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Alberti, Sabina, dos poetas noveles y un espontáneo presentan juntos sus libros

Rafael Alberti, Joaquín Sabina, Justo Navarro y Benjamín Prado presentaron sus respectivos libros de poesía, todos ellos editados en la colección Mayot Amarillo de la Diputación de Granada, en un acto celebrado el lunes en el Círculo de Bellas Artes. En la presentación, que contó con la asistencia de un público tan diverso como los autores, no faltó un poeta que espontáneamente leyó un soneto que llevaba el significativo título de Poetas pobres.

Con 25 años, el más joven Benjamín Prado leyó estrofas de su primer libro, Un caso sencillo. Vestido con chaqueta y pantalón vaqueros, cabello largo, la poesía de Prado se refiere a temas cotidianos; extrae el discurso poético de noticias periodísticas o comentarios recogidos de la calle. "Hoy las frases geniales se mueren en los libros", recitó.Justo Navarro, de 33 años vestía traje azul oscuro, corbata roja, cabello cortado a navaja: sin duda el más clásico de los presentes. Leyó fragmentos de su segundo libro de poesía Un aviador prevé su muerte. Poesía no exenta de referencias clásicas, profunda.

El cantautor Joaquín Sabina presentó su obra De lo cantado y sus márgenes. No es su primer libro de poesía: "El primero, que llevaba por título Memoria del exilio, lo vendí en Londres por la calle, y lo tiraba a multicopista", afirma. Pasaron aquellos tiempos para Sabina -traje de corte moderno tipo Sabina, camisa estampada clara, sin corbata-, y el cantante leyó canciones y poemas también de corte modernos, casi underground, que se referían al despertar junto a una mujer y a las sombras.

Rafael Alberti, el más aplaudido por el variopinto público asistente, presentó su libro Los hijos del drago. Es un homenaje al árbol trimilenario de las islas Canarias, "que ha visto todo, que estaba allí ya cuando nació Cristo". Alberti vestía jersei negro con grandes dibujos claros; luego se toca de su gorra de marinero en tierra (alguna referencia a los marineros había también en este nuevo libro).

El espontáneo, por su parte, leyó su soneto inédito Poetas pobres. Dedicado a los asistentes, en especial a Alberti, se refirió a los poetas como seres "desnudos y agobiados de flaqueza". Sin embargo, concluyó: "saben amar..., agonizando". El acto resultó entretenido y satisfactorio para todos, casi poético.

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