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Cambios en la cúpula del Kremlin

Gromiko, deja la cartera de Exteriores para asumir la jefatura del Estado

Andrei Gromiko, de 75 años, ministro de Asuntos Exteriores de la URSS durante los últimos 28 años, fue promovido ayer al cargo, fundamentalmente honorífico, de jefe de Estado horas antes de que altos funcionarios norteamericanos filtraran que el presidente Ronald Reagan y el máximo dirigente soviético, Mijail Gorbachov, celebrarán una cumbre en Ginebra del 19 al 21 de noviembre. Gromiko, que se ve alejado del puesto clave de jefe de la diplomacia soviética, fue sustituido por Eduardo Shevardnadze, de 57 años, nombrado el lunes miembro del Politburó.

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A pesar de que Gorbachov no concentrará, como sus tres antecesores, los dos cargos más importantes de la jerarquía soviética -secretario general del partido comunista (PCUS) y jefe del Estado-, los observadores occidentales consideran que ha fortalecido su poder tras la salida del Politburó de Grigori Romanov.Pese a rumores de origen soviético que apuntaban hacia Gromiko como jefe del Estado, el cese de éste -en el cargo desde 1957sorprendió a los kremlinólogos y analistas occidentales, ya que Gorbachov defendió personalmente la necesidad de concentrar ambos puestos cuando propuso la candidatura al cargo de Konstantín Chernenko en 1984.

Fue el mismo Gorbachov, sin embargo, quien abogó ayer ante el Soviet Supremo por la separación de ambos puestos. "La resolución de las nuevas tareas que se encuentran ahora ante nosotros", dijo, "exige la introducción de un correctivo tanto en el contenido como en la forma y los métodos de la actividad del partido y del Estado, en la distribución de los cuadros en el centro y a nivel local".

Horas después de que el importante relevo en Moscú se hiciera público, Reagan confirmó, tras recibir a los ex rehenes del avión de la TWA secuestrado en Líbano, su reunión con el líder soviético, Mijail Gorbachov, en Ginebra, del 19 al 21 de noviembre, informa desde Washington Francisco G. Basterra.

Los últimos detalles del encuentro fueron acordados el lunes, en Washington, entre el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, y el embajador de la URSS, Anatoli Dobrinin, y, según un portavoz de Reagan, servirá fundamentalmente para que los dos líderes se conozcan personalmente.

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Sesión agitada

Gorbachov consolida su poder en la Unión Soviética, a pesar de que no asume la jefatura del Estado

Gorbachov fue elegido también miembro del Presidium del Soviet Supremo de la URSS (organismo colegiado que constaba hasta ahora de 38 miembros y un presidente). Medios soviéticos bien informados en otras ocasiones mantenían objeciones a la tesis del liderazgo indiscutido de Gorbachov. Aseguraban que la sesión plenaria del Comité Central del pasado lunes fue enormemente agitada, y en el curso de la misma, dijeron, se produjo un enfrentamiento entre el jefe del Gobierno, Nikolai Tijonov, de 79 años, y Mijail Gorbachov. El discurso de Gorbachov en el pleno del Comité Central no fue dado a conocer, en contra de la práctica habitual en estos casos.Según las fuentes, Gorbachov criticó a Tijonov, y éste, a su vez pronunció un discurso, del que no se ha hecho mención oficial, y defendió a Grigori Romanov, considerado el mayor adversario político de Gorbachov hasta su jubilación anticipada, decidida por el Comité Central. Fuentes soviéticas advirtieron ayer que el servicio de vigilancia normalmente apostado frente al domicilio de Romanov había desaparecido.

Otro signo de la consolidación de Gorbachov y de su equipo fue el nombramiento de Igor Ligachov, de 64 años, considerado el hombre de confianza del líder, como jefe de la Comisión de Asuntos Exteriores del Soviet de la Unión. Este cargo, desempeñado en el pasado por Gorbachov, se considera ligado a las funciones del número dos y a las responsabilidades por los temas ideológicos. Ligachov, que llegó a Moscú desde Siberia de la mano de Yuri Andropov en 1983, unió el puesto de miembro pleno del Politburó al que tenía como secretario del Comité Central el pasado mes de abril, sin pasar por el estadio de suplente (sin voto), en el que todavía sigue el ministro de Defensa, Sokolov.

La danza de nombres y puestos que se celebró ayer en el Kremlin abre una nueva época en la dirección de la política soviética y plantea numerosos interrogantes, cuya respuesta está aún por dilucidar y para los que pueden combinarse múltiples elementos. El puesto de presidente del Presidium tiene un carácter honorífico, y en medios occidentales se opinaba ayer que, al recíbirlo, Grorniko se aparta de la política activa, ocupándose de tareas representativas en espera de su jubilación. Hay quien señala, sin embargo, que la fuerte personalidad de Grorniko puede dar nuevo contenido al puesto y desde él manejar incluso con más libertad la política internacional. Medios periodísticos soviéticos se inclinaban ayer por esta última hipótesis en los pasillos del Kremlin.

En una lacónica intervención, Gromiko expresó su "modesta gratitud" al secretario general por las palabras con las cuales éste le propuso para presidente del Presidium.

Gorbachov calificó a Gromiko de "eminente activista político" y uno de los "más veteranos miembros del partido", que ha realizado una "significativa contribución a la elaboración y ejecución de nuestra política exterior e interior". "El partido y el pueblo aprecian altamente su mérito", dijo Gorbachov, que añadió: "Creo que tenemos todos los fundamentos para pensar que Andrei Andreievich Grorniko cumplirá dignamente sus funciones ligadas con el trabajo de dirección del Soviet Supremo".

"No me corresponde a mí juzgar si merecí estas palabras o no", dijo Gromiko en una frase que un observador occidental calificó como digna de las Catilinarias, de Cicerón. Grorniko, que en su día propuso a Gorbachov como nuevo secretario general del PCUS, se mostró conmovido ante la resolución adoptada. Con el rostro impasible, el ex ministro se comprometió a esforzarse al máximo en el nuevo cargo "como comunista y como ciudadano".

A preguntas de los periodistas, VIadimir Lomeiko, portavoz de Prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores, se vio obligado a defender los méritos de Shevardnadze para ocupar el cargo de ministro de Exteriores. Lomeiko dijo que Shevardnadze tiene suficiente experiencia para ello y que la biografía, los discursos pronunciados y la participación en delegaciones internacionales le capacitan sobradamente para el nuevo cargo.

La propuesta de Eduardo Shevardnadze como ministro de Asuntos Exteriores le correspondió al jefe del Gobierno, Tijonov.

Entre los asistentes a la reunión del Soviet Supremo de ayer podía verse al académico Georgi Arbatov, director del Instituto de Estados Unidos y Canadá, y al mariscal Nikolai Ogarkov, ex primer viceministro de Defensa y ex jefe del Estado Mayor, conversando animadamente. Arbatov gesticulaba con vehemencia.

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