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ECOLOGÍA

Una segunda masa de agua envenenada agrava la situación en la cuenca del Rin

El envenenamiento del Rin, provocado por las aguas utilizadas en la extinción del incendio del almacén de productos farmacéuticos del consorcio Sandoz en la ciudad suiza de Basilea, alcanzó ayer Holanda, tras causar la muerte de la mayor parte de la fauna del río. En la República Federal de Alemania, diversas localidades ribereñas quedaron sin suministro de agua corriente, que habitualmente extraen del río. Una segunda masa de agua con productos altamente tóxicos bajaba ayer por el Rin, agravando de nuevo la situación y provocando la muerte de los peces y anguilas que habían logrado sobrevivir al paso de la primera partida envenenada, extendida a lo largo de 70 kilómetros río abajo.

En localidades del Estado de Renania-Palatinado se dio ayer de nuevo la alarma. Ante las altas cotas de la contaminación, los bomberos repartieron agua potable entre la población con camiones cisterna. En muchas localidades se ha recomendado a la población que no utilice el agua corriente para ducharse o bañarse. El equilibrio ecológico del Rin, en el que últimamente se había avanzado en la reducción de emisiones de aguas contaminadas y productos nocivos, ha quedado destruido y tardará años en recuperarse.Por otra parte, esta catástrofe ecológica ha provocado ya una fuerte polémica en torno a las responsabilidades derivadas de un almacenamiento de los productos farmacéuticos que no reunían las condiciones necesarias de seguridad. El candidato socialdemócrata a la cancillería, Johannes Rau, jefe del Gobierno de Renania-Westfalia, uno de los Estados afectados, acusó al Gobierno federal y a su ministro de Medio Ambiente, Walter Wallman, de haber actuado con lentitud y no haber comprendido la dimensión de la catástrofe, que en la RFA ya se califica como el "Chernobil de la industria química". Rau solicitó que se delimiten claramente y con rapidez las responsabilidades económicas para el pago de indemnizaciones.

En un documento interno citado ayer por la agencia alemana DPA, la, Asociación de la Industria Química Alemana acusa a Sandoz de no haber contado en sus instalaciones siniestradas con las medidas de seguridad necesarias. El incendio se produjo el pasado día 1 de noviembre, y debido a las tareas de extinción, más de 30 toneladas de agua contaminada por productos químicos almacenados en la nave incendiada accedieron al Rin, que fluye junto a las instalaciones. A una velocidad de 3,7 kilómetros por hora, las aguas envenenadas han recorrido toda la cuenca alemana del río y llegaron ayer a Holanda, donde las autoridades dieron orden de cerrar las compuertas hacia los canales para evitar que éstos se vean también contaminados. A su paso, las aguas han provocado la muerte de peces, anguilas, crustáceos, insectos y gaviotas. También han muerto algunas cabezas de ganado que abrevaron en estas aguas. Además, al parecer, han accedido al Rin, a causa del incendio, más de 200 kilogramos de disulfoton y thiometon, dos sustancias altamente venenosas.

La catástrofe ha abierto ya un debate sobre el riesgo de la industria química. Se ha detectado en el Rin un producto herbicida, atrazin, que no produce la compañía Sandoz, pero sí otra, Ciba Geigy, con sede en Basilea, según el informe interno de la Asociación de la Industria Química Alemana. También se ha comprobado la existencia de altas concentraciones de mercurio.

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