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Una película sobre Vietnam conmueve a los norteamericanos

Francisco G. Basterra

Más de 10 años desde el final de la guerra de Vietnam han tenido que pasar para que el cine norteamericano consiga reflejar su absurdo, su brutalidad y el síndrome sufrido por sus protagonistas. La película Platoon, del director Oliver Stone, recién estrenada, ha roto los esquemas del habitual cine de Hollywood sobre el conflicto del sureste asiático y conmociona a Estados Unidos. Por primera vez, según los hombres que lucharon en Vietnam y el público más joven, que acude en masa a verla en todo el país, la guerra aparece tal como fue.

Platoon, que cuatro semanas después de su estreno se sitúa como firme candidata al Oscar de Hollywood, es la visión anti-Rambo con la que, mayoritariamente hasta ahora, el cine estadounidense había recubierto a la guerra de Vietnam. Su éxito puede también superar la rambomanía de Sylvester Stallone. Platoon (compañía) -que Hollywood no ha querido producir, teniendo que hacerlo una empresa británica- no es el tipo de película que encaje con los gustos de Ronald Reagan ni con los que defienden que EE UU luchó en una guerra moral. La derecha ya la ha calificado de repelente, mientras que Gary Hart, aspirante demócrata a la presidencia, la ha declarado de visión obligatoria para todos los jóvenes del país. "Es más que una película, es como estar en Vietnam", ha dicho Steven Spielberg. No se trata de un clásico filme hecho desde la izquierda, pero su realización es tan creíble que supone un tremendo alegato contra el futuro envío de jóvenes norteamericanos a luchar en Centroamérica o en cualquier otra parte del mundo."Espero que haga pensar dos veces a los muchachos antes de ir a la guerra", afirma Stone, guionista y director de Platoon, autor de Expreso de medianoche y de Salvador, un alegato contra la violencia en Centroamérica. Con un presupuesto pequeño para el cine estadounidense, seis millones de dólares (Unos 780 millones de pesetas), y sólo nueve semanas de rodaje, Stone ha conseguido contar cómo era la vida de los soldados en Vietnam, la primera guerra que perdió la superpotencia norteamericana.

"Es la primera película real de Vietnam, y dentro de 30 años, la gente, cuando piense en Vietnam, recordará Platoon", asegura el periodista y premio Pulitzer David Halberstam, que cubrió la guerra para el periódico The New York Times.

Debate sobre Vietnam

Platoon está teniendo un fuerte impacto, sobre la sociedad norteamericana y ha provocado la apertura de un debate que refieja que Vietnam sigue vivo en la conciencia colectiva y que sólo ahora comienza a poderse discutir con normalidad la guerra. La revista Time le ha dedicado esta semana su portada.Stone, que abandonó la universidad de Yale para vivir lo que llama "la guerra de mi generación" y se alistó voluntario en Vietnam con 21 años, cuenta la historia de la guerra a través de los ojos del joven Chris Taylor (el actor Charlie Sheen), de su compañía y de cuatro patrullas en la jungla, a finales de 1967, junto a la frontera con Camboya. Nada más llegar al aeropuerto de Saigón, el idealismo de Chris comienza a resquebrajarse al ver cómo el avión de transporte que acababa de traerle de EE UU es cargado de vuelta con sacos de plástico verde olivo con los muertos. Finalmente, enloquecido por el ambiente, acabará as,esinando a un compañero. "No luchamos con el enemigo, el enemigo éramos nosotros", dice el protagonista cuando es evacuado en helicóptero en la escena final, y es la esencia del filme.

La película relata la lucha fratricida entre los propios soldados de la compañía, dividida en dos bandos: los que se drogaban fumando marihuana y los que preferían emborracharse para olvidar la realidad, dirigidos por dos sargentos, un psicópata para el que toda violencia es válida y un idealista que pretende mantener la racionalidad en medio de la lo cura y es asesinado por el primero. Fue rodada en lajungla de Filipinas, y Stone obligó a los actores a cavar sus propias trincheras, a alimentarse con raciones frías y a actuar casi sin dormir para reproducir exactamente la miseria flisica de la guerra en la selva asiática. Esto hace posible que el espectador se traslade al interior de la guerra, con los sonidos de la selva, el calor, los insectos...

En Platoon casi no aparece el enemigo, sólo en unas escenas dramáticas que recuerdan la matanza de My Lai, en las que la compañía hace un escarmientoen una aldea vietnamita.

El filme no se recrea en la violencia y la cámara es comedida, sin abusar de los efectos especiales. El protagonista vacía el cargador de su fusil a los pies de un vietnamita porque no para de reír. Stone protagonizó él mismo en la realidad este caso. Pero su compañero, casi un crío, le destroza el cráneo a culatazos en la escena siguiente. Y luego, tras incendiar el poblado, saca una foto de recuerdo con su Kodak Instamatic.

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