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Las necesidades nutritivas de los ancianos

La relación entre envejecimiento biológico y salud, objeto de un simposio científico celebrado en Madrid

"Las necesidades nutritivas de las personas de edad avanzada no difieren esencialmente de las que tienen personas adultas más jóvenes, y la mayoría de las deficiencias nutritivas que se registran en el envejecer se deben a factores económicos y enfermedades", señaló Francisco Grande Covíán en el transcurso del simposio nacional sobre envejecimiento que se ha celebrado esta semana en Madrid, organizado por el Instituto de Ciencias del Hombre.

La intervención del catedrático extraordinario de la universidad de Zaragoza, uno de los máximos especialistas mundiales en nutrición, giró en torno a la dietética del envejecer, y de ella se puede deducir que el umbral de la tercera edad, situado en torno a los 65 años, no se corresponde con la necesidad de cambios en la alimentación. Entre los: temas tratados en el simposio figura la relación entre biología molecular y envejecimiento, a cargo de Alberto Machado, y el envejecimiento celular, tema que trató Santiago Grisolía."No poseemos pruebas suficientes para poder afirmar que el proceso de envejecimiento pueda ser detenido por maniobras dietéticas, y ningún alimento conocido es capaz de rejuvenecernos. Lo máximo que podemos esperar de los alimentos es evitar la manifestación de enfermedades que se van haciendo más frecuentes con el paso de la edad. Como muchas de estas enfermedades tienen su arranque desde los comienzos de la vida, es entonces cuando debemos tener más cuidado", indicó Grande Covián.

La creciente preocupación acerca de la dietética en el envejecer se debe a la frecuencia con que aparecen signos de deficiencia nutritiva que no se registran a otras edades, agravados cuantitativamente por el continuo aumento del número de personas de edad avanzada en todo el mundo. En España las personas de más de 65 años constituyen, aproximadamente, un 10% de la población, y, si se extrapolan los datos estimados en Estados Unidos, pasado el año 2000 serán del orden del 20%. Sin embargo, "lo que estamos consiguiendo es que vivan muchas más personas hasta una edad avanzada, pero el aumento real de la esperanza de vida es relativamente pequeño".

La mayor parte de las deficiencias nutritivas que se registran entre las personas mayores se debe a factores socioeconómicos y a la coexistencia de enfermedades, afirma Grande Covián, más que al paso del tiempo. "Muchas de las personas de edad no disponen del poder adquisitivo suficiente, viven con pensiones limitadas y, en consecuencia, tienen un acceso también limitado a los alimentos".

Desinterés y dieta monótona

Pero otro de los factores de la malnutrición en la tercera edad es el desinterés por la comida y su preparación, que les hace caer en una dieta monótona, "cuando lo ideal es que ésta contenga una gran variedad de alirnentos representativos, ya que el medio centenar de sustancias indispensables para nuestra alimentación está muy irregularmente repartido en las sustancias naturales".

La mala dentición es otra causa de alimentación defectuosa en las personas de edad. Muchas de ellas padecen enfermedades que pueden dificultar la utilización de las sustancias nutritivas indispensables contenidas en los alimentos. A esto hay que unir que algunos medicamentos pueden dificultar la utilización digestiva o metabólica de los nutrientes, originando deficiencias nutritivas pese a que la dieta consumida sea adecuada para sujetos normales"

Grande Covián reconoció que existen pocos datos válidos para saber cuáles son las necesidades nutritivas de las personas de edad avanzada en buen estado de salud, ya que la mayor parte de los indicadores procede de estudios realizados en sujetos que no estaban sanos; pero de los conocimientos que existen sobre ello se puede deducir que "las necesidades nutritivas de las personas de edad avanzada, en buen estado de salud, no difieren esencialmente de las personas adultas más jóvenes de características fisicas comparables".

"Sabemos muy poco acerca del proceso biológico de envejecimiento, pero una de las pocas certezas que existen sobre él es que en el transcurso de la vida vamos perdiendo células. Se han realizado estudios para determinar la masa celular en individuos de diferentes edades, comprobándose que en personas de 25 años era de 42,5 kilos, descendiendo a 34,5 en sujetos que tenían entre 65 y 70 años. Esto quiere decir que si el peso se mantiene es que parte de los tejidos que se pierden son sustituidos por grasa que se va acumulando".

