dijo, "el espacio y el tiempo de manera lógica. Muestro el viento, los cambios de luz como se producen en la naturaleza. No los manipulo. Comparada con la de la naturaleza, la imaginación de los que se dicen cineastas es una estupidez. ¿Que mi película es un monólogo? Tiene varios personajes, luego en todo caso será un plurílogo. Yo no hago en mi filme un libro, ni hago teatro. El cine es un lenguaje, sólo eso. si usted llama cine a lo que hacen Spielberg o los hermanos Taviani, yo le respondo que lo que llama usted cine es una mierda. Algo que, como la ciencia enemiga de la vida, debe ser suprimido, arrasado".

El talento de Straub, encerrado en un laberinto, no sabe salir de sí mismo. Un interlocutor murmuró: si la imaginación de la naturaleza es superior a la de los cineastas ¿por qué no ha de ser también superior a la de los poetas, Hölderlin incluido?".

No era una mala pregunta. La ira libertaria de este cineasta prematuramente extinguido no superó esta contradicción: "¿qué hace un Mesías de la pureza poética aqui, en un festival de cine, vendiendo su celestial producto, como cualquier tendero, a un sucio mercado de bajos intereses?".

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