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El Gobierno sandinista dividido sobre el indulto a Hasenfus

El caso del ex marine norteamericano Eugene Hasenfus, cuya casi segura condena por el Tribunal Popular Antisomocista (TPA) se esperaba para anoche, ha dividido tanto a la sociedad nicaragüense como a los dirigentes del Gobierno.

Más que la sentencia -que ningún sector de la sociedad nicaragüense duda de que será condenatoria-, el tema que domina las conversaciones de los nicaragüenses es si, una vez que Hasenfus haya sido condenado, el Gobierno sandinista otorgará clemencia a este mercenario de 45 capturado el 6 de octubre, después de que su avión, fuera derribado cuando intentaba llevar armas a la contra.En los medios políticos del régimen sandinista existen dos líneas opuestas a ese respecto.

Por un lado, están aquellos que, con un sentido pragmático y una visión global del problema, consideran que Hasenfus debe ser puesto en libertad a los pocos días de ser condenado. Según esta visión, que es compartida por un importante sector del Gobierno sandinista, el pueblo norteamericano olvida rápidamente los hechos políticos, lo que significa que el caso Hasenfus, que ha tenido enorme difusión en los medios de comunicación, dentro de unos meses será simplemente un tema para el recuerdo.

Esta posición sostiene que la clemencia para Hasenfus presentará a la revolución sandinista ante el mundo como "una revolución generosa" que, no obstante tener en sus manos a un mercenario confeso, que traía armas para matar a nicaragüenses, lo somete a un proceso judicial y lo libera luego. En consecuencia, tanto dentro de Estados Unidos como en cierta medida también en Europa se contrastaría la imagen que el propio Ronald Reagan ha propagado de que los sandinistas son "un peligro para la seguridad nacional de EE UU" con la evidencia de un Gobierno flexible.

La opción del castigo

Por otro lado, hay quienes sostienen, también con fuerza en las altas esferas sandinistas, que Hasenfus debe ser castigado y que su caso debe servir como ejemplo disuasorio para que otros mercenarios se lo piensen dos veces, antes de embarcarse en una aventura contra Nicaragua.Esa misma posición es apoyada por miles de nicaragüenses que en los últimos años de guerra con los contras han sufrido la pérdida de algún familiar o amigo. Y también por quienes tienen a algún familiar cercano en el frente de guerra, y afrontan la posibilidad real de que muera o resulte herido. Para este sector de la población, es inaceptable que el Gobierno sandinista libere a Hasenfus. Consideran que lo mínimo que se merece por transportar las armas que utiliza la contra es pasar 30 años en la cárcel, como ha pedido el fiscal.

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El malestar de estos sectores ante una eventual liberación de Hasenfus ciertamente representa, a juicio de los mismos sandinistas, un "serio problema de política interna".

Y mientras se toma tal decisión, Hasenfus no tiene otra cosa que hacer más que esperar, con la misma tranquilidad que ha mostrado desde su captura.

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