La muestra editorial Liber 85 se abre con preocupación ante la entrada de España en la CEE

La Federación de Gremios de Editores acaba de presentar un resumen de los problemas por los que atraviesa la industria del libro. El aumento de los precios de venta tras la aplicación del IVA (impuesto sobre el valor añadido), la crisis de impagados de Latinoamérica y la escasez de los presupuestos oficiales para la dotación de bibliotecas son algunas de las preocupaciones que se pondrán de manifiesto hoy en la inauguración del Tercer Salón Internacional del Libro Español, que este año se celebra en el Palacio de Cristal de la Casa de Campo de Madrid. La feria se presentó ayer en Barcelona -sede alternativa de la muestra-, y el pasado viernes, en la capital española. Liber 85 estará abierta desde mañana.

Los editores españoles explicaron el viernes, en una conferencia de prensa celebrada en Madrid, sus temores de que la aplicación del IVA, a partir del próximo mes de enero -fecha del ingreso de España en la Comunidad Económica Europea (CEE)-, provoque una fuerte caída de las ventas de libros. "Según los resultados de un estudio que hemos realizado, el aumento de precio de venta de los libros podrá ser de hasta un 17%", aseguró Jaime Brull, secretario general de la Federación de Gremios de Editores de España.Por su parte, el presidente de la entidad, Francisco Pérez González, aseguró que el IVA se convertirá en un "impuesto a la lectura" y que "sus consecuencias se dejarán sentir, por lo menos, durante los próximos dos años". A esta difícil situación se suman los bajos índices de compra y de lectura de libros que en España se mantienen desde hace años. Citando fuentes del Ministerio de Cultura, los editores recordaron que "algo más del 60% de la población no lee nunca o casi nunca".

También de cara a las relaciones con los países latinoamericanos -"nuestro mercado natural", según los planteamien tos del sector-, la implantación del IVA podría tener consecuencias peligrosas. "Desde siempre hemos defendido la libre circulación del libro dentro de la comunidad hispanohablante", asegura Pérez González, "y, muy probablemente, muchos países no acepten que sus libros comiencen a ser gravados con el 7% cuando se venden en España".

Los editores concluyeron que la entrada española en la Comunidad Económica Europea no les supondrá ninguna ventaja, ya que "los aranceles del papel -cuya eliminación podría abaratar el precio de los libros- no desaparecen hasta dentro de siete años".

La crisis y la industria

Es muy probable que a partir de 1986 muchos editores europeos quieran participar en el desnutrido reparto del mercado editorial español, siguiendo los pasos de, por ejemplo, el grupo Berstelman -Plaza y Janés, Círculo de Lectores, etcétera-, que se ha implantado en España con buenos resultados. "La libertad de acceso a los mercados es una de las características de nuestro ingreso en Europa y no nos oponemos a ello", aseguraron los editores, "pero, tras la disminución de las ventajas para editar en España, se advierte una pérdida de interés por invertir aquí".

Respecto a la crisis de empresas del sector -referencia habitual cuando se habla del libro-, aseguraron que sólo tres editoriales presentaron suspensión de pagos durante el último año. "Ello no significa que se haya detenido el proceso de desaparición de editoriales", afirmaron los editores, "ya que, lamentablemente, muchos editores continúan liquidando sus deudas y clausurando sus actividades".

Una política del libro

"Los editores hemos recibido con esperanza la llegada de los socialistas al Gobierno, y no nos gustaría perderlas", aseguró Pérez González, quien a continuación se quejó de los bajos presupuestos que el Gobierno adjudica a la dotación de bibliotecas tanto para la adquisición de títulos como para potenciar su red y fomentar el acceso a las mismas.

Reclamaron, además, una política de promoción del Ebro, que incluya, entre otras cuestiones, la creación o fomento de pequeñas bibliotecas en las aulas, el desarrollo del hábito de lectura en la educación y la coordinación de los servicios de bibliotecas, cuya gestión ya ha sido transferida a las diferentes comunidades autónomas. "Algunas autonomías están más interesadas en la edición de libros que casi siempre se corresponden con las simpatías políticas del autor que en mejorar y coordinar la dotación de sus biblioecas", aseguraron.

En cuanto a los cambios de orientación oficial, lamentaron la próxima desaparición del Instituto Nacional del Libro Español y elogiaron la gestión de su actual director, Rafael Martínez Alés, aunque se mostraron dispuestos a asumir sus competencias. "Actualmente estamos negociando la privatización con el Ministerio de Cultura, pero exigimos que el Gobierno no se cruce de brazos en el futuro. Tenemos criterios claros y proyectos para hacernos cargo de la promoción del libro, pero es necesario ponerlos en marcha conjuntamente", confirmó Pérez González.

Por su parte, Francisco Albarrán, portavoz de los pequeños y medianos editores, recordó las limitaciones culturales que enfrentan los editores y el país en su conjunto. "Según las encuestas oficiales", dijo, "hay en España más de 11 millones de analfabetos funcionales. Los editores deberemos pedir que el Gobierno tome en serio sus propias cifras a la hora de diseñar la política educativa y cultural, siempre y cuando estemos dispuestos a asumir responsabilidad de editar libros provocadores y creativos, que inviten a la lectura".

La celebración de esta tercera edición del Liber en la Casa de Campo de Madrid contará con la asistencia de 28 países -la mayoría de habla castellana- que expondrán sus respectivos fondos de novedades y un programa de actividades culturales que logrará mejorar el interés de ocasiones anteriores. Los organizadores han publicado un catálogo de 6.000 novedades editoriales, aparecidas en diferentes países, junto con el libro Cien españoles que cuentan, 1939-1985, de Luis Suñén y Manuel Rodríguez Rivero, que recoge datos y un fragmento de texto de los autores que han mantenido la tradición literaria de los últimos años.