Don Juan Carlos y Doña Sofía estrecharon ayer, emocionados, las manos de algunos de los españoles 'desaparecidos'
FÉLIX BAYÓN ENVIADO ESPECIAL, Los Reyes se emocionaron ayer al estrechar, en Buenos Aires, las manos de María Consuelo Castaño Blanco, española de La Coruña, que permaneció desaparecida un mes y medio y luego estuvo en la cárcel durante cuatro años. Consuelo Castaño formaba parte de la comisión de familiares de los 28 españoles desaparecidos durante la dictadura militar argentina. Desde aquellos años, dejó de ver a su marido y a sus tres hijos, que entonces tenían 3, 4 y 5 años, y ahora forman parte de la larga lista de 12.000 personas de las que nunca más se supo.
Consuelo Castaño transmitió a los periodistas españoles la emoción de los Reyes al conocer de cerca el que posiblemente sea el capítulo más dramático de la historia argentina. Don Juan Carlos garantizó que España hará todo lo que esté dentro de sus posibilidades para esclarecer lo sucedido con sus 28 ciudadanos desaparecidos.En el jardín de la Embajada de España -a la salida de su encuentro con el Rey- los familiares de los desaparecidos españoles reivindicaron, de nuevo, que se actúe judicialmente contra las 1.300 personas vinculadas a la represión de la pasada dictadura, cuyos nombres han sido incluidos en el informe Sábato. "Queremos que esto no se repita más", repetían una y otra vez.
Para ello, afirmaba la española María Teresa Fernández, hermana de un desaparecido, no sólo hay que procesar a los nueve dirigentes de las Juntas Militares que se sentarán la semana próxima en el banquillo. "Son los 1.300 represores reconocidos los que desestabilizan nuestra democracia", añadía.
Las Madres de la Plaza de Mayo (organización de los familiares de desaparecidos que cada jueves celebran una manifestación en esta plaza de Buenos Aires situada frente a la Casa Rosada) habían pedido ver a los Reyes. También lo habían hecho los miembros de una organización que reúne a los familiares de las víctimas de la subversión. Pero el Gobierno español estimó incovenientes estas dos entrevistas, por considerar que podían interpretarse como una injerencia en los asuntos internos argentinos y limitó la audiencia a los españoles.
Antes de este acto, los Reyes habían ido a visitar el Club Español de Buenos Aires, un sólido y elegante caserón de principios de siglo -reflejo de los mejores tiempos de la ciudad- que guarda en su interior cuadros de los pintores españoles Sorolla, Sotomayor, Romero de Torres, Vázquez Díaz y Moreno Carbonero.
Tras su encuentro con las familias de los desaparecidos, el Rey marchó a la Universidad de Belgrano, en donde fue investido doctor honoris causa, y pronunció un erudito discurso en el que tuvo cariñosas palabras de recuerdo para el fallecido historiador español Claudio Sánchez Albornoz.
Apoyo a la democracia argentina
Además, el Rey de España pronunció un discurso ante la Asamblea Legislativa. En él, don Juan Carlos reiteró su apoyo a la democracia argentina y repitió lo que ya dijo en Madrid la pasada primavera, durante la visita del presidente Raúl Alfonsín: "El problema de la deuda externa exige soluciones imaginativas y valientes que permitan un arreglo auténtico y duradero para lograr el triunfo en la batalla de la modernización y del desarrollo".
El Rey tranquilizó también a los parlamentarios argentinos por los efectos que en sus relaciones con Iberoamérica puede tener el ingreso de España en la CEE. "Nuestro compromiso", dijo, "no da lugar a duda alguna: al incorporarnos a la Europa comunitaria no cortamos, sino que llevamos con nosotros, para unirlos al resto del continente europeo, los lazos profundos que nos unen con éste".
Como último acto de su jornada de ayer, los Reyes ofrecieron una recepción en el hotel en el que se hospedan al presidente argentino y a su esposa.
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