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España, contra los cementerios nucleares marinos

La vuelta al vertido de residuos radiactivos en la fosa atlántica durante los próximos cinco años o el mantenimiento de la moratoria que actualmente prohibe esta práctica dependen de la resolución que se adopte en la novena reunión consultiva del Convenio para la Prevención de la Contaminación del Mar por Vertido de Desechos y otros Materiales, conocida internacionalmente como Convención de Londres, que tendrá lugar el próximo día 30 de septiembre.La moratoria se había establecido mientras se elaboraba un informe sobre los peligros de estos vertidos, a propuesta de España. Los Gobiernos contratantes de la convención deberán pronunciarse ahora sobre una propuesta de prohibición presentada por dos pequeños Estados del Pacífico afectados por los vertidos, y, ante el temor de que el Reino Unido, país responsable de la mayor parte de los residuos radiactivos descargados en el mar, gane la batalla, los grupos ecologistas han iniciado de nuevo la campaña contra los vertidos nucleares.

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Resurge la polémica sobre los vertidos radiactivos

Durante la VII Convención de Londres, celebrada en febrero de 1983, la delegación española tuvo una intervención destacada en contra de los vertidos, logrando que se aprobara una resolución en la que se pedía la suspensión de las operaciones de vertido de sustancias radiactivas hasta que se presentara un informe sobre los peligros que representan para el medio marino.

También se aprobó en esa ocasión que un grupo de expertos de las partes contratantes se reuniera para revisar las bases científicas y técnicas de los aspectos del convenio relacionados con el vertido de los residuos radiactivos en el mar. Tras la redacción de un informe elaborado por ellos, las partes contratantes enviaron comentarios y sugerencias al texto. Durante la próxima reunión consultiva, que se celebrará en septiembre, las partes contratantes estudiarán el informe final. Una vez elaborado, la moratoria que había sido establecida por tres años será levantada si no ganan la batalla los partidarios de prohibir los vertidos.

El origen de la Convención de Londres se remonta a 1972, fecha en la que se reunieron representantes de 80 Estados para llevar a cabo un programa de actuación contra la contaminación del mar, partiendo de que la capacidad del mar para asimilar y neutralizar los desechos es limitada.

La convención estableció también que los Estados contratantes que deseen verter desechos radiactivos en el mar deberán solicitar un permiso que autorice la operación. Se especifica también que la inmersión debe estar justificada, teniendo en cuenta las alternativas de almacenamiento en tierra. La recogida de dos bidones de desechos radiactivos procedentes de la fosa atlántica por el buque alemán Walther Herwig en fechas recientes vuelve a poner de actualidad los problemas concretos que se derivan de los residuos radiactivos que reposan en el fondo del mar, que, según Greenpeace, suponen unas 100.000 toneladas.

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