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RECOMPENSA A LA 'TIGRITUD'

"Un gesto histórico"

Lluís Bassets

"Este es un honor que no me pertenece únicamente a mí. Entiendo que este premio Nobel es más un gesto histórico que político. Era un reconocimiento a la comunidad africana del pasado y del presente".Wole Soyinka estaba todavía sorprendido ayer por la tarde, en el vestíbulo de la Unesco, en París, donde le asediaban los periodistas, pocas horas después de conocer su nueva condición de escritor galardonado con el premio literario de mayor prestigio mundial. Parte de la sorpresa del premio, asegura, la atribuye a la edad. "El jurado tiene la costumbre de dar el premio a gente mayor que yo". El escritor, a pesar de algunas canas, tiene un aspecto joven y no aparenta sus 52 años.

"Honestamente no puedo decir que sea feliz con este premio. No estaba psicológicamente preparado. Si hubiera tenido alguna noticia, y hubiera sido posible entrenarme, como un atleta, para ir al combate o a la competición, quizás hubiera sido distinto". Las primeras declaraciones del escritor nigeriano, a pesar del aturdimiento y de la sorpresa, están cargadas de ironía.

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Soyinka acababa de llegar de Estados Unidos para asistir a un festival de la francofonía en Limoges, donde se representa una pieza teatral suya, cuando le llegó la noticia. En pocas horas se convirtió en un personaje buscado y asediado por todo tipo de preguntas. "No creo que este Nobel sea un gesto político. No he tenido problemas con la justicia ni he estado en la cárcel desde hace muchos años, afortunadamente. Por tanto, no creo que tenga un significado político".

Suráfrica

La concesión del Nobel a un escritor africano, en un momento especialmente difícil para los ciudadanos negros surafricanos, es para Soyinka algo significativo. Especialmente, si se tiene en cuenta que es autor de un largo poema sobre la matanza de Soweto. "Hay muchas personas que escriben literatura sobre Suráfrica. Pero no tengo ninguna duda que esta clase de premios afectan a la cuestión surafricana, aunque no sean lo mismo que conceder el Nobel de la Paz a Desmond Tutu, pues él está en primera línea del combate. Con él se demuestra que entre los escritores africanos hay creatividad y grandes posibilidades".

Soyinka escribe en inglés, pero esto no significa ningún problema para él. "El inglés es una lengua que hemos recibido por un accidente histórico y que se ha convertido en un instrumento útil. Es la lengua de los periódicos, de la ley o incluso de la música. Es nuestra segunda lengua. Y en la historia de la humanidad ha habido muchos escritores que han utilizado una lengua que no era la suya".

El nuevo Nobel, a tan escasa distancia de la noticia, teme ya por su tiempo y por su trabajo como escritor. "Me siento realmente muy honrado por haber sido escogido para colocarme junto a escritores que admiro.

Lejos del tono irónico, Soyinka recibe, al terminar las declaraciones, el abrazo de un africano que le dice con emoción: "Esto es muy importante para África".

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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