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Historia de una marquesa huidiza

Las autoridades españolas estudian la forma de recuperar el lienzo de Goya 'La marquesa de Santa Cruz' y terminar con sus peripecias

En 1805, Francisco de Goya y Lucientes tenía 59 años y ya era un pintor cotizado. Conseguir de él un retrato requería tener buenas recomendaciones, y los que finalmente lo lograban podían elegir entre dos precios. Resultaba más económico si no aparecían las manos, lo que se denominaba un retrato de tinaja. Sin duda los marqueses de Santa Cruz consiguieron las prebendas necesarias y se mostraron, además, dispuestos a no escatimar medios. La marquesa, doña Joaquina Téllez-Girón y Alonso Pimentel, hija de los duques de Osuna y casada con el marqués de Santa Cruz, posó para el artista en un retrato que seguramente fue la envidia de los cortesanos del momento. No sólo figuran sus manos, sino el cuerpo entero. Aparece tumbada, con un rizado mechón de pelo sobre su blanco cuello, un detalle que siglo y medio más tarde serviría para probar su autenticidad.El retrato de la marquesa perteneció a la familia Santa Cruz y presidió seguramente el salón principal de su residencia hasta una fecha indeterminada. En 1910 o 1915, según el estudioso Sánchez Cantón, aparece la obra en depósito en el Banco de España. Es propiedad entonces de la infanta María Luisa, el marqués de Zahara y María Josefa de Silva, sin que se haya podido establecer cómo llegó a sus manos. En uno de los primeros intentos de catalogar las obras del artista aragonés, la obra de Bevuete y Moret Goya pintor de retratos, de 1916, el lienzo aparece, sin embargo, como propiedad del conde de Pie de Concha, quien, al parecer, fue el segundo propietario tras los marqueses de Santa Cruz.

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Reclamar, entender, pujar en la subasta

Primer centenario

El primer centenario de la muerte del pintor, en 1928, fue motivo de una ambiciosa exposición en el museo del Prado. Con el número 54 y reproducción figura en el catálogo de la muestra la obra La marquesa de Santa Cruz. La descripción especifica: "un rizado mechón de pelo cae sobre su pecho blanco". Esta es la primera y única vez que el lienzo se exhibió públicamente en España. Figuran como propietarios, de nuevo, la infanta María Luisa, el marqués de Zahara y María Josefa de Silva.Tras la guerra civil española, se inica una de las peripecias más oscuras del cuadro. Se ha dicho que el cuadro gustó a Franco por el símbolo en la base de la lira de la marquesa, que recuerda una cruz gamada, y se hizo con él en Londres en 1941, aunque no existe ninguna constancia escrita, para ofrecérselo a Goering y Hitler. Hay quien vio el lienzo en alguna dependencia del Pardo. Se desconocen también los motivos por los que el lienzo de Goya estaba en Londres en aquellas fechas.

Hitler nunca recibió el regalo. Quizá Franco no llegó a comprarlo nunca. Quizá siguió en Londres durante algunos años. Hay constancia escrita, recuerda el estudioso del arte José López Rey, de que La marquesa de Santa Cruz fue adquirido en el año 1947 por el banquero Félix Valdés en Bilbao. No consta quién fue el vendedor, pero sí el precio de la adquisición: 1.600.000 pesetas. Desde entonces figuró en la colección Valdés.

Así aparece, en 1961, en la exposición sobre el artista que organizó el museo Jaquemart-André de París. Esta es la última vez que el lienzo fue visto públicamente. A finales de los años sesenta el histonador de arte José López Rey, residente entonces en EE UU, es requerido por un marchante para que dictamine sobre la autenticidad de La marquesa de Santa Cruz. López Rey estudia entonces el cuadro y dictamina su falsedad. La marquesa que no tiene un mechón de pelo sobre el pecho no fue pintada por Francisco de Goya. No todos los especialistas coinciden con López Rey, aunque sí los más prestigiosos. En el catálogo de Gudiol, el último de Goya realizado hasta la fecha, figuran, sin embargo, las dos marquesas como verdaderas, con los números 496 y 497. Una prestigiosa firma barcelonesa de reproducciones, la casa Mas, tiene en sus archivos la reproducción de ambas marquesas -las dos fotos fueron publicadas por este periódico el pasado jueves 28 de enero. Ambas reproducciones datan de 1961, cuando el verdadero estaba expuesto en París y el falso en el County Museum de Los Ángeles.

En junio de 1983, las autoridades españoles manífiestan sus sospechas de que La marquesa de Santa Cruz ha salido de España sin los permisos pertinentes. Parece ser que dichas sospechas se basan en la publicación de la noticia de que alguien ha intentado venderlo al Museo Paul Getty de Los Ángeles. La pinacoteca, alertada por las autoridades españolas, no compra el cuadro. El entonces director general de Bellas Artes, Manuel Fernández Miranda, denuncia el caso en la Fiscalía del Estado. Los datos empiezan a aparecer. Pedro Antonio Saorín, un mallorquín con negocios en Argentina, fue el que compró el cuadro a la familia Valdés por 25 millones de pesetas. El precio declarado se estima irrisorio en el Ministerio de Cultura. Por las mismas fechas se tienen noticias de que se le ofreció el lienzo a un museo de Boston.

