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Los pájaros hablan

Fernando Arrabal estrena hoy en la sala Villarroel, de Barcelona, la obra Tormentos y delicias de la carne, un homenaje, según hace constar en el texto, editado por Destino, a la obra La conjura de los necios, de John Kennedy Toole. "¡Es tan difícil dejar de sufrir!", escribe el autor, "y, sin embargo, estando en esta ciudad de Barcelona se diría que este eterno valle ha perdido casi todas sus lágrimas".Cervantes, durante su*asentada en Roma en 1570 como mozo y camarieri del joven cardenal homosexual Julio Acquaviva, durante sus cinco años de esclavo en manos de sodomitas de Argel y durante su. largo buceo en la babilónica Sevilla ("piedra de depravación"), se da la Cábala hermética y capta la diferencia de timbre y de cuerda que ésta tiene con ese otro cantar que es la exégesis de los textos bíblicos, nombrada "kábala" filosófica.

Feliciano de Silva con sus novelas cabalísticas (conocidas ordinariamente como "de caballerías") y muy especialmente con su comedia La Celestina ha ido rompiendo senda años antes y abriendo el camino real y de herradura que conduce a la Alquimia.

Pero cuando Cervantes tiene 12 años, en 1559, el nombre del singular novelísta y comediográfo de Ciudad Rodrigo figura ya en el cartel del Primer índice de Libros Prohibidos. Esta "expurgación" de la obra de su escritor preferido hubiera podido encavarle siete estados debajo de tierra las llaves de "los libros secretos"; por el contrario este veto, a santo tapado, despierta la curiosidad del adolescente Miguel de Cervantes, al escucho, de sus presentimientos.

El lenguaje de los pájaros

Feliciano de Silva escribe en su rigurosa tesis Consolación Baranda Leturio "es el primer escritor que decide incorporar en una obra en prosa un cuadro pastoril". A Cervantes le sugestionaron las églogas bucólicas o ecológicas y especialmente el Ienguaje de los pájaros", es decir los signos sonoros por los cuales se comunican las aves. De este idioma primogénito se valieron Adan y Eva para entenderse cuando rompieron el hielo y el fuego.

El ser humano extravió al salir de su nirvana prístimo este esperanto espontáneo. Por ello nuestros inconsolables antepasados se apasionaron a título de compensación por la Ornitomancia, ensortijada ciencia que estudia la adivinación gracias al vuelo y al canto de los pájaros.

Desde el "Ienguaje de los pájaros" Feliciano de Silva vadea a través de sus escritos hasta llegar al Ienguaje de los caballos"; modo de comunicación hermético gracias al cual se relaciona el caballero con su cabalgadura. Cervantes, encandilado por estos recuerdos de su lectura de adolescente, trajina por un Mediterráneo bullebulle en el cual los libros de Feliciano de Silva habían sido famosos; puesto que el autor mirobrijense en vida no sólo era el escritor más célebre de su tiempo, con cerca de 50 ediciones de sus libros, sino además uno de los contados autores editados en todo el mundo civilizado de su época desde Venecia a Londres... hasta que un garrotazo posmortem del padre Valdés con su índice le enviara al limbo de los "no-seres" de la literatura y por fin, con ayuda de una crítica académica chata del siglo XIX, al infierno de los chivos expiatorios.

Al retorno de su cautiverio, Cervantes intenta, a través del teatro, poner sobre el tapete y si posible sobre las tablas de un corral los prodigios vistos y los secretos intuidos. Su fogueo sin candilejas nos lo cuenta de dientes adentro, pero sin rencor, siete meses y nueve días antes de morir en su prólogo a Ocho comedias y ocho entremeses nuevos nunca representados: "Volví a componer algunas comedias pero no hallé pájaros en los nidos de antaño quiero decir que no hallé representante que me las pidiese... puesto que sabían que las tenía... y así las arrinconé en un cofre".

El teatro de Cervantes sondea la libertad de los hombres y de los pájaros y no podía enclavijarse en el carretón conducido por los representantes, los cuales tenían como misión con su farándula de dar brillo y esplendor a los que mandaban y tinieblas y mordaza a los que se insubordinaban. El sedicioso Cervantes comenta con manga ancha pero a punto crudo en el Quijote:

En un costal

"...como las comedias se han hecho mercaderías vendibles dicen y dicen verdad (los poetas) que los representantes no se las comprarían si no fuesen de aquel jaez... y así elpoeta procura.acomodarse con lo que el representante le pide".

