Una imagen elevada de Euskadi
, Tres años después de su presentación, el 24 de junio de 1982 en Irún, la Orquesta Sinfónica de Euskadi ha cubierto en buena medida los objetivos iniciales asignados al proyecto y ha alcanzado un equilibrio y homogeneidad que le permite abordar con dignidad, e incluso con brillantez, las obras más complejas. En estos años la orquesta ha ofrecido unos 250 conciertos a lo largo de Euskadi, incluyendo localidades de Navarra y el País Vasco francés, ha actuado en varias capitales del Estado y ha cosechado éxitos sorprendentes en sus giras por Alemania, Austria, Suiza y Francia.
Tal y como pensaron sus promotores, la orquesta contribuye hoy de manera decisiva a la educación y difusión de la música sinfónica en el País Vasco y proyecta al exterior una imagen elevada de Euskadi en oposición al ruido, a las disonancias trágicas que acompañan la marcha de este país. Como el cine vasco, la orquesta ejerce el papel de embajador cultural de Euskadi.
Su trayectoria le ha configurado como un conjunto itinerante que se desplaza incluso a las pequeñas poblaciones y que cubre un apretado programa de actuaciones, como mínimo una cada tres días. Las dificultades que se presentan en localidades que no disponen de escenarios apropiados se resuelven en buena medida mediante un sistema de conchas acústicas desmontables.
Conciertos gratuitos y descuentos para escolares y jubilados, cursos de interpretación y dirección, grabaciones para las radios, abonos de 10 conciertos por 1.450 pesetas, y unos precios por entrada que oscilan, según la localidad, entre las 150 pesetas y las 900 pesetas. Es, pues, una orquesta accesible para la gran mayoría de la población, tal y comoatestiguan las 150.000 personas que, según la dirección administrativa de la sociedad, han asistido a las actuaciones ofrecidas en estos tres años. El presupuesto del pasado año, cercano a los 300 millones de pesetas, fue cubierto en un 80% con fondos del Gobi.erno vasco y el resto con los ingresos propios de la orquesta, que está gestionada por una sociedad anónima en manos de la Administración autónoma.
Excepto algunos músicos extranjeros que poseen compromisos por tres años, el resto de la plantilla tiene contratos laborales y cobra unos sueldos mínimos, de 115.000 pesetas, en el caso de los tuttistas, 130.000 pesetas los solistas y por encima de las 150.000 los concertinos, según sus actuales contratos. La plantilla de la orquesta, con una edad media de 30 años, está formada por 78 músicos, de los cuales un tercio son vascos, otro tercio proviene de distintos puntos del Estado y el resto son extranjeros.
La polémica inicial suscitada por los partidarios de una orquesta integrada exclusivamente por músicos vascos ha remitido ya considerablemente. La movilidad de los músicos que se produjo desde el primer año ha dado paso a una gran estabilidad, y muchos de los profesores que provienen.de otras partes del Estado y el extranjero han optado por traer a sus familias y afincarse en Euskadi. Sin duda, este hecho ha contribuido decisivamente en la rápida progresión de un conjunto que, bajo la dirección de Enrique Jordá, Patrick Guzeau y finalmente Maximiano Valdés ha despertado elogios entusiastas.
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