_
_
_
_
EL DIFÍCIL DIÁLOGO ENTRE LOS BLOQUES

El presidente Reagan ha ganado la batalla del MX

Francisco G. Basterra

La batalla por el misil nuclear MX ha confirmado el inmenso poder de la institución de la Presidencia de Estados -Unidos, que, si no puede convertir a los hombres en mujeres, sí puede lograr que el Congreso apruebe esta polémica arma que la mayoría de los legisladores sabe que es muy vulnerable, demasiado cara y no añade prácticamente nada a la seguridad de EE UU. Washington, donde estas cosas no suelen sorprender, ha asistido a la más formidable campaña de presión y relaciones públicas de los últimos años ejercida por un presidente sobre el Congreso para que éste aprobara, y así lo hizo ayer, 1.500 millones de dólares (270.000 millones de pesetas) para construir 21 misiles MX, bautizados por Reagan como pacificadores.

Más información
10 cabezas a 13.000 kilómetros

, WashingtonEl triunfo del presidente en el primer enfrentamiento importante del Ejecutivo con el Legislativo en su segundo mandato supone una victoria política importante para Reagan, que va más allá de la aprobación de fondos para continuar fabricando el cohete MX. En las últimas semanas, el presidente ha acudido a la opinión pública directamente para que ésta presione a los legisladores, y el país escucha al gran comunicador. Su victoria le dará aliento para continuar con esta política, que ya quiere repetir el próximo mes montando otra gran operación de presión y relaciones públicas para conseguir que el Congreso vote la ayuda a los contras que luchan por derrocar al Gobierno de Nicaragua.El presidente ha jugado con gran habilidad la baza de las negociaciones de Ginebra con la Unión Soviética. "Su éxito o fracaso", ha afirmado ante los congresistas, depende de que el Congreso apruebe los fondos para el MX. "Necesito este cohete intercontinental de 10 cabezas como instrumento de negociación con Moscú", ha argumentado Reagan. "Hemos pedido a nuestros aliados europeos", ha explicado el presidente, "que caminen por el fuego" para desplegar los euromisiles, y una derrota del MX supondría enviar a los soviéticos una señal de que EE UU "está dividido y carece de resolución".

Lo que en realidad, como afirman los adversarios del cohete, es una cuestión de cañones o mantequilla -en un año en que el déficit presupuestario supera los 200.000 millones de dólares- ha sido convertido por la Casa Blanca en un asunto vital para la seguridad nacional. Los .demócratas, desarbolados aún tras su histórica derrota de noviembre, tienen miedo de aparecer como blandos en temas de defensa, y muchos de ellos fuerzan su conciencia política y votan por el MX.

Ronald Reagan ha usado todo su prestigio político en la batalla del MX, que prácticamente concluyó - anoche con el voto de la Cámara de Representantes (mañana habrá una segunda votación), a la que ha convertido en la primera prueba crucial de su segundo mandato. La Casa Blanca ha trabajado voto a voto, prometiendo beneficios concretos, a cambio de su voto favorable, a los congresistas y senadores en temas domésticos en sus distritos, o amenazando con no apoyar sus campañas de reelección en 1986. El presidente se ha pasado horas al teléfono hablando con los legisladores.

Y no sólo el presidente. El secretario de Estado, George Shultz, o el del Pentágono, Caspar Weinberger; el vicepresidente, George Bush, o incluso el ex presidente Gerald Ford, han telefoneado a los congresistas dudosos. Reagan ha acudido a almorzar al Congreso para buscar votos, y el lunes por la tarde envió 10 autobuses militares al Capitolio para que trasladaran a más de 100 congresistas a la Casa Blanca. Anteriormente había hecho venir a Washington a Max Kampelman, jefe de la delegación estadounidense en las negociaciones entre las superpotencias de Ginebra.

Kampelman, un abogado demócrata, dijo a los congresistas en la Casa Blanca que una derrota del MX "restrasaría las negociaciones de Ginebra" y significaría una concesión a los soviéticos sin que éstos tuvieran que dar nada a cambio. "Mientras disfrutan de la manzana que cae el árbol sin haber pagado nada por ella", explicó el negociador norteamericano, Iógicamente, se preguntan qué otra fruta puede volver a caer gratuitamente".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_