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La solución del contencioso sobre el gas abrirá la posibilidad de vender armas españolas a Argelia

La solución del contencioso hispano-argelino en torno al abastecimiento de gas natural abrirá el camino a la cooperación en el terreno militar y concretamente a la venta de armas de España a Argelia, según fuentes diplomáticas españolas. Por su parte, fuentes diplomáticas argelinas se muestran muy optimistas sobre un posible compromiso, "dentro de pocas semanas", en el conflicto comercial abierto entre España y Argelia por el contrato que firmaron ambos países en 1975 para el suministro de gas.

Las soluciones manejadas para el pago de las compensaciones que reclama Argelia por el gas que España, en contra de lo pactado en 1975, ha dejado de comprar a ese país -y que supone 800 millones de dólares (unos 140.000 millones de pesetas)- incluyen la posibilidad de que España pague con armas y otro tipo de mercancías parte de la suma que se acuerde cuando se llegue a un compromiso.Una misión comercial española -en la que figuraban varios militares- visitó ya Argel a comienzos del pasado verano para, entre otras cosas, proponer la venta de armas. El contencioso del gas ha venido interrumpiendo el comercio hispano-argelino, y, consecuentemente, la cooperación en el terreno militar.

Iniciando la cooperación militar con Argelia, la diplomacia española lograría reequilibrar los avances obtenidos en este campo con Marruecos el pasado mes de noviembre, durante la visita que hizo a Rabat el ministro de Defensa, Narcís Serra.

Reequilibrio diplomático

Desde su llegada al poder, el actual Gobierno ha tratado de reequilibrar su diplomacia con los dos países más cercanos del Magreb, Marruecos y Argelia. Así, en marzo de 1983 el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, viajaba a Argel, pocos días antes de que el presidente, Felipe González, lo hiciera a Rabat. Esquema similar se reprodujo el pasado mes de noviembre: coincidiendo con una nueva visita de Guerra a Argel, Serra fue a Rabat.

La búsqueda del equilibrio en el Magreb se ha convertido en uno de los primeros objetivos de la política de Defensa del actual Gobierno socialista, incluida en el Plan Estratégico Conjunto (PEC). La Directiva Nacional de Defensa -documento-base del PEC-, aprobada por el presidente del Gobierno el pasado mes de junio, afirma que España debe de esforzarse por lograr el equilibrio en el Magreb, cooperando militarmente, en igual medida, con todos los países que lo integran.

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Marruecos era el único país no europeo con el que el Gobierno se planteaba la cooperación militar, según citó Serra en su intervención ante las Cortes el 24 de febrero de 1983. Ahora es uno de los pocos citados que aún no tiene formalmente suscrito con España un acuerdo de cooperación de este tipo, del que aún no existe ni borrador.

Del análisis de esa Directiva Nacional de Defensa y sus deseos de lograr el equilibrio en el norte de Africa, se deduce el retraso en las negociaciones para el acuerdo de cooperación militar hispano-marroquí, según estiman observadores militares. Marruecos fue informado de la visita de la delegación comercial-militar que visitó Argel a comienzos del pasado verano y no expresó especial disgusto, por lo que fuentes españolas estiman que no se opone a la búsqueda del equilibrio.

En lo que respecta al contencioso del gas argelino, éste pasó a depender de la Presidencia del Gobierno tras el último viaje de Guerra a Argel. El embajador argelino en Madrid, Ismail Hamdani, se entrevistó con González el pasado mes de septiembre para hablar también sobre este asunto, que se lleva directamente desde la Moncloa sin pasar, apenas, por el Ministerio español de Asuntos Exteriores.

Fuentes argelinas consideran que su optimismo respecto a la solución del contencioso del gas está motivado por el hecho de que España ha aceptado ya discutir el problema a partir del contenido del contrato de 1975, sometiendo a discusión sólo "las cifras y los plazos". El hecho de encontrar un mismo plano en el que negociar ha dado un impulso a las conversaciones, según agregaron estas fuentes.

En el pasado, según informaron fuentes españolas, Argelia se había negado a globalizar el contencioso, rechazando compensaciones al margen del contrato. Hasta el momento, se sabe que dos empresas españolas de ingeniería y construcción civil tienen pendientes de las decisiones del Gobierno argelino contratos que superan los 30.000 millones de pesetas y que no han podido prosperar por el bloqueo de relaciones entre ambos países.

Una vez que se solucione el contencioso del gas, el presidente argelino, Chadli Benyedid, tiene previsto realizar una visita oficial a España, que sería la primera que, como tal, haría un jefe de Estado de su país, según fuentes diplomáticas argelinas. Sin embargo, estas mismas fuentes han mostrado su escepticismo sobre que el proceso de normalización de relaciones hispano-argelinas vaya tan deprisa como para hacer posible que este viaje se desarrolle en el próximo mes de abril, como se ha hecho público oficiosamente.

Entretanto, a comienzos del próximo mes de marzo la diplomacia española tendrá un difícil papel que jugar en su política de equilibrio en el Magreb, al estar obligada a dar una respuesta a la invitación que el rey de Marruecos, Hassan II, ha cursado a todo el cuerpo diplomático acreditado en Rabat para que lo acompañe en su primera visita a El Aaiún, antigua capital de la ex colonia española del Sáhara, en la que sigue luchando el Polisario con el respaldo de Argelia.

Encuentros secretos

El jueves de la pasada semana, el número dos del Frente Polisario, Bachir Sayed, celebró una conversación secreta con el ministro español de Asuntos Exteriores, Fernando Morán. El secretario general adjunto de esta organización guerrillera saharaui mantuvo entrevistas esa misma semana con otros ministros del Gobierno de Madrid cuya identidad no ha sido revelada. Ésta era, al menos, la tercera ocasión en la que se realizaban contactos de este tipo con miembros del actual Gabinete español.

La impresión expresada por los saharauis después de estos encuentros era que España había comenzado a hacer evolucionar sus posiciones, acercándose al Frente Polisario según éste iba incrementando sus acciones guerrilleras y rompiendo barreras diplomáticas, logrando el pasado verano que la Organización para la Unidad Africana (OUA) reconociese a la República Árabe Saharaui Democrática.

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