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"CUMBRE" EN GINEBRA

La URSS expresa en Ginebra su deseo de retirarse de Afganistán

Pilar Bonet

ENVIADA ESPECIAL Un alto portavoz de la Unión Soviética reconoció ayer que a su país le desagrada tener tropas en Afganistán, y afirmó que la repatriación de dichos efectivos constituye uno de los principales objetivos de la política exterior del Kremlin. "Realmente, no nos hace muy felices tener tropas en Afganistán. (...) Sacarlas de allí es uno de nuestros objetivos prioritarios", declaró, en efecto, Nikolai Shushkin, miembro del Comité Central del Partido Comunista de la URSS. Su comentario parece indicar un nuevo gesto de flexibilidad de Moscú ante la cumbre soviético-norteamericana que comienza el martes.

La URSS se ha adelantado a EE UU en Ginebra con una ofensiva ante la opinión pública que incluye insinuaciones de que habrá una nueva propuesta de Moscú. Los representantes norteamericanos mantenían, en cambio, hasta ayer una actitud mucho más reservada, y se mostraban menos disponibles.

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Desde el viernes, un equipo de elite, que encabeza el jefe del Departamento de Información Internacional del Comité Central del PCUS, Leonid Zamiatin, organizaba encuentros con los periodistas que comenzaron a llegar -hay un total de 3.000 corresponsales acreditados- para informarles de los puntos de vista de la URSS en los diferentes temas que van a ser abordados entre Gorbachov y Reagan: armamento, conflictos regionales y derechos humanos, entre otros.

El equipo soviético encargado de dirigirse a los enviados especiales de los medios de comunicación cuenta entre sus miembros con el académico Giorgi Arbatov, jefe del Instituto de Estados Unidos y Canadá, y el académico Evgeni Primakov, el nuevo director del Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales, así como con el general Nikolai Tcherkov, representante del Alto Estado Mayor soviético.

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Portavoces soviéticos sugieren que Gorbachov hará una nueva propuesta

Viene de la primera, páginaEl equipo nortemericano comíenza hoy, con dos días de retraso, su actuación ante la opinión pública, con la presencia del asesor presidencial en materia de armamento, Robert McFarlane.

El presidente Reagan y su esposa, Nancy, llegaron anoche a Ginebra. Su programa para hoy incluye un paseo por el jardín de su residencia, la Maison de Saussure. Mijail Gorbachov llega el lunes a esta ciudad suiza, donde ayer no pudo ser confirmada la información de que podría haber un tercer día de negociaciones entre los dos dirigentes.

En el marco de los conflictos regionales, Primakov, que hasta hace muy poco ha dirigido el Instituto de Oriente Próximo, se refirió a un eventual restablecimiento de relaciones con Israel; no reiteró las tradicionales condiciones soviéticas, a saber, la retirada de Israel de los territorios ocupados a partir de 1967. Primakov ligó la normalización de relaciones a una conferencia internacional con participación de Israel y representantes de los palestinos. Sobre Afganistán, el representante soviético, Nikolai Shushkin, admitió que el número de tropas de su país y el número de víctimas soviéticas en aquel Estado vecino han aumentado.

Comentando las palabras de Gorbachov, según las cuales la URSS no va a Ginebra "con las manos vacías", otro representante soviético, Albert Blasov, manifestó que el contenido de las manos de Gorbachov "será muy interesante", y sugirió con ello la posibilidad de que se haga una nueva propuesta. Esta hipótesis, que tendría lugar en el terreno del armamento, era también reflejada por los cuatro corresponsales del periódico Pravda en Ginebra. Los enviados epeciales señalaban que de Washington llegan señales contradictorias, una idea que está también en boca de los funcionarios soviéticos cuando tratan de explicar que todavía es posible esperar alguna cosa de la cumbre.

Diez ciudadanos soviéticos casados con extranjeros serán autorizados a abandonar la Unión Soviética, entre ellos Abe Stolar, uno de los casos de denegación de visado más conflictivos de los que existían hasta ahora, según informó ayer la Embajada de la URSS en Washington.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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