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Reportaje:

Los gases raros y el efecto invernadero

Un nuevo estudio alerta sobre el papel de los vestigios gaseosos en el calentamiento de la atmósfera

Un nuevo informe realizado por científicos especialistas en el estudio de la atmósfera en Estados Unidos, el primero que analiza sistemática mente todos los gases raros, predice que los vestigios gaseosos doblarán el efecto calorífico del dióxído de carbono en las próximas décadas "Nos referimos a que ahora habrá que pensar en un cambio que es dos o tres veces mayor de lo que creíamos con referencia al CO 2 sólo" explica Ralph J. Cicerone, director de estudios atmosféricos del Centro Nacional de Investigación Atmosférica, donde se realiza la mayor parte de la investigación.Estudios recientes del Gobierno norteamericano sobre el efecto invernadero han llegado a la conclusión de que la Tierra experimentará profundos cambios climáticos en los próximos 20 años. Se espera que el calentamiento de la atmósfera eleve el nivel de los océanos al derretirse las zonas heladas, y se espera también que los cambios en lo patrones climáticos supongan tras tornos en la agricultura por valor de miles de millones de dólares.

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Los océanos absorben el calor

Recién llegados a la atmósfera

A diferencia del dióxido de carbono, producto de la combustión cuya presencia en la atmósfera ha aumentado uniformemente desde la revolución industrial del siglo XIX, la mayoría de los vestigios gaseosos son recién llegados a la atmósfera. La mayoría de ellos ni tan siquiera habían sido medidos antes de los años sesenta, e incluso ahora siguen siendo en su mayor parte de una rareza que no llega a una parte en mil millones.Pero estos vestigios gaseosos han demostrado ser sorprendentemente efectivos para absorber un calor que de otra forma irradiaría al espacio. Una sola molécula de algunos carbonos de cloro-flúor, por ejemplo, absorbe tanto calor como 10.000 moléculas de dióxido de carbono, informa el estudio. Comoquiera que los vestigios gaseosos son mucho más raros que el dióxido de carbono, aumentan proporcionalmente de forma más rápida.

John S. Hoffman, director de estudios estratégicos para la protección federal del medio ambiente, ha dicho que el informe le parece "enormemente significativo". "Creo que su influencia será grande", explicó. "Incluye gases en los que nadie había realmente pensado antes, y al observar todos esos otros gases el resultado es que pueden representar una considerable adición al efecto global".

El nuevo estudio analiza las complicadas interacciones químicas de los vestigios gaseosos en la atmósfera superior y los complicados efectos climáticos que se pueden esperar a medida que se produce el calentamiento. En ambos aspectos, afirman los autores, la incertidumbre es todavía grande.

Parte de la explicación del sorprendente papel de los vestigios gaseosos está en su peculiar capacidad de absorción de la luz.

La luz del Sol calienta la Tierra en una amplia gama de longitudes de onda, especialmente las de la luz visible. El calor se desprende como una radiación invisible infrarroja en una estrecha banda del espectro -a través de una estrecha ventana realmente- El dióxido de carbono absorbe radiación solamente en algunas de esas longitudes de onda, de forma que, independientemente del dióxido de carbono existente, éste solamente bloquea parte de esa ventana.

Los vestigios gaseosos que suponen la amenaza mayor son los que bloquean el resto de la ventana, informa el estudio. Absorben la radiación precisamente en las longitudes de onda donde la atmósfera había sido transparente.

"En cierto modo son más engañosos que el dióxido de carbono", dijo Jerry Mahlman, director del Laboratorio de Dinámica de los Fluidos Geofísicos de Princeton (Nueva Jersey). "Se trata de uno de esos importantes aspectos a los que casi nadie ha prestado atención".

Entre los gases seleccionados por su interés en el estudio, el más abundante es el metano, un producto de la degradación orgánica y el principal componente del gas natural- El papel del metano en el invernadero ha sido estudiado seriamente durante varios años, pero los científicos no saben cómo explicar la rapidez de su incremento en la atmósfera, entre un 1% y un 2%. anual,

Entre las fuentes del metano se incluyen los cultivos de arroz y el ganado, además de las filtraciones de los pozos de gas natural y los oleoductos. Pero la proporción de metano en la atmósfera puede verse también aumentada por las reacciones químicas resultantes de un incremento del monóxido de carbono, que en sí mismo no es un gas que produzca efecto invernadero.

Entre otros gases de especial importancia se encuentra el óxido nitroso, emitido por la combustión del carbón y de la fertilización nitrogenada de la Tierra, y una serie de componentes de la familia de los carbonos de cloro-flúor emitidos por diversas explotaciones industriales.

Algunos de los carbonos de cloro-flúor son los mismos gases cuyo uso en los aerosoles fue prohibido en Estados Unidos en los años setenta al haberse demostrado que merman el ozono en la atmósfera superior. En un principio, las emisiones de esos gases se redujeron, pero están aumentando de nuevo, según muestra el estudio, debido a que se están utilizando en mayor medida en aspectos tan esenciales como es la refrigeración, y debido también a que otros países los están utilizando en mayor medida.

Los investigadores singularizaron asimísmo otros gases más sofisticados, como el bromo-trifluorometano, utilizado como extintor de incendios.

El ozono contribuye también al efecto invernadero, pero su efecto es especialmente difícil de calcular. Reacciona químicamente con otros gases y su concentración parece variar a diferentes altitudes. El estudio predice que el ozono disminuye en las capas altas de la atmósfera y aumenta en las cercanías de la Tierra.

Desacuerdo sobre la gravedad del problema

Aunque las líneas básicas del efecto invernadero -calentamiento global, fundición de las capas heladas, elevación del nivel del mar- han entrado en la ortodoxia científica en las últimas décadas, los científicos y políticos siguen en desacuerdo sobre la urgencia del problema.Los autores del estudio, Ramanathan, Cicerone, H. B. Singh y Jeffrey Kiehl, dicen que en sus estimaciones habían adoptado una postura deliberadamente conservadora. El informe será publicado el número de junio de Journal of Geophysical Research. "Se trata de un problema tan enorme, por sus potenciales efectos globales, que hemos procurado hacer un trabajo muy cauteloso y académico", manifestó Cicerone.

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