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Craxi libera en secreto al último nazi encarcelado en Italia

Walter Reder, 69 años, antiguo comandante de las SS, encarcelado desde hace 33 años en la prisión militar de Gacta -a medio camino entre Roma y Nápoles- por haber asesinado durante la II Guerra Mundial a 600 civiles italianos, fue liberado ayer en secreto por orden del Gobierno de Bettino Craxi, cinco meses antes de la fecha prevista por los jueces. Reder era el último criminal de guerra encarcelado en Italia.

El nazi liberado, que nació en 1915 en una zona del antiguo imperio austro-húngaro hoy incluida en Checoslovaquia y tiene la nacionalidad austriaca, despegó a las 10.20 de ayer, hora peninsular española, del sector militar del aeropuerto romano de Ciampino en un vuelo especial con destino al aeropuerto de Graz, en Austria, donde fue recibido por el ministro austriaco de Defensa, Friedhelm Frischensclilager, según confirmó un portavoz del citado departamento. El ministro es miembro del pequeño Partido de la Libertad (FPO), de tendencia derechista.La misma fuente indicó que no se dará información sobre el lugar de residencia de Reder, quien, de momento y a petición propia, fue trasladado a un hospital militar para ser reconocido.

Walter Reder fue condenado a cadena perpetua en 1951 por un tribunal militar que le declaró culpable del asesinato de 600 de los 1.800 civiles que murieron en la localidad de Marzabotto, en el norte de Italia, durante la retirada de las tropas nazis que tuvo lugar en septiembre de 1944.

En 1980, un tribunal militar italiano decretó su libertad provisional, reduciendo la pena que le fue impuesta, pero añadió que el reo, "por su propio interés", debería permanecer en prisión otros cinco años.

Las autoridades austriacas pidieron recientemente su libertad, y lo mismo hizo el Papa, al que Reder se dirigió el mes pasado por escrito. En otra carta al alcalde comunista de Marzabotto, Reder afirmaba que no guarda "ni la más mínima partícula" de su antigua ideología nazi.

También alegó Reder razones de salud para ser liberado: perdió un brazo en la guerra, le ha sido extirpado en la cárcel parte del estómago y sufre una arteríosclerosis cerebral prematura.

Hace cuatro días, el primer ministro italiano, Bettino Craxi, dijo en un discurso: "No es necesario mantener a un anciano encerrado en un castillo para que no olvidemos las matanzas".

Su oficina se refirió ayer, al comentar la liberación de Reder,a las convenciones de Ginebra de 1949 y de Estrasburgo de 1964, que autorizan a repatriar a un prisionero de guerra y a transferir su custodia a otros Gobiernos, por una serie de razones entre las que figura la salud.

Sin embargo, el Ayuntamiento de Marzabotto ha condenado la decisión del Gobierno de liberar a Rader cinco meses antes de lo acordado en 1980 por los jueces italianos. Según la corporación, la inciativa de Craxi "no tiene en cuenta los deseos de los familiares de las víctimas, ni de los que escaparon a aquellos horrores".

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