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Jordi Pujol

criticó los presupuestos de 1986 elaborados por Solchaga, afirmando que no corresponden a una etapa de austerídad sino a un momento electoralista -con muchas transferencias a los ayuntamientos y diputaciones y pocas a las comunidades autónomas-, en una cena celebrada el martes con un grupo seleccionado de periodistas. Dijo que los ayuntamientos catalanes sí que reciben dinero para desarrollar sus iniciativas, interpretando que todo ello forma parte de un plan para asfixiar económicamente a la Generalitat.

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