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Arqueólogos estadounidenses encuentran rastros del primer asentamiento que fundó Colón en América

Un grupo de arqueólogos norteamericanos cree tener suficientes pruebas para afirmar que ha encontrado el emplazamiento donde se alzó el primer asentamiento europeo en América. La Navidad, nombre que dio Colón a esta primera fortificación construida con los restos del naufragio de su carabela Santa María en la isla que denominó La Española fue abandonada por Colón para regresar a España en la Niña. A su regreso, encontró tanto La Navidad como los hospitalarios poblados de indios arauacos cercanos a ésta totalmente quemados y partió para no volver. Se perdió el rastro de esta fortificación y hasta hoy no habían podido encontrarse señales de ella.

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La noche anterior a la Navidad de 1492, la nave insignia de Cristóbal Colón, la Santa María, encalló en un arrecife cerca de la costa norte de La Española y zozobró sin remedio. Aceptando la hospitalidad de un jefe arauaco, los tripulantes utilizaron los maderos del naufragio para levantar un asentamiento fortificado en el pueblo indio. Colón dio el nombre de La Navidad a este asentamiento.Dejando a 39 hombres allí, con instrucciones de negociar para conseguir oro, Colón partió hacia España en la Niña. Regresó 11 meses después para encontrar una escena desoladora. Tanto el asentamiento europeo como las poblaciones indias que lo rodeaban habían sido quemadas y todos sus hombres habían muerto. Colón zarpó dejando atrás La Navidad. El lugar y suerte del primer asentamiento europeo en el Nuevo Mundo -el primer punto de sólido contacto entre Europa y las culturas americanas- ha sido un misterio que ha intrigado a los estudiosos desde entonces.

Los arqueólogos están casi seguros hoy de haber descubierto el lugar de la población india a cerca de 16 kilómetros al este de Cabo Haitiano, en la parte de La Española que es el Haití de hoy. Ellos creen que se pueden encontrar tras la pista de los escasos restos de La Navidad.

Un grupo de arqueólogos de la universidad de Florida, tras su tercera temporada de exploraciones sistemáticas, ha comunicado su descubrimiento de numerosos restos de piezas de barro y otros artefactos asociados a los que usaban los arauacos en tiempos de Colón. Se trataba de una extensa población, apropiada a la talla de Guacanacaric, el jefe que dio la bienvenida a Colón.

Enterrados con los artefactos arauacos se encontraron diversos fragmentos de materiales europeos de finales del siglo XV o principios del XVI, un pedazo de cristal veneciano y dos piezas de cerámica española. La gente de este pueblo tuvo intercambios con los europeos, hayan sido los tripulantes de la Santa María u otros.

Aún más sorprendente ha sido la excavación de lo que puede haber sido un pozo. Colón examinó un pozo en las ruinas de La Navidad esperando encontrar oro escondido, según consta en su diario. Los arauacos no cavaban pozos. Dentro del pozo los arqueólogos descubrieron el diente de un cerdo y un hueso de rata, animales introducidos por los europeos en América. Se calcula que el pozo fue construido entre 1492 y 1510.

Kathleen Deagan, directora de la expedición, se muestra cautelosa en sus interpretaciones sobre el descubrimiento. "Es muy probable que se trate del pueblo de Guacanacaric", afirmó, pero "todavía no quiero decir con esto que se trate de La Navidad'.

William Hodges, médico misionero y arqueólogo por vocación, el primero que identificó el lugar, tiene pocas dudas. "Estoy firmemente convencido de que este es el lugar donde se construyó La Navidad", aseguró. "He pasado mucho tiempo explorando este área y le he dedicado mucha atención". Hodges ha practicado la medicina,desde 1958 en el hospital de una misión bautista cercana. En 1974 obtuvo cierto renombre al descubrir los restos de la ciudad española del siglo XVI Puerto Real. "Puede que él esté en lo cierto", señala Deagan, que es directora de antropología en el Museo Estatal de Florida y profesora en la universidad de Florida, en Gainesville.

Según Deagan, la evidencia de que en este poblado se instalaron los hombres de Colón en una o dos casas fortificadas, rodeadas probablemente por una empalizada y un foso, es sólo circunstancial, aunque puede ser conclúyente.

Las excavaciones

Hacia mediados de agosto, los arqueólogos terminaron de analizar la superficie de todo el lugar con el peine fino. Granjeros y jóvenes de la región han ayudado a revisar cada centímetro de la zona. Cientos de muestras han sido recogidas y embarcadas a Gainesville para su posterior análisis. Los descubrimientos de este verano no verán resultados hasta dentro de unos meses. Los restos del vidrio veneciano, el diente de cerdo y el hueso de rata fueron también descubiertos entre los muchos objetos llevados a analizar el año pasado. Las nuevas excavaciones no comenzaron hasta hace dos semanas, después de haber hecho todo el trabajo de exploración. Deagan tenía cinco hoyos rectangulares cavados en un área donde algunos agujeros exploratorios parecían indicar que había rastros interesantes y levantó el terreno donde supuestamente se encontraba la casa del jefe Guacanacarac.

En los dos primeros hoyos ella tenía razones para pretender encontrar restos del foso, alguna configuración cóncava de los sedimentos y tal vez huellas de maderas europeas empleadas en las empalizadas. No encontró ninguna de ellas. Pero halló lo que puede haber sido un hogar con una especie de sartén y una pieza de coral en torma de tazón. También halló semillas y huesos de animales y, a mayor profundidad, huesos humanos.

Aunque se confirme que estos hallazgos han llevado a los arqueólogos a descubrir la ubicación de La Navidad, esta evidencia no los acercaría a averiguar las razones que causaron su destrucción. Diversas fuentes sugieren que los 39 hombres murieron a causa de una enfermedad, una pelea interna o un ataque indio. Los europeos describieron a los arauacos como gente dócil y al cacique Guacanacarac como persona amistosa.

Si los arqueólogos llegan a la conclusión de que no se trata de La Navidad, Deagan ha señalado que las exploraciones producirán excelentes resultados para averiguar la forma en que se organizaron los arauacos y saber cuáles fueron sus estrategias de supervivencia a finales del siglo XV, en los albores del contacto con Europa y, por tanto, a las puertas de su propia destrucción.

La cultura arauaca y la mayor parte de los habitantes de esa región murieron en los 25 años siguientes a la llegada de Colón.

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