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El cambio en el impuesto sobre la renta

Una reforma para tapar agujeros

Hacienda fija para el 46% de los contribuyentes tipos más altos que los de rentas muy superiores

La reforma fiscal propuesta por el Gobierno para su aprobación en las Cortes contiene una novedad histórica: por primera vez se rebajan los impuestos. El proyecto de ley para la reforma del impuesto sobre la renta contiene otras modificaciones importantes, como la supresión de algunos mecanismos legales que resultaban fiscalmente injustos y la corrección del agravio comparativo que sufren las rentas de los cónyuges que trabajan con respecto a los contribuyentes solteros. Sin embargo, la propuesta del Gobierno representa un trato discriminatorio para el 46,63% de los contribuyentes. Quienes ingresen al año entre 800.000 y 1.200.000 pesetas sufrirán unos tipos marginales más elevados que los de rentas muy superiores.

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El impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) es un tributo directo, personal y de carácter progresivo, ya que grava los ingresos "en función de su cuantía y de las circunstancias personales y familiares" que concurren en los contribuyentes. Tras seis años de vigencia (comenzó a aplicarse el 1 de enero de 1979), el Gobierno cree llegado el momento de proceder a su reforma porque una parte de esa progresividad pretendida por el legislador nunca llegó a alcanzarse. Se trata, en palabras del secretario general de Hacienda, Juan Francisco Martín Seco, de "cerrar algunos agujeros claros que permiten a algunos contribuyentes con rentas altas pagar apenas impuestos".Hacienda pretende solucionar cuatro tipos de problemas en el impuesto: discriminación comparativa de las rentas del trabajo, baja aportación de las rentas elevadas, prácticas abusivas en las deducciones y tratamiento riguroso sobre los ingresos de las unidades familiares en las que trabaja más de una persona. La convicción en el ministerio es que tras estos cambios el impuesto quedará suficientemente apuntalado, lo que permitirá funcionar sin las sucesivas modificaciones que confunden cada año al contribuyente. La reforma coincide con la implantación del impuesto sobre el valor añadido (IVA), que modificará la tributación sobre el consumo y que obligará, a la vez, a reestructurar el régimen de estimación objetiva singular.

A los objetivos de equidad o simplificación, según los casos, perseguidos en la reforma, se suma el de que el IRPF se utiliza también como instrumento para influir en la evolución de la coyuntura económica. Así, las modificaciones propuestas por el Gobierno son continuación y complemento de las medidas urgentes adoptadas en abril. La reducción de las retenciones a cuenta del impuesto sobre la renta entonces aprobada iba unida al compromiso de reducir la tarifa.

También el convencimiento de, que los mayores ingresos sólo pueden conseguirse luchando eficazmente contra un fraude fiscal tan elevado como el déficit público, pues las rentas del trabajo contribuyen con más de un 85% a la recaudación total del impuesto, mientras su participación en el producto nacional es del 65%. La contribución de empresarios y agricultores es de un 5%, de un 3,5% la de profesionales y de un 6% la del capital mobiliario.

Discriminación marginal

Para el próximo año, con el juego de las deducciones, las rentas de hasta 500.000 pesetas anuales no pagarán impuesto sobre la renta. Sin embargo, las comprendidas entre 800.000 y 1.200.000, también de nivel modesto, se ven sorprendentemente gravadas con un tipo marginal excesivo (véase el cuadro de la página siguiente), que contradice el principio de progresividad del impuesto. Los restos de hasta 200.000 pesetas en estas categorías de ingresos sufrirán gravámenes superiores a los correspondientes a rentas dos. y tres veces superiores. La explicación técnica puede ser que sufren más directamente el enlace desde cero a la escala progresiva del impuesto. Pero a la medida no pueden ser ajenas razones recaudatorias, pues no en balde afectará a casi tres millones de contribuyen tes, exactamente al 46,63% del total de declarantes.Además, en estos tramos se produce una fuerte distancia entre las retenciones aplicadas desde mediados de este año y los tipos medios que resultan a pagar (entre 7 y 10 puntos), con lo que en la próxima declaración las diferencias netas a pagar a Hacienda pueden ser importantes.

Otra de las modificaciones importantes se refiere a la contribución de las rentas acumuladas en la unidad familiar. La consideración de la familia como una sola unidad de contribuyente supone una penalización evidente para los casos en que trabaja más de uno de sus integrantes, en comparación con las declaraciones presentadas por separado. En algunos casos el tipo marginal de la imposición actúa de tal manera sobre las rentas acumuladas que se convierte en un factor disuasorio del trabajo asalariado de la mujer casada. Además de mantener las deducciones generales que se añaden por razón de matrimonio (hasta 44.000 pesetas), Hacienda propone un sistema variable que compensará en parte esa penalización.

El sistema, basado en una fórmula polinómica original, compleja y de difícil comprensión, mantiene un 25% del exceso de gravamen. Y para el 70% del 1.067.596 matrimonios afectados en la próxima declaración sólo aporta deducciones de 10.000 pesetas, que en buena parte absorberán los servicios del asesor fiscal, cada vez más necesario para realizar la declaración.

La polémica familiar

Aunque corrige una situación de desventaja frente a los solteros, la solución adoptada abre un nuevo frente de polémica. A partir de ahora las familias estarán sometidas a diferentes tipos de gravamen según las rentas las generen una o más personas. El autor del proyecto argumenta para este caso el grado de bienestar que aporta a la familia el tiempo libre delcónyuge que no. trabaja. El nuevo sistema de declaración de minusvalías y plusvalías, que en el futuro sólo podrán compensarse entre sí, supone un cambio radical. En 1984 se declararon disminuciones patrimoniales por valor de 124.000 millones de pesetas (un 63% más que un año antes), e incrementos por valor de 42.400 millones. Esta diferencia ha ido progresivamente en aumento desde 1979. Este margen legal era utilizado por grandes contribuyentes para saldar a cero sus impuestos. El mecanismo más usual era vender grandes paquetes de acciones desvalorizadas y resarcirse de las pérdidas en la liquidacíón de la renta.También el régimen de transparencia fiscal ha sido utilizado con fines distintos para los que fue creado. Fuentes de Economía han destacado que en los últimos años ha proliferado un "movido mercado de empresas en pérdidas, muy atractivo para evitar impuestos". La nueva filosofía es que una sociedad que sólo pierde dinero debe cerrarse.

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