Resurge la Mondragón

El dúo Mercedes Ferrer y Carlos Torero va lento, pero seguro. Ella canta con aguda potencia y toca la guitarra con gusto; él mantiene el compás de todo el rock original que realizan con el apoyo del firme bajo de Fernando Illán. Ofrecen una imagen convincente y temas vivos como Zulema, 1843 o el tremendo Hundete en este sonido. Tanto el paseo de Camoens como sus alrededores ya estaban repletos cuando el grupo Alarma subió al escenario.Este trío acompañará a Miguel Ríos en sus conciertos de Rock en el ruedo de este verano y es realmente idóneo por su repertorio de composiciones duras. Para tí y Lola fueron cantadas también por los espectadores. "Si no soy tecno ni heavy, ¿qué tipo de desastre soy yo?", fue una declaración de la línea del grupo hecha por el guitarrista Jaime Asúa. Presentaron temas del nuevo elepé, En el lado oscuro, y reaparecieron una vez.

La Orquesta Mondragón realizó el mejor concierto isidril de los que se han celebrado hasta la fecha. Javier Gurruchaga ha conseguido una fúsión inigualable de espectáculo abierto, divertido y vistoso con música de este siglo que suena a rock más y mejor que nunca.

Ha sintetizado las canciones y los números sobresalientes de su carrera -cuenta ya nueve años de trabajo- bajo el título Rock and roll Circus, que así se llama su próximo álbum doble y que reúne a la banda más virtuosa y experta entre las nacionales.

Clásicos en inglés

El grupo, con Kitflus a los teclados y Raymond Gómez con la guitarra como colaboradores especiales para esta ocasión, estuvo a la altura del intérprete. Javier Gurruchaga, todo voz, expresión y genio, cantó, además de cuatro canciones nuevas y las conocidas Caperucita feroz, Ponte peluca o Bon Voyage, tres clásicos en inglés: Back in th USSR, Stand by me y Sweet Jane, de Lou. Reed, con una introducción original.

Los números erótico-satíricos de Popotxo, un mimo cómico imprescindible, con la esbelta y atractiva Lucía y una extra que apareció con su excelsa obesidad en el tema Lola, Lola, estuvieron programados con medida acertada. Si hace tres años los conciertos de la Mondragón tenían que haber sonado fuera de nuestras fronteras, ahora son recomendables hasta para los ciudadanos de Katmandú. Siempre es opinión.