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Reportaje:

Drogas para potenciar la mente

Peligros y ventajas de los 'esteroides cerebrales'

Las drogas que pueden fomentar la memoria, el aprendizaje y el pensamiento en los hombres están a la vuelta de la esquina. Los expertos señalan que constituyen la próxima revolución y cambiarán tanto los esquemas mentales como la estructura social del futuro, y alertan sobre sus efectos secundarios y los peligros que puede presentar su uso masivo. La utilización por los deportistas de drogas para aumentar su rendimiento y los efectos en el mismo sentido de las drogas utilizadas hasta ahora sólo para obtener placer son ejemplos precursores del futuro.

Si los deportes son un microcosmos dentro de la vida, toda la controversia que rodea a los atletas que utilizan drogas para potenciar al máximo su nivel de competición es una buena muestra de lo que espera a la gente que desea vivir por encima de su mente.Tan seguro como que hay esteroides anabólicos que pueden incrementar temporalmente el rendimiento atlético, la actual investigación en la química del cerebro producirá drogas que pueden fomentar la memoria, el aprendizaje y el pensamiento humano.

"La ciencia básica que trata de los neuropéptidos y de los neurotransmisores ( ... ) está en ebullición", dice el doctor James L. McGaw, director del Centro para la Neurobiología del Aprendizaje y la Memoria de la Universidad de California, en Irvine.

"Se trata de un viaje espacial de otro tipo", dice el doctor Herbert Weingartener, jefe de estudios cognitivos del Instituto Nacional de la Salud Mental. "Estamos sentados sobre una revolución equivalente a la de la física cuántica de los años veinte".

La química de la memoria

La investigación sobre desórdenes mentales tales como la enfermedad de Alzheimer está produciendo nuevas impresiones sobre la química de la memoria. Muchos científicos están convencidos de que una nueva generación de neurofármacos podrá reforzar la función cerebral.

El doctor McGaw y otros predicen que a finales de siglo esta revolución científica puede llegar a producir una revolución farmacológica creando los equivalentes cerebrales de los esteroides, con todos los problemas morales, éticos y prácticos que ello implica.

Los esteroides y otras drogas similares, para bien o para mal, han producido un impacto definitivo sobre la fisiología y el rendimiento de los atletas.

Su efectividad y divulgación han provocado una situación en la que prácticamente ningún ganador de una competición internacional puede ser sancionado hasta que los atletas se someten al examen de orina.

Si aparecen en el mercado unas drogas relativamente seguras que mejoren la memoria y el conocimiento, ¿qué pasará cuando empiecen a ser consideradas como instrumentos productivos y se utilicen en consecuencia? ¿Proporcionarán una ventaja injusta a sus usuarios?

En cierto modo, esto no es ninguna novedad. Siempre se ha sabido que los estudiantes universitarios utilizan las anfetaminas para mantenerse despiertos o preparar la presentación de un doctorado. No obstante, las anfetaminas, en lo que respecta al incremento del cognitivo, tienen la delicadeza de un martillo de herrero.

Las drogas que la ciencia y la industria farmacológica van a estudiar deberán estar mucho mejor ajustadas a la química del cerebro y podrán ofrecer gran parte de los beneficios de drogas más bastas con menor riesgo de desagradables efectos secundarios.

A pesar de estar considerado casi como un ordenador, el cerebro se parece más a una bolsa de componentes químicos en constante interacción. Miles de millones de células cerebrales -neuronas- flotan en un mar de transmisores químicos de mensajes. Cuando unos cuantos miles o millones conciertan sus impulsos, pueden empezar a suceder cosas muy interesantes.

Los científicos están aprendiendo cada vez más sobre los neurotransmisores -los compuestos químicos que dicen a las neuronas cómo y cuándo han de coordinar secuencialmente sus impulsos. Pueden necesitarse dos o tres componentes químicos reaccionando entre sí o sobre una neurona para crear una señal determinada. La investigación está tratando de determinar qué neurotransmisores específicos producen unas reacciones específicas. A medida que los científicos descubren esos grupos químicos están desarrollando los elementos de las drogas que pueden destinarse a localizaciones determinadas del cerebro para generar un comportamiento determinado, como una mejora de la memoria.

