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Washington inicia la militarización del espacio con la prueba antisatélite

Francisco G. Basterra

Estados Unidos inició anoche la militarización del espacio con la realización de la primera prueba de un arma antisatélite. El presidente, Ronald Reagan dio la orden para que un viejo satélite fuera destruido por un proyectil de 33 centímetros de alto por 30 de diámetro lanzado desde un caza F-15 situado a 320 kilómetros sobre la soleada California.

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Dos sistemas y un objetivo

El experimento realizado ayer contó con una petición de 100 congresistas para que se cancelase y las dudas de importantes sectores científicos y de la opinión pública, y no supone la prueba de elementos que puedan utilizarse en la polémica Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI); pero el asesinato de un satélite hace aparecer más realista la todavía imaginaria guerra de las galaxias.Las dos superpotencias, y sobre todo Estados Unidos, dependen de los satélites para sus comunicaciones militares, para vigilancia de movimientos y para dirigir un eventual conflicto nuclear. La proximidad de la cumbre entre Reagan y el máximo dirigente soviético, Mijail Gorbachov, y el deseo de EE UU de llegar a Ginebra en una posición de fuerza son las claves que explican este experimento, que provocará una fuerte reacción soviética.

El Pentágono confirmó anoche que la prueba se había realizado conforme estaba previsto, y que el arma destruyó el satélite que servía de blanco.

El experimento coincidió con el anuncio de que la pasada semana se probó con éxito la mayor arma láser que posee EE UU, que destruyó un misil intercontinental situado en tierra, en el desierto de Nuevo México. El enorme peso del arma hace imposible por el momento situarla en el espacio.

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100 congresistas pidieron a Reagan que mantuviera la tácita moratoria con la URSS sobre armas antisatélites

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Los opositores a la prueba del arma antisatélite (ASAT) jugaron sin éxito todas sus bazas hasta última hora para conseguir un aplazamiento. En la noche del jueves, 100 congresistas presentaron una carta en la Casa Blanca para pedir al presidente que mantuviera la tácita moratoria existente con los soviéticos desde hace dos años sobré experimentos con armas en el espacio. "Como Estados Unidos depende más de los satélites que la URSS", afirmaba el escrito, "vemos serios riesgos en permitir la proliferación de armas ASAT. Le urgimos a no realizar pruebas en el espacio de esta arma y a controlar rápidamente este nuevo y peligroso campo de competición militar".

Los congresistas, que pedían que se aplazara la prueba hasta después de la cumbre de Ginebra, afirmaban que el sistema soviético antisatélite, que Moscú ha experimentado antes que EE UU, está anticuado, y que la decisión del Gobierno estimulará a la URSS a desarrollarlo. El senador demócrata por Massachusetts John Kerry presentó también el jueves, a la desesperada, una petición para detener la prueba. Con la oposición encabezada por los senadores Barry Goldwater y John Glenn, la propuesta fue derrotada.

Horas antes había fracasado ante un tribunal de Washington un intento legal para detener el experimento. La juez federal Norma Johnson decretó que se trata de "una decisión política que no debe ser decidida en este foro", denegando así la petición de cuatro congresistas y un grupo de científicos. Los demandantes entendían que el presidente había certificado falsamente al Congreso que ha negociado de "buena fe" con los soviéticos una limitación de estas armas.

Como compensación a estas presiones, ayer se anunció la formación de un grupo de apoyo a la guerra de las galaxias en el que se encuentran más de 60 congresistas y alrededor de 90 representantes de grupos políticos, militares y religiosos. Esta formación pretende "un amplio apoyo nacional para evitar que se ceda sobre la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) en la cumbre de noviembre".

Un portavoz del Pentágono dijo ayer que la prueba, es una "necesidad militar", y negó que se realizara para reforzar la posición norteamericana con vistas a la entrevista Reagan-Gorbachov. Sin embargo, fuentes gubernamentales han asegurado que han sido los civiles en la Casa Blanca y en el Pentágono quienes, en contra de la opinión de los militares de la fuerza aé rea, han promovido este experimento antes del plazo previsto por razones políticas. Reagan, y especialmente su secretario de Defensa, Caspar Weinberger, creen que la única forma de negociar con los soviéticos es adoptando posiciones de fuerza.

Ahora, la Administración de Reagan espera que la prueba antisatélite muestre a Moscú que Estados Unidos está dispuesto a responder a todos sus sistemas de armas y mejorarlos. El experimento ASAT es, según esta teoría, un "incentivo" para que la URSS flexibilice sus posiciones en la negociación de armamentos en Ginebra. Para los críticos, esta demostración de resolución tendrá el efecto contrario, provocando una respuesta soviética que conducirá a una escalada en la carrera de armamentos.

Un grupo de científicos e ingenieros norteamericanos ha iniciado una campaña para intentar que sus colegas en todo el país, situados en universidades y empresas privadas, firmen un compromiso negándose a participar en la investigación del sistema de defensa espacial. Un portavoz del Pentágono dijo que no cree que este movimiento tenga consecuencias sobre la SDI.

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