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Colin Smith recuerda a los gallegos la universalidad de Cunqueiro

El hispanista británico ha escrito la semblanza más, completa del escritor

Manuel Rivas

Colin Smith, catedrático del departamento de Español de la universidad de Cambridge, aconseja a los gallegos que, con la nueva autonomía, "pongan el énfasis en la universalidad de Cunqueiro". El trabajo de Colin Smith, que se declara en deuda con Álvaro Cunqueiro "por media vida de placeres que me dio con sus libros" y que se lamenta de la falta de traducciones de su obra, forma parte de una monografía, editada recientemente por A Nosa Terra, considerada como la semblanza más completa hasta el momento del escritor fallecido en febrero de 1981 y que dejó, en lengua gallega, como epitafio: "Aquí yace alguien que con su obra hizo que Galicia durase mil primaveras más".

Mirando para sus libros más queridos, Alvaro Cunqueiro gustaba de repetir las palabras de Gracián: "Por fín ya estoy entre personas". Cuando escribía tenía por costumbre extender un paño en el suelo y sobre él colocaba fruta, ocupando la estancia el aliento de un bosque- de manzanos. Alimentaba a las palomas en la ventana de su escritorio y "los sonidos de la vieja máquina de escribir se mezclaban como un pájaro más entre los pájaros".Estas y otras anécdotas, en gran medida desconocidas, que ilustran el perfil humano de Alvaro Cunqueiro -sin duda el escritor más destacado de la literatura gallega contemporánea y, desde luego, el que más influencia ejerce en los jóvenes creadores- son reveladas en unas emotivas Memorias do pai incluidas en la monografía de Colin Smith, obra de su hijo César Cunqueiro.

"Recuerdo aquellos años de mí padre en Mondoñedo", cuenta César Cunqueiro, refiriéndose a la década de los cincuenta, "como los de mayor curiosidad intelectual de su vida, lleno de ganas de hablar y de tertulia, y hablaba con un niño como yo con seriedad, de igual a igual, hablaba sin pedantería, sencillamente, y explicaba sin fatiga las preguntas que yo, incansable, le hacía. 'Odio la pedantería', me dijo más de una vez".

Reconocer viajando

"Así te han de recordar siempre, padre, mis ojos de niño", escribe César Cunqueiro, "atravesado por la luz de la tarde, atado a tu vieja máquina, sumido en libros y papeles, abierto a la tarde que inundaba con fuerza el desván. Siempre negó que la vida tuviese sentido únicamente como materia de un libro. Pero también dijo siempre que por los libros, con la ayuda de la imaginacion, sabíamos de los lugares y de las ciudades antes de acercanos a ellas. Consideraba importante los viajes pero realmente como un reconocer".

Sabidurías inútiles

La dimensión de Cunqueiro como poeta, dramaturgo y novelista., siempre como creador de otro mundo o como descubridor del envés de lo real, es analizada en trabajos que Pilar Vázquez Cuesta, Alberto Moreiras, Arturo Rey, Basilio Losada, Francisco Salinas, Pilar Pallarés, César Carlos Morán Fraga y Xosé María Dobarro. Pero también se muestra su faceta menos conocida de "traductor de mil poetas", mediante seudónimos, estudiada Xesus González Gómez, o el periodista que llegó a ser director del Faro de Vigo y que prefería Ias noticias del año mil". "Según fui madurando en la vida, según me fui haciendo un hombre, me fueron interesando cada, vez más las cosas pequeñas y aparentemente sencillas, porque algo hay en ellas que las hace más ciertas, más verdaderas... Estoy especializándome en sabidurías inútiles", le confesó al también periodista y escritor Víctor Freixanes.

En la monografía aparece también otra evocación llena de ternura, la. de su amigo y compañero de generación Francisco Fernández del Riego: "Sabía de vinos y culinarias, de flores y de frutas, de actividades venatorias y ambientes festivos. Les sermoneó a los pájaros y a los peces. Y, además de ese mundo, que describió con gracia y verdad, habló de otro de realidades ultrafísicas. Porque fue, sobre todo, un mitógrafo, un creador de mitos: imaginativo, lírico y Reno de singular erudición".

Y como recogiendo la inicial invitación de Colin Smith, Fernández del Riego concluye: "El autor de Merlín e familia y de Escola de menciñeiros le insufló a nuestra lengua el impulso de la creación y el vuelo universal que estaba pidiendo".

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