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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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¿Un pacifismo exhausto?

"El progreso de las negociaciones de desarme es impensable sin la existencia de un público informado que presione a su respectivo Gobierno. En ese sentido, la resistencia que está demostrando el movimiento pacifista europeo es causa de esperanza y optimismo". Con estas palabras evaluaba la situación de los movimientos por la paz el primer ministro sueco, Olof Palme, en su mensaje enviado a la IV Convención de la Campaña por el Desarme Nuclear en Europa (END), que se ha celebrado en Amsterdam la primera semana de julio.Entre las sugerencias que Palme ha hecho a la convención se encuentra la idea de trabajar por establecer en Centroeuropa un corredor libre de armas nucleares que aleje las tensiones en la frontera que separa los dos bloques. Esta propuesta se suma a la cantidad de nuevos elementos que el pacifismo europeo tiene que encarar desde su última convención en Perusa (Italia). En realidad, la acumulación de temas (guerra de las galaxias, planes FOFA y Airland Battle) hace pensar en un pacifismo que corre exhausto para detener nuevas amenazas antes de haber concluido los retos anteriores (despliegue de los euromisiles). Se puede estar de acuerdo con la sensación de Palme de que ante nuevos peligros son necesarias nuevas energías que trabajen por la paz, pero cabe preguntarse si puede plantearse en la

END una crisis por agotamiento.

¿Estamos, como dicen algunos, ante el inicio de una etapa pospacifista?", se preguntaba Mient Ian Faber, secretario general de la IKV holandesa en su discurso de apertura. En todo caso -asegura Faber- sí estamos en una situación de encrucijada: "Ya sabemos cuáles han sido las respuestas que hemos obtenido ante nuestras diferentes propuestas, ya sean hechas desde ideas unilaterales, opciones multilaterales o simplemente la congelación. Las respuestas han sido no, no, no. Por el contrario, estamos ante el salto cualitativo que supone la guerra de las galaxias".

El único avance que ha hecho el pacifismo europeo se refiere a la movilización de la opinión pública, y aun este avance es limitado. Por eso, el propio Faber, junto a Petra Kelly, de los verdes alemanes, y Mary Kaldor, la investigadora británica, coincidían en la conferencia de prensa celebrada al concluir la convención que el movimiento por la paz se encuentra ante un reto mucho más global: la capacidad de establecer un programa que integre todos los problemas, eligiendo al mismo tiempo las distintas prioridades y, desde luego, con capacidad de influir eficazmente en los sistemas políticos.

El público y el poder

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La idea que se ha hecho notar en esta convención es que hay un trecho demasiado largo desde que se inicia el proceso de conocimiento de la opinión publica hasta que esta sensibilidad llega a los centros políticos de toma de decisión. Y mientros tanto se generan nuevas propuestas armamentistas. Esta carrera contra el tiempo ha hecho que distintas organizaciones pacífistas busquen puntos de referencia más próximos a las fuerzas políticas y las negociaciones internacionales. Uno de esos puntos ha sido recordado por el movimiento Carta 77 de Checoslovaquia. En su documento enviado a la IV Convención, este grupo checo de oposición sostiene que se debiera hacer más presión social sobre las negociaciones que siguen a los acuerdos recogidos en el Acta Final de Helsinki, en vez de olvidarse de ellas a partir de una justificada desconfianza.

Por cierto, que esta convención ha mostrado un fenómeno que antes sólo se apuntaba: el vuelco de los movimientos por los derechos humanos en el Este hacia el pacifismo de Europa occidental. Representantes de la polaca Solidaridad, el nuevo grupo polaco Paz y Libertad (donde milita uno de los hijos de Kuron), de distintas organizaciones húngaras, de la checa Carta 77 y del grupo soviético Trust, han presentado propuestas de trabajo conjunto entre el Este y el Oeste. Por el contrario, los organismos oficiales de estos países han decidido no asistir a Amsterdam, a la vista de las críticas sufridas el pasado año en Italia. Sin embargo, los grupos independientes del Este han hecho saber, en las discusiones de la convención, que ellos son los primeros interesados en que END no rompa el diálogo con los grupos oficiales.

La sorpresa china

Para compensar la ausencia de los soviéticos, una sorpresa: China ha enviado una delegación de 15 personas, con un mensaje sugerente: "Nuestro interés por el pacifismo europeo se desprende del proceso de modernización que atraviesa China", repetían los miembros de la delegación de ese país.

El problema consiste en la cantidad de nuevos puntos de atención que reclaman la actividad de END y de los movimientos que la componen. Una campaña cuya sensibilidad política se amplía, como se ha apreciado por la atención que han prestado esta vez a los procesos políticos europeos, como es el caso del referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN. En todo caso, Palme tiene razón: es esperanzadora la resistencia que está mostrando el pacifismo europeo, paradójicamente sobrecargado de razón.

Enrique Gomáriz es director de la revista Tiempo de Paz.

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