Es precisamente en Los Ángeles donde había estado la otra marquesa. De nuevo ambos cuadros se cruzan en el camino. Cinco años antes, en 1978, el County Museum de Los Ángeles había vendido en pública subasta el lienzo La marquesa de Santa Cruz como un Goya auténtico. La mayoría de los expertos opina que este cuadro es falso. Una persona o un organimso, cuya identidad no fue revelada, lo compró, no obstante, como un Goya. Desde entonces no se ha vuelto a saber nada de la marquesa sin mechón.

Las autoridades españolas han estado demasiado ocupadas en la búsqueda de la, al parecer, obra auténtica como para preocuparse por una réplica que, según los estudiosos, nunca ha salido de Estados Unidos. La Brigada española de Delitos contra el Patrimonio Artístico ha rastreado todas las pistas posibles desde 1983. Investigaciones policiales que ahora obran en poder del Juzgado de Instrucción número 17 de Madrid. Según Manuel Fernández Miranda, una de las hipótesis de la policía es que Saorín había sacado el cuadro directamente desde Bilbao. También llegaron a precisar que quizá el mallorquín lo sacó en un yate que partió desde Palma.

En 1984, las pesquisas apuntaban la posibilidad de que La marquesa estuviera en Londres o en Suiza y las autoridades españolas cursan el 29 de agosto de 1984 órdenes a la Interpol para que detenga a Pedro Antonio Saorín y al marchante Michael Simpson. Al mismo tiempo, advierten a los principales museos del mundo sobre la situación ¡legal del cuadro.

Rastro perdido

Saorín fue localizado en Argentina y, siguiendo la petición de la policía española, fue detenido e interrogado, pero puesto en libertad inmediatamente. Según han informado fuentes jurídicas, hay una petición de extradición a Argentina y una comisión rogatoria a Suiza por "contrabando" de obra de arte. En este último país se desestimó la petición al. no estar contemplado el contrabando como delito. Según algunas fuentes, la policía española incluso se llegó a apostar frente a la casa de Saorín en Mallorca, pero el empresario nunca regresó a su domicilio.Lord Wimborne lo ha contado ahora. Él compró el cuadro en Suiza en 1983 a Pedro Saorín Bosch. Para Winborne, que tiene una fundación en París, todos los papeles que le mostró Saorín estaban en regia. El marchante londinense Michael Simpson actuó de intermediario y contra él hay también

una orden de busca y captura de la justicia española. Winborne no ha declarado cuánto dinero pagó por La marquesa y no le cabe duda que es de su propiedad. Así figura en el catálogo de la subasta del 11 de abril en Christie's.

Todos los datos hacen sospechar que la policía española no ha tenido hasta esta semana noticias de aquella transacción ni de lord Wimborne. Es muy probable que las autoridades españolas hubieran perdido todo rastro de Saorín y La marquesa hace ya cuando menos un año. En todo caso, y según ha admitido un portavoz del Ministerio de Cultura, la noticia publicada por el periódico londinense Sunday Times fue una sorpresa esperanzadora. Después de más de dos años, se encontraba el cuadro de Goya de la forma más insospechada: a través de la Prensa y de una prestigiosa casa de subastas, Christie's. El Sunday Times informaba que Christie's subastaría el cuadro el próximo 11 de abril en Londres y que podría batir el récord de los 1.700 millones de pesetas pagados por un solo lienzo.

Cobrar un favor

Pedro Antonio Saorín Bosch, además de rico, ha de ser un hombre inteligente. Ya en marzo de 1983 se puso en contacto con el marchante londinense de arte Michael Simpson, al que Saorín explicó que pensaba comprar la obra a la familia Valdés y que podría sacarla de España como forma de cobrarse un favor que el Gobierno español le debía. Simpson recomendó entonces al grupo de lord Wimborne que comprase el cuadro a Saorín. La empresa Lord Wimborne, con sede en París, figura en la capital francesa como "club privado". De ser cierta esta versión y sus fechas, podría ser entonces que aquellas ofertas realizadas en 1983 al Museo Paul Getty y al Museo de Boston correspondiesen a la marquesa sin rizo. Aquellas ofertas, sin embargo, como ya se ha dicho, fueron las que alertaron en 1983 a las autoridades españolas sobre la posibilidad de que La marquesa de Santa Cruz hubiese salido de España. Un extremo que entonces negó rotundamente un portavoz de la familia Valdés. Posteriormente, la familia Valdés ha permanecido ilocalizable.

Lo que sí se ha podido localizar por fin es el cuadro de Francisco de Goya. Está en Londres, en el número 8 de King Street, sede central de Christie's, y su dueño es conocido: el grupo de Lord Winborne. "Hasta ahora no podíamos reclamarlo", decían esta semana en el Ministerio de Cultura, "porque no sabíamos a quién reclamárselo, sencillamente". Todo hace suponer que el optimismo tenía que haber cundido en las autoridades españolas. Sin embargo, esta huidiza marquesa, que sólo se ha dejado ver una vez en público en su propio país, no es tan fácil de conseguir. El Ministerio de Cultura no las tiene todas consigo. Wimborne no está dispuesto a permitir que le quiten lo que considera suyo, como declaraba rotundamente a la Prensa británica y a la española. No admite la reclamación del Gobierno español. En Cultura aseguran que están trabajando en ello, que van a ir la tope", que han de conseguir el cuadro. El lienzo forma parte del Inventario General de Bienes del Patrimonio Histórico español, pero legalmente no es sencillo hacerse con él. Quizá tengamos que ver cómo un representante español puja en Londres por conseguir un cuadro que nunca debió dejarnos.

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