El Bundestag, escenario de las contradicciones de la RFA, a la hora de encarar su pasado
Las celebraciones del 40º aniversario del final de la II Guerra Mundial estuvieron marcadas ayer en la República Federal de Alemania (RFA) por sendos discursos del presidente federal, Richard von Weizsaecker, en Bonn, y del presidente de los socialdemócratas, Willy Brandt, en Nuremberg. Ambos estuvieron cargados de autocrítica y polémica entre democristianos (CDU/CSU) y socialdemócratas (SPD), y a ellos asistió el ex juez de la marina hitleriana Hans Filbinger. La sala de plenos del Parlamento Federal (Bundestag) fue escenario de las contradicciones de la RFA a la hora de encarar el pasado.En un discurso valiente, crítico y adecuado al momento histórico de afrontar el significado del 40º aniversario de la derrota alemana, el presidente de la RFA, Weizsaecker, no vaciló en afirmar que "el día 8 de mayo fue un día de la liberación", definición que había sido rechazada con insistencia en los últimos meses por los sectores nacionalistas de la Democracia Cristiana (CDU/CSU).
Al lado y simultáneamente al discurso de Weizsaecker, el Bundestag, decorado ayer con flores amarillas y la asistencia de las máximas autoridades de la RFA, fue testigo de la penosa reaparición de Hans Filbinger, ex juez de la Marina hitleriana que fue 10 años presidente del Gobierno del Estado de Baden-Wurtemberg y tuvo que dimitir al descubrirse su pasado.
Filbinger intervino en la condena a muerte y ejecución de un marinero por deserción, cinco meses antes del final de la guerra. Condenó a soldados tras la capitulación por arrancarse las cruces gamadas del uniforme, y no se acordaba en 1978 del fusilamiento del marino, del que él mismo había levantado acta. La presencia de Filbinger en la solemne conmemoración de ayer provocó que varios diputados socialdemócratas y el verde Otto Chily abandonasen la ceremonia para protestar contra la presencia allí del autor de un "asesinato legal" durante los últimos días del III Reich. A preguntas de este periódico, el portavoz de la segunda Cámara de la RFA (Bundesrat) explicó que Filbinger había sido invitado "al igual que todos los ex presidentes de Gobierno de los Estados federados. No había motivo para hacer una excepción".
Autocrítica necesaria
En las palabras del presidente federal, Weizsaecker, había ayer una autocrítica seria, necesaria en un país donde miles de Filbinger hicieron posible la locura colectiva de un Hitler. "No podemos separar el 8 de mayo de 1945 del 30 de enero de 1933", dijo Weizsaecker, lo que equivale a decir que para llegar a la derrota final fue necesario antes llevar a Hitler al poder. Weizsaecker reconoció ayer que "quien abrió los ojos, el que quiso informarse, a ése no le pudo pasar inadvertido que rodaban los trenes de la deportación". Llegó a la. conclusión el presidente de la RFA de que "no hay culpa o inocencia de todo un pueblo. La culpabilidad, como la inocencia, no son colectivas, sino individuales". También afirmó Weizsaecker que "quien no quiere recordar lo inhumano es propenso a caer de nuevo en peligros de contagio".
Buena parte de estas ideas de Weizsaecker había sido también lanzada la víspera Por Willy Brandt, en una jornada por la paz organizada por el SPD con los alcaldes de ciudades mártires en la II Guerra Mundial: Oradour, Lidice, Varsovia, Volgogrado, Dresde, Rotterdam, Colonia y Coventry. Brandt dijo que la historia la hacen los hombres. "Tenemos que asumir la responsabilidad que nos corresponde", añadió, y criticó la "endemoniada incapacidad de aprendizaje" de la derecha alemana. Según Brandt, no hubo sólo crímenes cometidos "en nombre de Alemania", sino "por alemanes".
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