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Reportaje:

Fritz Vogelgsang: "Para el traductor, la dificultad es el gozo"

Premio nacional por sus traducciones de Valle-Inclán al alemán, se anuncian las de 'Platero y yo' y Góngora

Fritz Vogelgsang, de 54 años, recibió durante la Semana del Libro Alemán, que concluyó el pasado viernes en Madrid, el Premio Nacional de Traducción del Ministerio de Cultura, por su traducción al alemán de la obra de Valle-Inclán. El traductor reserva su capacidad expresiva para dar la palabra a los autores españoles más difíciles, porque cree que "en la dificultad está el gozo". Ha traducido a Valle-Inclán y los catálogos anuncian ya para el otoño su traducción de Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez, y también de 20 sonetos de Góngora, ilustrados con grabados de Picasso.

Vogelgsang se movía con aspecto modesto en los actos culturales de la Semana, y ni siquiera quiso tomar la palabra tras recibir el premio. Ninguna tarea parece asustar a este hombre que un día, en 1952, descubrió en una librería de Madrid una edición agotada de La destrucción o el amor, de Vicente Aleixandre, que también tradujo al alemán, y que declaró a este periódico: "No quisiera morir sin haber traducido al alemán la obra completa de Machado".Llegó Vogelgsang a Madrid a principios de la década de los cincuenta movido por el deseo de conocer la tierra que parió a García Lorca, Jorge Guillén, Juan Ramón y Antonio Machado más los grandes dramáticos del Siglo de Oro. Pasó frío y malvivió en el Madrid de entonces a base de traducciones de obras técnicas, clases de alemán, y hoy se echa las manos a la cabeza ante su osadía: "También daba clases de inglés".

Vogelgsang quedó "impresionado por la mentalidad de los españoles, la forma directa de establecer contacto y aproximarse. Me impresionó ver cómo gente de diferentes clases sociales se comunicaba, y en un viaje en autobús unos con otros jugaban a las cartas y en caso necesario escondían bajo el asiento un cerdo". Su entusiasmo por lo español, dice, "fue un contagio fatal, la magia del descubrimiento de algunos trocitos de un tesoro verdaderamente inagotable: la riqueza y viveza de la tradición poética de España, vislumbrada por mí cuando era un chico de 17 años y leí por primera vez poemas y dramas de Lorca y tragedias de Calderón".

Santa Teresa y Neruda

La lista de traducciones de Vogelgsang al alemán a lo largo de los últimos 25 años abarca más de dos docenas de obras de Santa Teresa, Bécquer, Alberti, Cernuda, Juan Goytisolo, Octavio Paz, Neruda, Huidobro, Antonio Machado y ahora Valle-Inclán y Góngora. En sus traducciones de poesía, Vogelgsang se fija como objetivo ineludible que "el poema conserve estrictamente la rima y la métrica". Su dedicación a estas obras la justifica Vogelgsang por "admiración, amor y afán de apropiación".El talento de Vogelgsang ha merecido antes del actual premio español otros dos en la República Federal de Alemania. En su discurso al recibir uno de ellos, Vogelgsang afrontó el dilema fundamental del traductor entre la fidelidad o la libertad, y trajo a colación las palabras de Schopenhauer (por cierto, traductor de Gracián al alemán) cuando habló de que una biblioteca de traducciones es como "una galería de copias de cuadros".

Para el traductor Fritz Vogelgsang "hay que calibrar y escoger, hay que decidirse por un objetivo y un efecto. La reproducción con el diccionario de por medio da una versión lineal, apenas se puede relacionar con la reproducción de una imagen verbal, que en las dos lenguas tendría que ser sentida como una sensación lírica. Utilizar el poema escrito en una lengua extranjera como trampolín para la propia satisfacción poética puede producir placer, pero no es traducción".

Ante este dilema se enfrenta cada día Vogelgsang a partir de las ocho de la mañana, tras desayunar con sus hijos, en su casa de Stuttgart. Durante 10 años, entre 1964 y 1974, se dirigió las páginas literarias del Stuttgarter Zeitung, puesto que sustituyó por el de lector en una editorial. Al conseguir dos premios de traducción le pareció que "había llegado la ocasión de liberarse, y esto incitó a un padre de cinco hijos que no saben nada de la voluptuosidad del ayuno a despedirse de la seguridad de un puesto de trabajo para someterse al yugo de la autodeterminación".

Cuando tradujo a Machado recorrió los campos de Soria; luego, cuando tenía a Valle-Inclán entre manos, recorrió Galicia con sus cinco hijos en tienda de campaña. Ahora, con motivo de su viaje á España, ha tenido ocasión de encontrarse con un aspecto no tan agradable. Mientras miraba con su mujer y su hijo una iglesia románica en una zona de Cataluña su coche fue desvalijado. Un pastor lo consoló: "A todos los que paran aquí les pasa lo mismo".

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