"La exhibición no quiere trampas", dicen los empresarios de cines

Más de 325 pequeños y medianos exhibidores de toda España se reunieron ayer en Madrid para exigir a la Administración que se ocupe de un sector en crisis y para sentar las bases de una organización interna capaz de plantear y defender sus problemas. Según afirmó Moisés Olmos, uno de los promotores del acto, "la exhibición no quiere trampas, porque Pilar Miró nos ha traicionado a la pequeña y mediana empresa".Las conclusiones de la asamblea fueron: eliminación de contratos en base a lotes preestablecidos por los distribuidores, gestión de porcentajes más justos y contratación de películas a tanto alzado en una cuantía preestablecida, así como recomendaciones a la Administración para que ayuden al cine en las pequeñas localidades. Según estos profesionales pueden desaparecer 2.000 salas si no se toman medidas urgentes.

Acudió a última hora a la reunión Ramón Cercós, subsecretario de Protección al Cine, que en ausencia de Fernando Méndez Leite, director del Instituto Nacional de Cinematografía, contestó a las preguntas de los exhibidores.

Los pequeños y medianos empresarios reunidos representaban a un total de 1.422 salas de cine, la mitad de las existentes en España. Se recibieron, según se dijo en la asamblea, cerca de 500 llamadas y telegramas de adhesión. Los exhibidores exigen a la Administración que se cumpla la legislación "dispersa", que no se observa, sobre todo en las medidas de protección frente al vídeo, y afirmaron que el vídeo pirata funciona con normalidad en muchas poblaciones.

Propusieron que se elimine el sistema de listas cerradas, según el cual deben comprar una película taquillera junto a otras que en ocasiones no se llegan a proyectar, que disminuyeran los impuestos y los porcentajes para los distribuidores en pequeñas poblaciones y que se tuviera en cuenta la competencia desleal de los organismos oficiales, que organizan proyecciones con frecuencia. Los exhibidores quieren que las normas que se les aplican y los porcentajes que deben pagar se equiparen con los de otros países de la CE.

Un empresario de Aranjuez llegó a preguntar: "¿Para qué estamos en el Ministerio de Cultura? No nos pueden decir que estamos en un mercado libre". Ramón Cercós, por su parte, dijo que había que tener en cuenta la fuerte competencia de las nuevas tecnologías y que tenía que armonizar intereses contrapuestos. Se refirió a la pobreza de su presupuesto y afirmó que el ministerio estaba muy receptivo ante los graves problemas del sector. "Pero", dijo, "lo que no podemos admitir es que no se observe el control de taquilla".

Para Cercós hay un fenómeno de predilección de la producción frente a los restantes sectores. "De lo que se trata", dijo "es de establecer unas reglas más justas". Respecto a la competencia con el vídeo, reconoció que el pasado año había 12 inspectores para perseguir los fraudes del cine y del vídeo, pero que no pudieron salir del ministerio porque no había dinero para dietas.