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El "Papa bendice a todos los colombianos, sin distincion"

Juan Arias

Juan Pablo II besó ayer tierra colombiana en el aeropuerto internacional de El Dorado, de Bogotá, a las 22.21 (hora peninsular), tras 11 horas de viaje sin escala en un Boeing 747 de la compañía Alitalia. En su primer discurso, en el aeropuerto, ante el presidente de Colombia, Belisario Betancur, a quien acompañaba su esposa, Rosa Elena, el papa Wojtyla respondió positivamente a los guerrilleros del Movimiento Diecinueve de Abril (M-19) al otorgar su bendición "a todos los colombianos, sin distinción". El M-19 ha ofrecido una tregua en su lucha armada durante la estancia papal en Colombia.

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ENVIADO ESPECIAL, Juan Pablo II, en su primer discurso en Colombia, no se refirió específicamente a los guerrilleros, pero sus palabras, a la luz de lo que había pedido el M-19, fueron consideradas muy significativas y como un primer mensaje implícito de distensión y de deseos de diálogo.Previamente, a bordo del avión que lo transportaba a Colombia, el Papa había puntualizado sin embargo que el Gobierno y el Episcopado colombianos, y no él, eran los interlocutores naturales de la guerrilla de ese país, ya que no se trataba de una cuestión entre Estados.

En el aeropuerto, y mostrando algún signo de cansancio en su rostro, el Papa dijo: "Desde cualquier punto donde me encuentre mi palabra se dirigirá a todos los colombianos, a todos y cada uno de los sectores del pueblo de Dios que peregrina en esta tierra. A todos vaya desde este momento mi saludo y mi bendición. Sí, pasaré por todas partes bendiciendo, porque vosotros, como todos los hijos de este amado continente latino americano, estáis convencidos de que la bendición es la expresión connatural de la actitud religiosa".

El papa Woijtyla no sólo no tuvo palabras de condena para nadie, ni siquiera cuando puso de manifiesto que Colombia ha sido probada en los últimos años "por duros acontecimientos de diverso orden, que han hecho", dijo, "recaer sobre sus habitantes desgracias y dolores a veces inenarrables".

El Papa subrayó, por el contrario, el deseo de los colombianos de superar dichas pruebas a través de "una pacífica convivencia social". Precisamente ésa fue otra de las cosas que le pidieron los guerrilleros del M-19 en la carta que le enviaron a Roma: que el Papa haga de mediador entre ellos y el poder para llegar a un acuerdo pacífico.

Un Pontífice cercano

Según el papa Wojtyla, Dios bendecirá a los colombianos si saben "aceptar, enfrentar y superar la prueba". Afirmó también que su primer deseo al llegar a Colombia es que lo sientan cercano todas las personas de cualquier condición o clase, pero particularmente, dijo, los que sufren, los pobres y los más abandonados, si bien añadió: "Mi corazón está abierto a todos para salvarlos a todos".Juan Pablo II, quizá para responder a quienes han criticado últimamente su gesto de besar los aeropuertos como algo espectacular y teatral, quiso ayer explicar ampliamente el significado de su gesto. Lo hizo en aquel aeropuerto colombiano cargado de mitos ancestrales, ya que, según las crónicas, en los sueños de los conquistadores los jefes de la región de Bogotá se bañaban cubiertos de polvo de oro en una laguna cercana a aquel lugar.

El Papa Wojtila explicó a los colombianos que quiso besar aquella tierra "como señal de afecto a todos y cada uno de sus habitantes", como "un gesto de adoración al Creador" y como "una expresión de sinipatía" hacía todos los colombianas, "a quienes", dijo, quería "abrazar ( ... ) con el ósculo santo en Cristo Jesús".

[Al sobrevolar territorio español, Juan Pablo II cursó un tclegrama al rey de España, Juan Carlos I, en el que el Papa envía su "cordial saludo" a la familia real, las autoridades y el pueblo español, informa Efe.]

La primera jornada del Papa en Bogotá, a pesar del cansancio, no sólo de las 11 horas de viaje sino del cambio de presión, pasando del nivel del mar de Roma a los 2.700 metros de altura de la capital colombiana, fue una maratón sin descanso. Visitó primero la catedral, donde se encontró con religiosos y seminaristas, y reunió a continuación a los organizadores del viaje en la capilla del sagrario. Saludó desde el balcón del palacio arzobispal a miles de fieles hacinados, con una emoción que les arrancaba lágrimas.

Más tarde (esta madrugada hora peninsular), en la Casa de Nariño, sede del Gobierno, debía encontrarse con todas las autoridades más representativas del país, el presidente saliente, Belisario Betancur, y el entrante, Virgilio Barco, que tomará posesión el 7 de agosto. De allí, Juan Pablo II debía dirigirse a la nunciatura apostólica, donde dormirá durante su estancia en Bogotá.

Hoy, el Papa pasará toda la jornada en Bogotá, donde tendrá siete reuniones públicas, con otros tantos discursos.

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