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Bernardo Bertolucci: "El futuro del cine italiano es maravilloso, pues sólo tiene pasado"

El director de 'Novecento' estuvo en Madrid con motivo del ciclo que le ha dedicado la Filmoteca

El que en los años sesenta fue niño prodigio del cine italiano, Bernardo Bertolucci, cineasta comprometido al tiempo que exquisito, tan refinado como resultón en la taquilla, ha pasado velozmente por Madrid para conversar sobre su vida y milagros con los asistentes al ciclo dedicado a su obra por la Filmoteca Española. El director de Novecento, La luna y El último tango en París afirmó que "el futuro del cine italiano es maravilloso, pues sólo tiene pasado".

A Bernardo Bertolucci se le ha quedado atrás, perdida entre los viejos momentos optimistas, su cara de niño eterno. Le queda algún mohín de enfado, algún gesto de adolescente ofendido. Pero domina en su rostro actual una sombra de cansancio adulto. No hace cine desde 1981, en que rodó su Sueño de un hombre ridículo. ¿Por qué? "Porque en 1981 descubrí que hay otras cosas además de cine", dice Bertolucci. "Durante dos años he intentado, como un perro detrás de un hueso, hacer una película en Estados Unidos: Cosecha roja, de Dashiel Hammett, pero como en el far west no me han querido, he decidido hacer otra película en el far east, y me voy a ir a China. Mi deseo de hacer cine proviene casi siempre de la visión de otros filmes. En Italia actualmente la situación del cine es muy triste. Por razones estructurales, hay allí una auténtica jungla de televisiones privadas que emiten centenares y centenares de filmes. Esto ha situado al cine italiano en un estado preagónico, y de ahí mis deseos de hacer cine fuera de Italia. He buscado algo que me provocase el deseo de hacer cine, y esta vez no lo he encontrado en una película, sino en una historia, en la vida del último emperador de China, un hombre que después de la gloria llegó a ser jardinero en un jardín público de Pekín. Es una historia muy hermosa, la historia de una mutación, y si se hace sería la primera película rodada en China por un cineasta extranjero".¿Qué le diría usted a quien le pidiese consejo para ir a estudiar cine a Italia? "Le diría que podría encontrar un buen empleo como cicerone, para enseñar a los turistas las ruinas del cine italiano. El futuro del cine italiano es maravilloso, porque sólo tiene pasado. Pero en realidad para aprender a hacer cine no hay que ir a ninguna escuela. La mejor escuela que conozco es la cinemateca francesa de Henri Langlois: allí se enseñaba a hacer cine mostrando cada día cuatro o cinco películas. Yo no he ido nunca a ninguna escuela; mi única escuela ha sido el cine mismo".

¿Deja usted en libertad a sus actores cuando les dirige? "Sí, mis actores son gente libre, pero dentro de una jaula, que es la cámara y la puesta en escena".

'El último tango'

¿Sabe que se va a emitir El último tango en TVE? "Sí, me lo han dicho. Me parece un acto de valor. En otra televisión ya se emitió esta película, pero le cortaron la escena entre Marlon Brando y María Schneider en la casa abandonada, con lo que la película no se entendía en absoluto". ¿Sigue prohibida la película en algún país? "Sí, en Italia. Fue condenada a ser destruida y no podrá volver a ser proyectada. Al productor le condenaron a cuatro meses de prisión condicional y a mí me quitaron los derechos civiles. O sea, que me prohibieron votar".¿Influyó la personalidad de Marlon Brando en el desarrollo de El último tango? "Sí, influyó mucho. Brando es un monstruo prehistórico del cine del pasado. En principio no lo iba a interpretar él. Los actores elegidos eran Jean-Louis Trintignan y Dominique Sanda, pero resultó que Trintignan era un tímido y no se atrevía a hacer las escenas de la casa abandonada y Dominique Sanda estaba preñada, así que tuve que renunciar a los dos.

La llegada de Brando

Entonces fue cuando llegó MarIon Brando y hubo que cambiar de arriba abajo la estructura de la película. No se puede engañar a la cámara. En cuanto Brando se puso ante ella, la cámara dijo que aquel hombre era más interesante que su personaje. El cine es siempre cine-verdad".¿Por qué una película política como Novecento ha sido asimilada y El último tango en París, que es una película lírica, provoca todavía dolores de estómago? "Novecento ha tenido un gran éxito en Europa, pero en la URSS no se ha exhibido, y en Estados Unidos, si se ha hecho, ha sido sólo en circuitos minoritarios". "Respecto de El último tango", comentó Bertolucci, "creo que es un filme político".

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