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LA POLÉMICA SOBRE LA INTERRUPCIÓN DEL EMBARAZO

Graves dificultades para aplicar en Cataluña la ley de despenalización del aborto

Milagros Pérez Oliva

Carmen M. S., de 39 años, embarazada de 21 semanas, puede finalmente abortar en un centro asistencial de Barcelona por cuenta de la Seguridad Social, después de tres días de intensas gestiones personales del subdirector general de Asistencia Sanitaria de la Generalitat, Jaume Berguedà. Casada, madre de cuatro hijos, el quinto embarazo, considerado de alto riesgo, fue sometido a un análisis cromosomático que reveló la clara existencia de un síndrome de Down (mongolismo). El diagnóstico fue realizado el 30 de septiembre pasado y hasta ayer no se resolvió dónde podría abortar. Este caso ha puesto de manifiesto la dificultad con que la ley se está aplicando en Cataluña, donde únicamente seis centros, ninguno de ellos de la Seguridad Social, están dispuestos a practicar abortos

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¿Un problema irresoluble?

La mayoría de estos seis hospitales que se han declarado dispuestos a practicar abortos ha comenzado ya a rechazar a las mujeres enviadas por el Instituto Catalán de la Salud (ICS) cuyo domicilio no se encuentre en su propia área asistencial. La razón es que no quieren ser considerados los aborristas de Cataluña, como despectivamente se refieren a ellos los médicos de otros hospitales que presionan para que la ley no pueda aplicarse.Ésta fue la causa por la que ayer mismo el director del hospital del Mar, Carlos Humet, se negara a aceptar a Carmen M. S., de Sabadell, a pesar de la insistencia del subdirector general de Asistencia Sanitaria, Jaume Berguedá. "Nosotros no tenemos especiales ganas de practicar abortos, pero somos un centro público y consideramos que nuestra obligación es hacer posible que se cumpla la ley. Pero, desde luego, no estamos dispuestos a cargar con todos los abortos que se produzcan en Cataluña".

Razones humanitarias

El hospital del Mar y el de la Esperanza, ambos de titularidad municipal, son los únicos en Barcelona que han aceptado practicar abortos. El hospital de la Esperanza ha sido el que, en última instancia, y por razones humanitarias, ha accedido a aceptar a la embarazada de Sabadell, que ha entrado ya en las 22 semanas de gestación, el tope máximo previsto en la ley de despenalización vigente.Jaume Berguedá declaró anteayer, mientras trataba de solucionar el problema, que en este caso el aborto se realizaría igualmente aunque superase el tope previsto por la ley, pues está claro que si no puede practicarse dentro del plazo es por causas totalmente ajenas a la embarazada. Carmen M. S. será internada hoy en el. hospital de la Esperanza, después de haberlo solicitado previamente y haber obtenido respuesta negativa en otros cuatro centros.

Gran sufrimiento psicológico

Carmen M. S. podrá finalmente abortar, si no surgen imprevistos, después de varias semanas de un intenso sufrimiento psicológico provocado por la constante ansiedad de no saber si su caso se resolvería o no. "Tengo cuatro hijos, ya me había hecho a la idea de criar el quinto, pero cuando supe que sería mongólico, decidí que era mejor que no llegara a nacer. Ha sido horrible. Estoy destrozada".Las gestiones de la autoridad sanitaria han ido acompañadas de constantes protestas de los grupos feministas. Ayer tarde, un grupo de mujeres y algunos hombres se concentraron ante la delegación del ICS en Sabadell.

Corte de tráfico

El acto había sido organizado por el Grup de Dones de Sabadell, para exigir que Carmen M. S. pudiera abortar, informa Manuel Moreno.Los congregados interrumpieron momentáneamente la circulación rodada en,la carretera N- 150, junto a la cual se encuentra la sede del ICS.

Durante el corte de tráfico, el conductor del camión matrícula B-787.066, de la empresa Transportes Vicente, intentó atravesar la fila de personas, lo que logró finalmente, llevándose por delante la pancarta firmada por el Grup de Dones.

El conductor del camión tuvo que pararse ante un semáforo en rojo situado a unos 300 metros de distancia.

Mientras esperaba a que el semáforo, estuviera verde, los manifestantes corrieron hasta dar alcance al camión.

El conductor fue obligado a salir de la cabina y cayó al suelo, recibiendo varios golpes mientras intentaba defenderse.

Las manifestantes le increparon y algunas de ellas desataron las cuerdas del toldo mientras otras le arrojaron gravilla.

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