El submarino soviético hundido apenas contaminará
La experiencia ganada por Estados Unidos tras el hundimiento de dos submarinos nucleares propios, en 1963 y 1968, ha sido la base para que expertos estadounidenses se reafirmaran ayer en la ausencia de peligro de contaminación radiactiva en el naufragio del submarino nuclear soviético ocurrido el pasado lunes. La Unión Soviética ha perdido al menos dos submarinos nucleares, en los años 1970 y 1983. Más recientemente, en septiembre de 1984, un submarino nuclear soviético colisionó con un mercante de la misma nacionalidad en el estrecho de Gibraltar, resultando con daños materiales.
Militares norteamericanos explicaron ayer que en anteriores naufragios medidas continuas realizadas en las zonas en que se produjeron no han detectado aumento alguno de la radiactividad. El submarino nuclear soviético hundido, de la clase Yankee (denominación que le da la OTAN), se encuentra, según estas fuentes, deformado en el fondo del mar, a 5.400 metros de profundidad, y la corrosión será el principal factor de liberación de sustancias radiactivas, a un ritmo lento, que no causará una elevación significativa de las aguas superficiales.Un submarino de este tipo, explicaron ayer a este periódico fuentes del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), con sede en Viena, está propulsado por dos reactores nucleares que funcionan con uranio altamente enriquecido, a más del 90% (U 235). Este tipo de reactor es mucho más pequeño y "ligero que los reactores convencionales de las centrales nucleares, que utilizan uranio muy poco enriquecido, y produce una escasa cantidad de productos de fisión, como el plutonio. Va refrigerado con agua ligera. Su carga de combustible puede llegar a los 100 kilogramos.
Armas con plutonio
La carga de armas nucleares, por el contrario, está formada por plutonio, un elemento mucho más peligroso desde el punto de vista de contaminación radiactiva por su largo período de actividad. El submarino iba cargado, según fuentes de Estados Unidos, con 16 misiles de largo alcance con dos cabezas nucleares cada uno.
Un cálculo aproximado indica que, en el caso de confirmar se la existencia de este armamento, el peso del material nuclear fisionable de las bombas puede superar en cinco veces el contenido en los reactores, (una bomba tiene ocho kilogramos como mínimo), lo que supone varios centenares de kilogramos de plutonio. Como comparación, en los vertidos de baja actividad en la fosa atlántica, un país como el Reino Unido pudo llegar a verter en un año unos 20 kilogramos de plutonio. Es muy probable, sin embargo, según varios expertos consultados, que la URSS rescatara las cabezas nucleares, que normalmente no van montadas en los misiles y son perfectamente manejables, antes del hundimiento.
Si, como parece deducirse de la información suministradapor la Unión Soviética, el submarino se hundió al anegarse de agua, se habría así evitado el peligro de implosión debida a las fuertes presiones del fondo del mar, lo que produciría una liberación rápida de las sustancias radiactivas. La resistencia de la protección de que van dotados tanto los reactores como las cabezas nucleares (secreto militar en todos los países) constituye otro factor que hará que la difusión de la radiactividad sea, según los expertos, lenta y despreciable. Ayer, la Asociación Ecologista de Defensa de la Naturaleza (AEDNAT), española, manifestó que el submarino supone el mayor cementerio nuclear marino en actividad, y no en volumen, existente en la actualidad, cementerio que no ha tenido ningún estudio sobre sismología o corrientes, y que se halla a merced de la presión y corrosión que liberarán con total seguridad isótopos radiactivos, que se desplazarán paralelamente al fondo marino, hasta alcanzar las capas superiores del mar, incorporándose a las cadenas tróficas.
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