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Mitterrand actúa ante Gorbachov como un intérprete entre ambas potencias

Pilar Bonet

El presidente francés, François Mitterrand, ejerció ayer el papel de intérprete entre norteamericanos y soviéticos en la entrevista privada de más de tres horas que mantuvo con el líder Mijail Gorbachov en el Kremlin. Las relaciones Este-Oeste, la política global de desarme, el accidente de Chernobil, la utilización civil de la energía atómica y las perspectivas de una cumbre soviético-norteamericana fueron algunos de los temas tocados por ambos líderes en una segunda jornada de trabajo.

En relación a la cumbre soviético-norteamericana, el nuevo portavoz del Ministerio de Exteriores de la URSS, Guennadi Guerasimov, manifestó que tanto la URSS como Francia tenían una postura positiva sobre el tema. Afirmó que la atmósfera propiciada por EE UU "no es suficiente para que se celebre la cumbre". Moscú sigue esperando, según las explicaciones del portavoz, un gesto por parte de Washington que contribuya a cambiar el ambiente y a hacerlo más favorable a los ojos del Kremlin.Mitterrand expuso ante Gorbachov la posición francesa en lo que se refiere a su propia fuerza de disuasión nuclear. La URSS tiene una actitud de comprensión hacia la postura francesa en el despliegue de su potencia nuclear, según afirmó Guerasimov.

No es un mediador

Una portavoz del Elíseo, Michele Gendreau-Massaloux, manifestó que Mitterrand no actúa como un mediador entre las superpotencias. El presidente ve su función, según la portavoz, como la de explicar a un interlocutor lo que causa dificultades al otro. La portavoz señaló que lo que causa problemas a los soviéticos ante los norteamericanos es que la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) tiene "interpretaciones metafísicas" para Reagan. A los norteamericanos, a su vez, les molesta que los soviéticos no se tomen en serio los temas de control de armamento.El tratado ABM sobre misiles antibalísticos, que fue firmado por Leonid Breznev y Richard Nixon en 1972, fue otro de los temas surgidos en el diálogo entre Gorbachov y Mitterrand, quienes no tuvieron tiempo de llegar a los conflictos regionales. Ambos dirigentes volverán a encontrarse hoy por tercera vez. En esta ocasión la sesión será ampliada y en ella participará el presidente del Presidium del Soviet Supremo, Andrei Gromiko, y los ministros de Asuntos Exteriores, Edvard Shevardnadze y Jean Bernard Raimond. Ambos ministros se entrevistaron ayer por separado. Medios franceses informaban que Raimond tenía intención de exponer a su colega varios casos de reunificación de familias, por los que Francia cree tener una responsabilidad especial. En el transcurso de una recepción que estaba prevista para ayer por la tarde en la Embajada francesa se esperaba que Mitterrand aludiera a la situación de alguna de las personas a quienes las autoridades, soviéticas niegan la salida del país. El caso más, enconado es el de Ter Sarkissian, un soviético de origen armenio nacido en Francia, quien regresó a la URSS como un adolescente y lleva más de 30 años esperando el permiso para emigrar, según medios franceses.

Mitterrand, que se abstuvo en la cena oficial del lunes de referirse al físico disidente Andrei Sajarov, como había hecho dos años antes, manifestó, sin embargo, que el derecho a vivir, pensar y moverse libremente "ya no tiene fronteras" y rechazó con ello el concepto de asunto interno aplicado a los derechos humanos. Gorbachov, por su parte, se adelantó a Mitterrand manifestando en su brindis que la URSS está dispuesta a la colaboración internacional en problemas humanitarios y que esto "no son sólo palabras". Mitterrand se entrevistó también ayer con el presidente del Presidium, Andrei Gromiko, y depositó una corona ante la tumba del soldado desconocido y ante la placa conmemorativa dedicada a la escuadrilla Normandía-Neman, que agrupó a pilotos soviéticos y franceses contra los ejércitos invasores alemanes.

La portavoz francesa explicó que el contenido de las conversaciones de ayer, que se desarrollaron "en un clima extraordinariamente directo y de comprensión mutua", permanecería en secreto.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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