Reagan asegura que no se firmarán acuerdos en Reikiavik
El presidente norteamericano, Ronald Reagan, ha aceptado una propuesta sorpresa del líder soviético, Mijail Gorbachov, para que ambos se reúnan los próximos 11 y 12 de octubre en Reikiavik, la capital de! Islandia, país perteneciente a la OTAN, y preparen la celebración de una cumbre en Estados Unidos, antes de fin de año, en la que las dos superpotencias podrían firmar un acuerdo provisional para reducir sustancialmente el número de misiles de alcance intermedio (INF) desplegados en Europa (euromisiles). "Desde hace años no ha habido mejor oportunidad que la actual para alcanzar algún tipo de acuerdo", explicó el presidente Reagan, que advirtió, sin embargo, que la reunión de Islandia no será una oportunidad "para firmar nada".
El caso del periodista Nicholas Daniloff, liberado el! lunes en Moscú y que ayer llegó a Estados Unidos, ha tenido una conclusión inesperada. Apagados los fuegos artificiales intercambiados por Washington y Moscú, los dos países aparecen más cerca que nunca de alcanzar acuerdos sobre control de armamentos. Al llegar a Washington, Daniloff manifestó su "inmensa gratitud" a Reagan por haberle defendido.El presidente norteamericano, convencído de que la mayoría de la opinión pública quiere que se celebre la cumbre y deseoso de pasar a la historia como un presidente de paz, no ha dudado en ver a Gorbachov fuera del país en plena campaña electoral, el 4 de noviembre se renueva el Congreso, algo que había reiterado que no haría en ningún caso. Un Reagan sonriente anunció ayer en Washington que aceptaba la propuesta de Gorbachov -sigue siendo la Unión Soviética quien lleva la iniciativa en la batalla diplomática entre el Este y el Oeste-, y precisó que la reunión de Relklavi1c no es la "genuina cumbre", sine, una reunión preparatoría. Islandía es "un lugar neutral", dijo.
Sorpresa
Pero juegos de palabra aparte, la realidad es que la puesta en libertad del periodista Nicholas Daniloff, mediante un canje, que no admite Washington, por el presunto espía soviético Guenadi Zajarov, ha acelerado el diálogo entre los dos grandes. Zajarov dijo ayer, al salir de Washington en vuelo hacia Moscú, que no era un espía y que no había hecho "nada malo". Los observadores han sido cogidos por sorpresa; nadie esperaba que esta batalla de espías concluiría de forma tan aparentemente positiva para el diálogo Este-Oeste.
El presidente norteamericano tiene desde el 19 de septiembre en su bolsillo la carta de Gorbachov, en la que éste le sugería la reunión, que le fue entregada en la Casa Blanca por el minístro soviético de Asuntos Exteriores, Ed.vard. Shevardnadze. Éste afirmó ayer, en una conferencia de Firensa que celebró en Nueva York: "Ha llegado el momento de adoptar decisiones políticas fundamentales para ver en qué temas se pueden realizar acuerdos". Sin embargo, tanto Reagan como Shevardnadze introdujeron ayer una nota de cautela, advirtiendo que subsisten importantes diferencias en la cuestión de la guerra de las galaxias y las armas estratégicas.
Conseguido el acuerdo sobre lo importante, la cumbre, los dos países anunciaron ayer un tpiunfo en la guerra de los espías. "Hemos logrado mantener la posibilidad de buenos resultados en las futuras negociaciones", dijo ayer el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, y declaró: "Esta semana ha sido bastante buena para nosotros y espero que la URSS piense lo mismo". Su homólogo, Shevardnadze, dijo: "El canje ha sido una solución justa".
La opinión Pública de EE UU se pregunta si el precio por liberar al periodista no ha sido excesivo, y surgen críticas sobre si Reagan "ha pestañeado primero" y ha cedido a un vírtual canje, equiparando a Daniloff con Zajarov.
Shultz afirmó ayer que no ha habido un canje, pero tuvo que anunciar que Zajarov, tras no discutir los tres cargos de espionaje que le formulaba un tribunal de Nueva York, era puesto en libertad y abandonaba ayer mismo Estados Unidos. Para endulzar este aparente canje, sólo separado en el tiempo por 24 horas, Washington ha logrado que la URSS ponga en libertad al flisico disidente sovíético Yuxi Orlov y a su mujer, que están exiliados en Siberia desde que fueron condenados en 1978 por actividades "antisoviéticas"'. Orlov, de 62 años, y cuya salud es precaria, presidía el grupo de control y seguimiento de los acuerdos de Helsinki cuando fue condenado a siete años de trabajos ferzados.
En la cuestión de la expulsión de 25 diplomáticos soviéticos de la Embajada de la URS S en la ONU, a los que EE UU considera "espías del KGB", los dos países han llegado a un compromiso. Washington acepta la explicación sovié tica de que ya quedan sólo 218 diplomáticos en la misión, el límite fijado por EE UU como máximo permisible, y que la mayoría de los 25 expulsados ya ha dejado este país. Los soviéticos insisten en que no han cedido y que se trata de una rotación de personal por cuestienes de "eficacia".
Gorbachov viajará a Estados Unidos, aseguró el ministro de Exteriores soviético, "y durante su visita podrán firmarse importantes acuerdos". Moscú había puesto como condición para celebrar unat nueva cumbre -la anterior fue en Ginebra, el pasado noviembre-que ésta genere la firma de algún tipo de tratado sobre control de armamentos. Gorbachov ha sugerido posibles acuerdos sobre euromisiles y prohibición de pruebas nucleares. La Administración de Reagan se negó durante meses a aceptar esta precondición, que ahora parece admitir.
Shultz explicó a la Prensa que la reunión de Reikiavik servirá para "estimular las negociaciones ya en curso entre los dos países y hacer productiva la cumbre de 1986". Preguntado sobre la posibilidad de que en Reikiavik los dos líderes alcancen un acuerdo marco para desmantelar en gran parte los cohetes nucleares de alcance intermedio que tienen desplegados en Europa, Shultz se mostró optimista: "Ha habido un gran cambio en las posiciones negociadoras sobre este tema. Hay movimiento. No descarto un acuerdo".
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