Mal puede adaptarse Cervantes a semejante teatro de tramoya y censura, de escaparate oficial y de perrera de insumisos, él que se sabe heredero de Feliciano de Silva y de Lope de Rueda. A plana y renglón, paso por paso, pieza por pieza, habla al lector de su teatro, de su teoría de la escenificación: "Todos los aparatos de un autor de comedias (el actor-director de escena) se encierran en un costal y se cifran en cuatro pellicos blancos, en cuatro barbas y cabelleras y cuatro cayados poco más o menos... el adorno del teatro (es) una manta vieja, tirada con dos cordeles de una parte a otra... detrás de la cual están los músicos cantando sin guitarra algún romance antiguo". Se diría que está hablandc un joven autor de hoy o un críticc refiriéndose al nuevo nuevo teatro contemporáneo.

Dos años antes de morir en Adjunta al Parnaso Cervantes nos; avisa que "la comedia que más estimo y de la que más me precio fue y es de una llamada La confusa... obra perdida como 10 otras del autor del Quijote por no haber sido publicadas. Pero sabemos gracias al Primer diccionario de la Lengua (1611) de Sebastián de Cobarruvias que "confusión vale por mezclar... como si echásemos un licor sobre otro diferente" y gracias a otros autores que la palabra significa amalgama, la operación que realiza en el horno hermético el adepto de la Alquimia.

Cervantes nos advierte que fue "el primero que representase las imaginaciones y los pensainientos escondidos del alma". Por ello aún celebrado al fin de su vida como novelista no verá sus comedias en los escenarios. Los representantes sordos a la lengua de los pájaros le cierran con el picaporte de resbalón la entrada en sus funciones.

"No hallé pájaros en los nidos"... el rechazo histórico por sus contemporáneos de su teatro le permite a Cervantes como a Valle-Inclán permanecer fuera del torbellino ordinario. España se comportó con ellos, a flor de tierra, como una madrastra tientaparedes, incapaz de reconocer a sus mejores hijos; pero a la zaga, se alzó corrio la indispensable aquij adora que metió en calor y juego a sus ingeniosos pródigos. Gracias a esta escuela quillotradora Cervantes da el salto a través del espejo hacia la quintaesencia como un pájaro con el don de lenguas. Gracias a este doloroso acicate Cervantes erige una obra teatral que a vagar y placer, pero a tragos, germina, escala, florece y toma vuelo.

El teatro de Cervantes, dado el desdén de los representantes, estaba destinado a desaparecer para siempre. Sin embargo, cuando la hebra de su vida estaba a punto de cortarse recibió la visita de un "editor" que al fin rescató sus obras de la nada y del silencio en que estaban:

"En esta sazón me dijo un librero que él me las comprara (las comedias)... vendíselas al tal librero que las ha puesto en la estampa como aquí te las ofrezco". Gracias sean dadas a Juan de Villarroel el "librero" que editó la obra dramática del autor del Quijote dejándonos escuchar ese eterno lenguaje de nuestros primeros padres, de los pájaros, y que es el de los autores de hoy.

Buen agüero

Eché las campanas al vuelo cuando supe que el estreno en Barcelona de mi obra más cervantina Tormentos y delicias de la carne se celebra hoy 20 de enero en un teatro llamado Villarroel. Semejante coincidencia no podía ser de mejor agüero. El feliz presagio fue confirmado en volandillas cuando asistí a un ensayo de la obra divinamente dirigido por el quijotesco Ángel Alonso. Los actores interpretaron el texto con tanta gracia y duende que me parecía estar oyendo los pájaros que enseñaron a hablar en el paraíso a Adán y Eva y a escribir a Feliciano y a Miguel.

¡Es tan difícil dejar de sufrir! y sin embargo estando en esta ciudad de Barcelona se diría que este eterno valle ha perdido casi todas sus lágrimas; por eso me viene a las mientes el elogio que escribió Cervantes con su mejor trino de jilguero: "Barcelona, archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros... correspondencia grata de firmes amistades y en sitio y en belleza única".

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