No hay duda alguna de que habrá un mercado enorme para drogas relativamente benignas que activen la capacidad de concentración o incrementen el aprendizaje y la memoria, pero, ¿adónde conducirá eso?

Análisis de orina para el equipo de ajedrez

¿Tendrá que someterse a análisis de orina el equipo soviético de ajedrez? ¿Qué pasará con los millones de estudiantes que preparan su examen de ingreso a la Universidad? ¿Y los opositores?

¿Tiene alguna importancia que los estudiantes y profesionales sometidos a la presión de una dura situación mental y competitiva recurran a las drogas para adquirir un rápido incremento de su productividad cognitiva?

Quizá los premios Nobel de dentro de dos o tres décadas utilicen drogas para incrementar sus capacidades mentales durante su investigación. Esto tiene una cierta lógica evolutiva. Los años sesenta vieron las drogas como instrumentos de la "expansión de la consciencia" y el placer químico. Probablemente los años ochenta y los noventa sean diferentes. Quizá se ha hablado demasiado de las cualidades modificadoras del estado de ánimo de las llamadas drogas recreativas y casi se ha silenciado el hecho de que pueden afectar al rendimiento de las personas. Según la frase de un científico, es la diferencia entre "el hedonismo psicotrópico y el calvinismo psicofarmacológico".

Después de investigar el tema, un psiquiatra de la universidad de Harvard, Norman E. Zinberg, dice: "Tenernos la impresión de que esas drogas eran más efectivas (para el incremento cognitivo) de lo que mucha gente está dispuesta a admitir".

La analogía con el mundo del deporte sigue vigente: la gente no toma drogas simplemente como medicina; las utiliza para mejorar el rendimiento. Debido a esa decisiva diferencia, la Food and Drug Administration (FDA), organismo encargado en Estados Unidos de regular la uitlización de medicamentos, informa que mantendrá una estrecha vigilancia de los mejoradores cognitivos.

"Si después de haber tomado una droga se consigue aprender una lista en cuatro lecturas en vez de en seis", dice el doctor Paul Leber, director de la división de drogas neurofarmacológicas de la Oficina de Investigación y Revisión de Drogas de la FDA, "¿vale la pena? ¿Cuáles son los riesgos de esa asistencia?"

Señala que "las drogas provocan el efecto que se desea, efectos que no se desean y efectos que ni se conocen. Se pueden hacer cosas durante cortos períodos de tiempo, pero, ¿cuál es el coste a largo plazo?

El doctor Leber dice que, debido a que esas drogas irán destinadas a incrementar condiciones normales en vez de ayudar a las anormales, la FDA impondrá con toda seguridad unos estándares muy estrictos en relación con los posibles efectos secundarios. No obstante, si sus ventajas pueden ser demostradas, la agencia podría autorizar esas drogas.

Pero hay una serie de consideraciones más prácticas e inmediatas. "El cerebro resiste una medicación frecuente", dice el doctor Floyd E. Bloom, director de la división de neurociencia y endocrinología preclínicas de Scripps. "Desarrolla 'tolerancia a las drogas".

En esencia, los cimientos científicos y tecnológicos de esta revolución farmacológica están colocados. El problema real parece girar en torno a la rentabilidad coste beneficios para el individuo que tome esas drogas.

Cocaína para pensar mejor

Los científicos creen que las drogas que se consumen actualmente tienen ciertos efectos potenciadores de la mente, mal estudiados hasta el momento. "Es lo que está sucediendo actualmente con la cocaína", dice el profesor de psiquiatría Sidney Cohen, de la universidad de California, que ha estudiado los hábitos del abuso de drogas. "La cocaína no se utiliza solamente para la euforia. Algunos ejecutivos toman una aspiración de cocaína para pensar mejor antes de ir a una reunión. Es posible que hasta le saquen rendimiento hasta que empiezan a abusar".Es probable que el pensar mejor sea un eufemismo para encubrir la adicción a la cocaína, pero muchos neurofarmacólogos y psicólogos dicen que muchas drogas psicoactivas pueden mejorar el rendimiento cognitivo -la capacidad de concentración, por ejemplo-, eso sí, al precio de unos efectos secundarios no deseables.

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