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Una familia modesta con dignidad cristiana

ENVIADA ESPECIALA la misma ahora en que a María Isabel Gallego Alcalde se le practicaba el aborto en Oviedo, su padre, Ricardo, un profesor de solfeo y laúd, contemplaba en solitario las noticias de televisión del mediodía. En sus manos sostenía un plato de pisto medio consumido y una servilleta.

"Somos una familia modesta, con dignidad cristiana, como manda el sentimiento humano", declaraba a EL PAIS. "Pero a veces hay que mirar hacia arriba para decirse dónde está Ese que sabe tanto, que lo sabe todo y decir '¡qué daño le hemos hecho nosotros a nadie para que nos haya caído esta desgracia! ¡vaya sufrimiento!' Primero uno, después otro y ahora este otro".

El profesor se llevaba las manos a la cabeza en actitud desoladora. "Dios quiera que todo salga bien. Entiendo que quien lo va a hacer lo hace con toda su buena fe y a voluntad de Dios, y que a la nena le salga todo bien". El padre de Isabel está de acuerdo con todo lo que los periódicos han publicado estos días sobre el caso de su hija: "Los leo todos. Tienen razón". Sin embargo, rechaza tajantemente ser fotografiado: "No queremos publicidad de ninguna clase. Bastante castigo tenemos".

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Durante los días en que su hija ha gestionado el complicado proceso para que le practicaran gratuitamente el primer aborto terapéutico de Asturias, él, su esposa y otra hija se han hecho caso del cuidado del hijo mayor de Isabel, afectado por el síndrome de West.

Todo el día acostado

El niño mayor, Nacho, con apenas dos años de edad, pesa 30 kilos y no reconoce a sus padres, según afirma una vecina íntima amiga de Isabel. Permanece todo el día acostado y necesita permanentemente de alguien que le atienda. El segundo hijo, Pablo, de unos meses, al que se le detectó el mismo síndrome hace poco tiempo, permanece ingresado en observación en el mismo hospital donde se le ha practicado el aborto a su madre.

Hasta ayer, tanto Isabel como su esposo, Fernando Iglesias García, y su hermana, una ex emigrante en Francia, se turnaban en el hospital ovetense para seguir el desarrollo de la hospitalización de Pablo.

Fernando Iglesias está. enrolado como tripulante en el barco Nou Lolo el Nin, con capacidad para 100 toneladas de carga. Debía haberse presentado ayer por la mañana en el puerto gijonés de El Musel para incorporarse a la tripulación del pesquero que partió a la mar a medianoche, para dedicarse a la captura del bonito. Fernando Iglesias no acudió a la cita.

El matrimonio Iglesias habita un piso recién estrenado en el barrio gijonés de La Calzada, cuyo coste asciende a unos cuatro millones de pesetas. La vivienda se encuentra a una manzana del centro de planificación de Gijón, donde, después de estudiar los antecedentes de Isabel, le recomendaron que tomara precauciones para no quedar de nuevo embarazada. Según han manifestado a EL PAIS algunas vecinas de Isabel, desde que conoció su tercer embarazo pasaba muchos ratos llorando.

La polémica suscitada por la negativa del equipo de ginecólogos de Cabueñes a practicarle el aborto terapéutico le hizo temer que su caso no se resolviera antes del plazo que señala la ley de despenalización del aborto, pero tampoco tenía dinero para desplazarse a Londres. para abortar allí. Sin embargo, la intervención de las autoridades provinciales de Sanidad de la región ha precipitado antes de lo previsto la solución al problema de Isabel. En el tendedero de su casa tenía ayer por la tarde la ropa lavada que, de no haberse adelantado su ingreso en el hospital de Oviedo, hubiera recogido a esa hora como lo hace cualquier otro día.

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