El hombre que nació varias veces
Wenceslao y Antonio Luis, sobrinos y únicos descendientes del escritor gallego, afirman que no sólo tío Wences, sino sus hermanos y su madre, mantuvieron en vida una consciente indeterminación en torno a su fecha de nacimiento. "Cuando nos ocupamos de las exequias de todos ellos", afirma Wenceslao, "encontramos en sus papeles fechas disparatadas y nosotros hemos querido mantener esta tradición".Sea el año que fuere -los descendientes no afirman ni niegan la explicación de que era hijo natural- el autor nació en el seno de una familia burguesa de La Coruña y es el mayor de seis hermanos. La madre quedó pronto viuda y la economía familiar se resintió de ello. Es entonces cuando se cierra la piña familiar. Los hermanos mayores ingresaron en la Administración. Pero Wenceslao abandona pronto su puesto en Aduanas ante su incapacidad para este trabajo y la ayuda que su familia está dispuesta a prestarle. Antonio Luis le dice que para trabajar esta él y las hermanas le llevan los artículos a los periódicos. Su madre, una mujer de carácter fuerte hacia la que el escritor profesó adoración, dio el visto bueno a las pretensiones de su primogénito.
Cuando Fernández Flórez, tras crearse un nombre en la Prensa local, es llamado a Madrid, la piña familiar se traslada en pleno a la calle de Alberto Aguilera, donde siempre vivió. Según sus descendientes, una llamada telefónica de palacio al diario Abc interesándose por quien firmaba las crónicas parlamentarias, puesto que acababa de dejar vacante Azorín, ayudó definitivamente a su consagración como periodista.
El escritor gallego apenas participaba en los ambientes literarios. Gustaba de escribir por la noche, tras haber cenado y echado la partida de rubi con su familia; se levantaba tarde, a las 12.30 o la una de la tarde, se acicalaba cuidadosamente y se sentaba a comer. Al comenzar la guerra civil, sus hermanos le llevaron a la Embajada de Portugal, donde estuvo refugiado. Fruto de esta experiencia es su obra Una isla en el mar Rojo.
Sus sobrinos le recuerdan como un hombre sensible, humano, muy metódico en sus hábitos personales, que no permitía que nadie entrara en su despacho desbordado de papeles, periódicos y libros y escribía en un hueco mínimo en el que no cabía más que la cuartilla.
El actual Wenceslao Fernández Flórez, cirujano de profesión, rememora la enfermedad que le llevó a la muerte. La arterioselerosis cerebral fue debilitándole paulatinamente, al tiempo que olvidaba los acontecimientos cotidianos y recordaba con lucidez los años más lejanos, los de su vida en Galicia. Wenceslao Fernández Flórez, muerto en 1964, sólo sobrevivió dos años a su madre.
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