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La visita del presidente norteamericano a España

Washington teme que se convierta en fracaso una visita que consideraba una escala sin complicaciones

Francisco G. Basterra

El Gobierno no presentó ayer, en la primera jornada de la visita oficial del presidente Ronald Reagan a Madrid, ninguna petición formal de negociar la disminución de la presencila militar norteamericana en España, según fuentes estadounidenses, aunque el tema sí ocupó parte del encuentro de los ministros de Exteriores de ambos países (ver página 15). Estados Unidos trata de evitar que las manifestaciones contra Reagan, desconocidas en España por su amplitud desde hace bastante tiempo, conviertan en un fracaso este viaje planificado en principio como una fácil escala en Madrid para revisar las relaciones bilaterales con un viejo aliado.

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Estados Unidos admite estar dispuesto a negociar sin prisas, en un futuro sin concretar, la reducción de sus tropas en España. Esta cuestión se ha convertido, junto con Centroamérica, en el principal tema de la estancia, de 41 horas, del presidente norteamericano. Sobre Nicaragua, un portavoz estadounidense dijo anoche que las divergencias entre los elos países son de método y no de fines, ya que ambos apoyan la democracia y el proceso de Contadora.La visita ha estado precedida por una oleada de manifestaciones sin precedentes que, según declaró un diplomático de EE UU a EL PAIS, refleja "la incertidumbre de la situación política interna" más que aun sentimiento antiyanqui profundo del pueblo español.

El ministro español de Exteriores, Fernando Morán, dijo ayer a su homólogo norte arneric ano, George Shultz, en su primera entrevista, que España en algún momento planteará la renegociación de la presencia de Estados Unidos (que se concreta en 12.600 hombres y cuatro bases importantes), informó anoche un alto funcionario norteamericano. Esta actitud sugiere que quizá la peúción formal de negociación -que puede hacer cualquiera de los dos países en un momento determinado, según establece el tratado bilateral de amistad, defensa y cooperación- sea presentada más adelante y no en esta visita, utilizando los canales diplomáticos habituales.

Un portavoz de la delegación estadounidense explicó que no es un secreto que la relación de seguridad entre España y Estados Unidos está relacionada con la pertenencia de España en la OTAN. "Creo que ésta es una decisión de política interna que tendrá que hacer España", dijo. Para Washington, según dejaron ayer claro sus diplomáticos en la entrevistá con Morán, la relación bilateral entre los dos países y la pertenencia de España en la OTAN son complementarias. Estados Unidos quiere que España continúe en la Alianza Atlántica y mantener a la vez la "importante y única relación bilateral".

La Casa Blanca dijo ayer que había encontrado "magnífica" la acogida dispensada por el pueblo español al presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, pese a las manifestaciones del domingo.

Lo último que deseaba la Administración de Washington era una visita polémica en Madríd, después de un viaje europeo que no está resultando todo lo triunfal que esperaba el presidente, que no ha conseguido el objetivo que per seguía en la cumbre económica de Bonn, ha visto rechazado por los aliados su embargo comercial contra Nicaragua y no ha logrado desembarazarse por completo del fantasma del cementerio de Bitburg, donde rindió homenaje a los nazis sepultados allí.

No se trata en estas 41 horas de estancia en España -de las que sólo 60 minutos serán empleados por Reagan y Felipe González para entrevistarse a solas, mediante intérpretes- de negociar ningún problema concreto.

La delegación de EE UU esperaba anoche un franco intercambio de opiniones y explicaciones sobre Nicaragua y acerca del deseo del Gobierno socialista de negociar una reducción de la presencia rnilitar de Estados Unidos en España.

Funcionarios norteamericanos reconocieron ayer que esta visita ha encontrado desde el principio problernas, y el temor principal es que pueda influir negativamente en el complicado proceso dibujado por Felipe González para anclar a España definitivamente en la OTAN.

Comunistas y pacifistas

Reagan dijo en el avión que le llevaba a Madrid desde la República Federal de Alemania que las manifestaciones no le producen "una preocupación especial. Nuestros informes", dijo, "señalan que no participaron muchos socialistas. Eran sobre todo comunistas y pacifistas". Para el presidente, "el domingo fue el día especialmente dedicado a las manifestaciones" y ahora llega el momento del diálogo diplomático con el Gobierno español. Reagan ve más el viaje a Madrid como una oportunidad para apoyar a la "reciente democracia española" y saludar la salida de España del aislamiento internacional. El presidente, en el discurso que hoy pronunciará en la Fundación Juan March, celebrará que ahora el pueblo español pueda manifestarse libremente.

El portavoz de la Casa Blanca, Larry Speakes, trató de minimizar las manifestaciones y explicó que todos los presidentes de Estados Unidos que han viajado a Madrid, desde Eisenhower en 1959 para abrazar al general Franco, hasta Reagan, pasando por Richard Nixon y James Carter, habían encontrado la misma expresión del pueblo español sobre las bases.

Speakes mostró ayer, en una conferencia de prensa, un notable desconocimiento de la Constitución española, cuando afirmó: "No sabemos si el Rey o Felipe", plantearán esa cuestión.

Nunca un presidente norteamericano había recibido en España una acogida tan negativa como en este caso. El anuncio del boicoteo económico contra Nicaragua y la confusión creada en torno a la posible reducción de tropas norteamericanas en España han estimulado en los últimos días la campaña contra la visita, aseguraron ayer diplomáticos de EE UU.

El presidente Reagan afirmó por su parte en el palacio de El Pardo: "Expondré lo más claramente que pueda nuestra postura" sobre las bases americanas.

Oferta a la URSS

El interés del viaje a España, que el presidente calificó de "importante", quedó sepultado ayer, nada más comenzar, con el anuncio de una nueva iniciativa "pacífica" de Reagan.

El presidente eligió su llegada a Madrid para anunciar que el miércoles, en su discurso ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo, propondría solemnemente a la URSS el establecimiento de una línea de comunicaciones militares entre los cuarteles generales norteamericano y soviético para conectar inmediatamente en casos de urgencia.

Este anuncio, que inmediatamente captó casi exclusivamente la atención de la Prensa norteamericana, no ha sido hecho en la capital española para desviar la atención de la visita, aseguró Speakes.

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