Galardón para la utopía de Lanzarote
CARMELO MARTÍN, La isla de Lanzarote, perteneciente a la provincia oriental del archipiélago canario, ha sido distinguida por la organización Europa Nostra, vinculada al Consejo de Europa, con un premio internacional por la actuación urbanística en su territorio y su adecuación al medio ambiente. Se trata, en gran medida, del reconocimiento a la obra de casi 20 años del artista y ecologista César Manrique, que ha logrado con su iniciativa personal mentalizar a autoridades y habitantes de su isla natal sobre el obligado respeto a la naturaleza. Dicha labor, según dijo ayer a EL PAÍS, corre el riesgo de fracasar si no se evita la carrera especulativa de los empresarios turísticos.
Lanzarote es una pequeña isla, de 861 kilómetros cuadrados, que destaca por su equilibrado desarrollo. "La transformación que ha experimentado en los últimos años ha tenido un bajo coste medioambiental. Es el lugar de España donde se ha crecido de forma más armónica, bajo un control estricto de las construcciones", señaló José Miguel González, director provincial del Instituto de la Conservación de la Naturaleza (Icona). El origen volcánico de la isla y su emplazamiento en el borde occidental de África, en una zona de tránsito de la corteza continental a la oceánica, la describen como el resultado de un choque de la placa africana con la euroasiática. En esta isla se encuentra la cueva de los Verdes que es el tubo volcánico más largo del mundo, y el parque nacional de Timanfaya, uno de los cuatro espacios de este tipo existentes en el archipiélago.Las particulares características geológicas de la isla la han convertido con el paso del tiempo en un auténtico museo natural de lava, de especial interés para los vulcanólogos. El campesino conejero (apelativo con el que se conoce a sus habitantes) ha sostenido una fatigosa lucha contra el medio para hacer de sus tierras, aparentemente yermas, lugares fértiles mediante sistemas originales de cultivo, como los enarenados (suelos recubiertos con picón, para condensar y mantener la humedad atmosférica) y las gerias (método de protección de las parras de vid con muros de piedras).
César Manrique impulsó a partir de 1968 una campaña de defensa de los valores ecológicos como régimen ideal para la calidad de la vida. Con este código de amor a la naturaleza consiguió generar una disciplina urbanística duradera. En las carreteras y el paisaje de la isla fueron prohibidos los carteles publicitarios y las casas uniformaron su integración en el entorno. "Todo puede irse ahora a pique", declaró ayer a EL PAÍS tras conocer el premio. "Estamos siendo invadidos, Lanzarote se hunde por la especulación y la voracidad de hoteles, apartamentos y turistas, que amenazan la capacidad de resistencia de nuestro pequeño suelo".
En este sentido, la distinción de Europa Nostra llega en un momento oportuno, cuando la imagen internacional de Lanzarote como isla utópica corre peligro. Manrique anunció que hará público un manifiesto sobre esta grave situación sobre una reunión de sociólogos, urbanistas y artistas de la República Federal de Alemania, que tendrá lugar a finales de este mes en Lanzarote.
El presidente del cabildo insular, Enrique Pérez Parrilla, reconoció el estado de inquietud existente por este motivo, como en el caso concreto del municipio de Yaiza (véase EL PAÍS del 17 de enero de 1986), y dijo que las autoridades intentarán evitar el caos.
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