La mala conciencia

Decía James Joyce, refiriéndose a su país, Irlanda, "esa puerca que devora a sus hijos". Pues bien, este epíteto es también extensible a nuestro país; me explico: sentí vergüenza de ser español al ver la farsa de la falsa caridad con el tema montado de solidaridad con Colombia por el desastre del Nevado del Ruiz. De principio quiero decir que soy solidario con las víctimas habidas allí y que mi crítica no va contra ellas, sino contra los creadores de la gran farsa. Tampoco quiero que se entienda esta carta como una arenga chovinista de lo español -nada más lejos de mi ánimo-, sino tan sólo intentar poner las cosas en su justo término.Aclaro: mi solidaridad con las víctimas del Nevado del Ruiz, pero por supuesto mi total solidaridad con los 8.000.000 de ciudadanos de este europeo país que, según Cáritas Española, están catalogados como pobres, aunque tal vez sería mejor llamarlos europobres; mi solidaridad con los cientos de mendigos que han tenido que pernoctar en unas lúgubres estaciones de metro, estampa del más crudo e impenitente realismo social; mi solidaridad con los cientos de miles de españoles/as que no tienen los mínimos recursos para tener una vida digna; mi solidaridad con los cientos de reconvertidos en la industria española, sin que el PSOE les haya donado ningún talón de 1.000.000 de pesetas; a fin de cuentas, mi solidaridad con todos los parias de este Estado, porque a fin de cuentas son los que me duelen más directamente.

Nuestra bienpensante sociedad, institucional y privada, ha hecho con este acto una lavada de moral y se han desprendido de alrededor de 140.000.000 de pesetas para las víctimas del Nevado del Ruiz; mientras tanto, el olvido para las víctimas sociales de la cotidiana y ancestral injusticia española, toda una estampa del más puro barroquismo; ellos piensan: "Seamos justos con los del exterior, para poder seguir siendo injustos con los del interior".

También me parece grave que Sus Majestades se hayan dignado presidir esa gran farsa. Me gustaría ver a sus egregias personas presidiendo algún festival o acto, gala, concierto, etcétera, en favor de los pobres, de los parados, de los esquilmados pensionistas de este su reino. Eso es lo que me entristece y lo que me duele, pues lo que han hecho es un acto bonito, chic, esnob y progre, pero totalmente injusto e insolidario. Y no sigo escribiendo porque saldrían cosas más duras.-