Un sistema de subvenciones distinto al del cine

El sistema propuesto para conceder subvenciones al teatro, aun con filosofía semejante a la que puso en funcionamiento para el cine el llamado decreto Miró, difiere de él en un punto sustancial.El problema creado por el sistema de subvención al cine tiene su origen más que en la composición teórica de la comisión encargada de aconsejar estas subvenciones, en la forma práctica en que se realiza la designación de sus vocales, ya que el nombramiento directo por el Instituto Nacional de la Cinematografía es decisivo.

En cambio, para designar los vocales que compondrán la futura comisión que dictamine las subvenciones al teatro, se ha optado por un sistema que da mayor independencia a las decisiones de la comisión subvención adora, al fijar para sus miembros criterios objetivos de nombramiento. No será el actual Instituto Nacional de las Artes Escénicas sino el Consejo del Teatro el que determine quiénes han de formar esa comisión subvencionadora. Es un organismo no político ni administrativo, sino estrictamente consultivo, compuesto por un máximo de 9 personas nombradas por el ministerio y no más de 6 designadas por la profesión teatral. Es un sistema de compromisarios, que objetiviza los fallos, y despeja los problemas de credibilidad que acarrea la designación directa.