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Reportaje:

A la búsqueda de un nuevo Icona

La política forestal ideada por el franquismo en los años cuarenta, y ejecutada desde entonces de una forma implacable por el Ministerio de Agricultura, está provocando la destrucción de la naturaleza y de los recursos ganaderos de alta montaña. Por otra parte, los cultivos masivos de pinos y eucaliptos son, globalmente, menos rentables que otros aprovechamientos de los montes españoles.Este es, en síntesis, el mensaje que intentaron aportar a los altos mandos del Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza (Icona) y de otros organismos de la Administración una veintena de científicos elegidos por los Grupos de Defensa de la Naturaleza para que actuaran de paladines suyos en una memorable reunión que se celebró los pasados días 30 y 31 de mayo en Madrid por deseo expreso del presidente Felipe González.

Nunca hasta ahora había nadie obligado a los ingenieros del Icona a sentarse en una mesa con los ciudadanos que claman porque este instituto del Ministerio de Agricultura haga honor a su nombre y deje de destruir la naturaleza, o al menos no impida con su existencia la creación de un auténtico organismo de conservación del medio natural. El milagro se produjo tras la visita que mantuvieron con el presidente del Gobierno los delegados del comité de participación pública de la Comisión Interministerial del Medio Ambiente (CIMA), celebrada en noviembre de 1984. En ella, el presidente prometió a los representantes de este comité que haría lo posible por corregir la grave situación ambiental.

Enfrentamiento dialéctico

Así se llegó a estos encuentros, en los que una selecta representación de los científicos que estudian el medio natural en España se enfrentaron dialécticamente a los técnicos forestales que rigen los destinos del Icona. El debate fue desigual. Mientras los enviados del comité ciudadano de participación en la CIMA aportaban datos y argumentos, los dirigentes del Icona se intentaban escabullir aduciendo que estaban allí a título personal o que ellos ya no tenían ninguna competencia, al estar transferidas éstas a las comunidades autónomas. Como bien se les dijo, no se trata de que el Icona central dé órdenes que ya no puede dar, sino de que formule una nueva política forestal y la haga posible ofreciendo su colaboración económica a las autonomías. Para desarrollar esta iniciativa, el Icona central cuenta con la posibilidad de promover la legislación básica necesaria, y sobre todo con dinero. Y es que, si bien es cierto que ha transferido el 90% de sus competencias, también lo es el que sólo se transfirió el 50% de su inmenso presupuesto.Esta propuesta, así como las de que se solicito urgentemente una moratoria en determinadas acciones que puedan tener consecuencias ecológicas irreversibles, en tanto no se estudien sus efectos de todo tipo; que se pida la derogación de la ley de Fomento de la Producción Forestal, que favorece la implantación de árboles para la industria papelera en detrimento de la ganadería y de los bosques y la vegetación natural, y que se ofrezca una información detallada sobre las inversiones efectuadas por el Icona y los resultados obtenidos en la última década, fueron formuladas ante este organismo.

Los científicos dejaron bien claro que "la credibilidad en el cambio de enfoque de la política de conservación de la naturaleza, que ha motivado estas jornadas, depende básicamente de la aceptación, por parte del actual Icona, de los puntos mencionados". Efectivamente, todo el mundo está de acuerdo, incluido el Gobierno, en que hace falta un nuevo organismo para la conservación de los recursos naturales. Pero este organismo debe ser pluridisciplinar y no controlado por el Cuerpo de Ingenieros de Montes. Tampoco es admisible que dependa de cualquiera de los ministerios productivistas, y a ser posible debería estar integrado en Presidencia de Gobierno, tal como hizo ya la Junta de Andalucía con su Agencia del Medio Ambiente, que ha asumido las competencias del Icona y de otros organismos relacionados con estos temas, dando ejemplo de coherencia tanto en la gestión administrativa como en la fidelidad al cumplimiento del programa electoral del PSOE, en el que se promete acabar con el caos ambiental.

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