Inflación e integración en la CE
Mientras en la mayoría de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) la batalla contra la inflación parece, al menos por el momento, ganada, la evolución del índice de precios al consumo (IPC) español está añadiéndose de nuevo a las macromagnitudes económicas objeto de preocupación por parte de gobernantes y gobernados.Es cierto que las cifras de inflación de octubre han mejorado respecto a las de septiembre, pero nuestra inflación sigue siendo preocupante y hay que pensar que a tenor de lo que le pasó a Grecia en el primer año en la Comunidad Europea- algún impacto está teniendo el ingreso sobre nuestro índice de precios al consumo.
Las medidas de liberalización anunciadas y el alineamiento de ciertos precios para productos energéticos industriales demuestran la voluntad del Gobierno de luchar contra los aumentos de precios y, y esto es muy importante, de crear la sensación de que se está haciendo lo imposible para mantener la inflación dentro de unos límites permisibles para un país, como el nuestro, que a la corta o a la larga deberá integrar su moneda al Sistema Monetario Europeo, con lo que ello implica de mantenimiento de un nivel de estabilidad del poder de compra relativo.
Política global
La verdad es, sin embargo, que el Gobierno español cada vez dispone de menos posibilidades de llevar a cabo acciones directas contra el aumento de los precios por otras vías que no sean el -mantenimiento de una política global que estabilice lás macromagnitudes dentro de un cauce equilibrado.
La soberanía de la que se gozaba en materia de política comercial hasta el ingreso en la Comunidad ha desaparecido prácticamente o está en proceso de desaparición con la asunción completa del acervo comunitario, y la política de importaciones de choque o de rebajas coyunturales de los aranceles -que se practicaron en otras épocas está condicionada hoy por la cesión de soberanía en favor de Bruselas que ha implicado nuestra integración en la Comunidad Europea.
Pero no es solamente esto. En estos días, en que casi todo el mundo quiere sacudirse de encima las responsabilidades respecto a las subidas de precios, y en que los agricultores dicen que son los intermediarios y comerciantes, y en que éstos culpan a los agricultores, casi nadie se ha fijado aún suficientemente en el impacto inflacionario inicial que el ingreso en la Comunidad Europea debía tener y efectivamente está teniendo.
Implantación del IVA
Ello hay que achacarlo a la implantación del impuesto sobre el valor añadido y al encarecimiento de ciertos precios agrarios que ha empezado a suponer la aplicación, desde el primero de marzo, de los mecanismos de la Política Agraria Común (PAC), que, como se sabe y como ha sido denunciado repetidamente por los responsables de la Lonja de Cereales de Barcelona en estos últimos tiempos, es extremadamente proteccionista y encarecedora de los aprovisionamientos agrícolas.
Respecto a la cuestión de la implantación del impuesto sobre el valor añadido (IVA) es dificil determinar con precisión el im pacto que ha tenido, y mucho más si se tiene en cuenta que este año han estado actuando facto res de estabilidad de precios de indudable enjundia: la revalorización relativa de la peseta que ha hecho mejorar la situación de precios de nuestros aprovisionamientos exteriores, y la caída de los precios energéticos, que ha tenido también un efecto estabilizador.
Por ello es dificil aventurar cuál debe haber sido el impacto real del nuevo sistema de imposición indirecta hasta ahora, pero me da la sensación de que todos estamos aceptando demasiado aíegremente y sin discusión la previsión optimista que el Ministerio de Economía y Hacienda efectuó antes de que en Impuestos empezara a dar rendimientos superiores a los inicialmente esperados.
Los estudios realizados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) a este respecto demuestran impactos muy dispares según países, y es posible que debamos corregir al alza las previsiones previas a la puesta en vigor del impuesto.
Precios agrarios
Se me puede decir que la adopción del impuesto del valor añadido no fue consecuencia exclusiva del ingreso en la Comunidad, pues ya teníamos otros compromisos internacionales suscritos que nos obligaban a hacerlo. Ello es efectivamente así, pero no quita que tal impuesto forme parte del acervo comunitario que en su día aceptamos.
Con respecto a los precios de los productos agrarios hay que recordar que estamos en período transitorio de integración en los mecanismos de la Política Agrícola Común.
Ello supone que las barreras a la importación que aplicarnos a productos del exterior no son aún tan elevadas como las que les aplican los paises ya plenamente integrados en la proteccionista Política Agraria Común, pero significa también que cada año tenernos que ir aumentando más que los países de la Comunidad Europea nuestros precios institucionales agrarios para alcanzar los altos niveles de precios que tiene la Comunidad con el deseo de incrementar las rentas de los agricultores.
Efecto estabilizador
La entrada de España en la Comunidad Europea debe ejercer, a largo plazo, un efecto estabilizador sobre los precios españoles, pero ello no tiene por qué haberse o estarse produciendo a corto plazo.
La entrada en la Comunidad Europea supone favorecer las importaciones industriales sin las barreras aduaneras que España había tenido tradicionalmente, lo cual,-unldo al aumento de la competencia y la libre circulación, estabilizará precios industriales y de servicios.
Y el efecto estabilizador llegará a producirse también en el terreno agrícola, pues la Comunidad Europea es consciente de los problemas que le plantea una Política Agrícola Común que quiera basar la renta de los agricultores en aumentos incesantes de precios, y año a año va frenando el alza de sus precios institucionales.
Sólo que estos efectos van a ir produciéndose a largo o al menos a medio plazo. Ignorarlo sería tratar de olvidar que el ingreso de España en la Comunidad Europea comporta beneficios y costes y que los apuntados son una parte de los costes con los que debíamos contar desde un principio.
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