Variaciones debidas a la actividad física

También se ha comprobado que muchas de las variaciones en las necesidades energéticas de las personas mayores se deben a la diferencia de actividad física. La pérdida de musculatura es una de las características del envejecimiento, pero el ejercicio puede restablecerla, manteniéndola en un estado similar al de una persona de menor edad", dijo el profesor Grande.

En contra de lo que erróneamente se suele creer, las necesidades energéticas no disminuyen una vez traspasado el umbral de la tercera edad. Un varón entre 25 y 30 años necesita 2.700 calorías en su dieta. Para un hombre que tenga entre 51 y 75, la cifra desciende hasta las 2.400. Es decir, que la variación no se produce a los 65 años. Pasados los 75, las necesidades descienden un poco más, hasta llegar a 2.050 calorías.

En la mujer el descenso es todavía menor. A las edades reseñadas anteriormente corresponden 2.000, 1.800 y 1.600 calorías, respectivamente.

En resumen, la dieta en la tercera edad debe ser similar a la de un adulto, siempre que se trate de una persona sana. El nutrólogo español aconseja un 30% de grasas, 50% de hidratos de carbono y 15% de proteínas. Es la proporción que marca una dieta idónea.

No se necesitan proteínas_ tan 'ricas'

Tampoco existen datos que indiquen si una persona mayor debe tomar más o menos proteínas que otra más joven, ya que el índice de degradación de proteínas, "que es el mejor criterio para juzgar las necesidades proteicas de un organismo", registra el gran salto al pasar de la época de la lactancia a los primeros años de la niñez. Lo que sucede es que ya no se necesitan proteínas tan ricas como las contenidas en huevos y leche en la misma proporción en que son necesarias para el niño.

Grande Covián se refirió también a tres minerales que tienen particular importancia en la alimentación del adulto por la frecuencia de problemas que se creen ligados a su carencia: calcio, hierro y zinc.

Una de las alteraciones más frecuentes relacionadas con la edad avanzada es la osteoporosis, la desmineralización del hueso, que origina problemas de fracturas y otras complicacio-

Las necesidades nutritivas de los ancianos

nes. "Los estudios epidemiológicos son concordantes en cuanto a la participación de una falta dietética de calcio en la osteoporosis, pero hay que tener en cuenta que es una enfermedad típicamente femenina, y esto nos indica que hay un factor hormonal sobreañadido al nutritivo", dijo Grande Covián, quien añadió que "la recomendación actual es que la persona de edad tome, al menos, 800 miligramos de calcio al día".

Sin pruebas de mayores necesidades de hierro

Algo similar ocurre con el hierro, del que afirmó que se deben consumir unos 10 miligramos al día, cifra similar a la recomendada para un adulto menos joven, aunque advirtiendo que "las necesidades de hierro varían según la forma en que éste aparece en la dieta". Así, el hierro presente en la sangre y las vísceras es mucho mejor absorbido que el hierro en forma mineral.

Y, por otra parte, la utilización de este mineral es favorecida cuando se consume junto a vitamina C. "A pesar de la frecuencia con que se observan anemias en las personas de edad, no tenemos pruebas de que éstas necesiten más de los 10 miligramos indicados", concluyó Francisco Grande.

En su ponencia, Santiago Grisolía explicó los estudios realizados in vitro en células de mamíferos. Muchos gerontólogos, señaló Grisolía, consideran que el envejecimiento celular, y por tanto el envejecimiento del organismo, sigue uno de estos mecanismos: una vida programada de origen genético o una catástrofe con final de la vida debida a la acumulación de errores. Posiblemente, según Grisolía, el envejecimiento celular se debe a una combinación de estos factores, ya que nadie ha descubierto un reloj central que determine la longitud de la vida a nivel genético o a cualquier otro nivel.

En el hombre y en otros muchos animales el envejecimiento parece estar influenciado, explicó, por tres sistemas diferentes relacionados entre sí, el cerebro, el sistema endocrino y el sistema inmunitario. En el organismo hay células que envejecen más pronto que otras, el hombre alcanza su máxima capacidad sexual a los 18 años y a los 25 años su capacidad muscular, y sin embargo, antes de la pubertad los niveles de hormona tímica que regulan el sistema inmunitario empiezan a deteriorarse, mientras que el cerebro se mantiene en buenas condiciones.

Parece, según las investigaciones, que las neuronas podrían durar de 150 a 200 años si estuvieran bien nutridas, y el cerebro se mantiene en condiciones óptimas mientras se le estimula y muere si no se le utiliza.

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