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De Harbinger (Texas) a La Habana, por carretera

Francisco G. Basterra

"Si no se aprueba la ayuda a la contra tendremos un desastre estratégico y se consolidará en el continente americano una segunda Cuba, a sólo dos días de coche de Harbinger (Texas)". Con esta simplicidad de Guía Michelín ha definido Ronald Reagan lo que ocurrirá si los rebeldes antisandinistas no obtienen los 100 millones de dólares.Harbinger es una somnolienta ciudad fronteriza de 43.000 habitantes situada a 45 kilómetros de la frontera con México, que ha sido puesta en el mapa por el presidente. Su alcalde, del Partido Demócrata, le ha dicho a Reagan que mejor haría en emplear esos millones en reforzar los servicios de inmigración y la policía fronteriza para impedir la llegada a este país de inmigrantes ilegales.

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La anécdota de Harbinger refleja hasta qué punto Reagan ha forzado el guión de la película sobre Nicaragua que está produciendo. De la misma cinta forma también parte un dramático anuncio televisivo pagado por organizaciones ultraconservadoras, que advierte a los norteamericanos que "tú puedes detener el terrorismo en el hemisferio apoyando la ayuda a la contra". Las imágenes, narradas en un tono de NO-DO de la guerra mundial, muestran una flotilla de helicópteros soviéticos en Nicaragua, "a sólo dos horas de donde vivirnos", a los que sólo falta posarse en las salas de estar de los televidentes.

El secretario de Estado, Georges Shultz, poniendo en duda la inteligencia de los ciudadanos, afirma en el Congreso que se trata de una lucha entre los good guys and the bad guys (los buenos y los malos), "y nosotros", añade, "estamos con los buenos". El director de comunicaciones de la Casa Blanca, Pat Buchanan, escribe que con ayuda de los demócratas que apoyan a Ortega y el comunismo, al no votar por la ayuda, los marxistas cubanos y soviéticos llegarán a San Diego.

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