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EE UU reacciona con cautela y recelo a la nueva ofensiva diplomática de Moscú

Francisco G. Basterra

Estados Unidos ha respondido con una mezcla de cautela y recelo a la ofensiva de seducción y propaganda lanzada por el líder soviético, Mijail Gorbachov, en su viaje a Francia sólo mes y medio antes de la cumbre que le enfrentará a Ronald Reagan en Ginebra. La Casa Blanca se vio sorprendida ayer por el último conejo sacado del sombrero de Gorbachov: la oferta de negociar separadamente con Francia y el Reino Unido sobre sus fuerzas nucleares independientes. Ronald Reagan manifestó que eso contituye "un cambio de posición de la URSS". Para el presidente norteamericano el conjunto de la oferta soviética es un "signo positivo" que espera que "sirva de base para futuras discusiones". Un portavoz presidencial se fimitó a decir que "Ginebra es el lugar adecuado para negociar el control de armamentos".Los temores de Estados Unidos están provocados sobre todo por la posibilidad de que la ofensiva soviética, ya esperada, pero no con esta fuerza, consiga provocar una separación entre los aliados europeos de la OTAN y Washington. Éste sería, según la Administración norteamericana, el principal objetivo de la visita del secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética a Francia.

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Reagan ha convocado una minicumbre de los siete grandes occidentales el 24 de octubre en Nueva York, en un intento de lograr la cohesión de los aliados ante su reunión con Gorbachov en Ginebra. Sin embargo, este laudable propósito ha sido mal planificado y anunciado con excesiva celeridad, provocando el efecto contrarío al que se buscaba. François Mitterrand, irritado por no haber sido avisado de la reunión antes de su anuncio, no acudirá.

Reunión en Bruselas

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Los menos grandes, con Bélgica y Holanda al frente, han encabezado la llamada rebelión de los pequeños, exigiendo una reunión de todos los miembros de la OTAN como foro adecuado para que Reagan consulte a los aliados antes de la cumbre. El Departamento de Estado norteamericano anunció ayer que esta reunión se va a celebrar en Bruselas en fecha aún por determinar.

Washington ha optado por no entrar en esta batalla propagandística de gestos y prefiere el oscuro foro de las negociaciones de Ginebra. Pero esta actitud es también la admisión de que la oferta soviética es seria y merece ser discutida. Max Kampelman, jefe de la delegación norteamericana en las negociaciones de Ginebra, ha regresado a Washington para informar a la Administración sobre la propuesta de la URSS. Kanipelman ha definido la oferta como "niuy compleja y muy condicionada", advirtiendo que es importante prestar atención a la letra pequeña.

Mientras, EE UU sigue adelante con las pruebas relacionadas con la Iniciativa de Defensa Estratégica. Caspar Weinberger, secretario de Defensa, anunció ayer que había sido un éxito el primer intento de seguir un misil con un laser basado en tierra. "Por primera vez hemos demostrado nuestra capacidad para seguir un cohete ruidoso en el espacio tras ajustar el rayo a la distorsión atmosférica", dijo.

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