Dificultades para erradicar el 'mal de la piedra' de la catedral de León
"La catedral de León es el monumento español que presenta más graves problemas de conservación en este momento". En esta afirmación, aunque con matices, parecen coincidir todos los estamentos consultados: grupos privados interesados en la conservación del patrimonio y responsables de la Administración. Incluso hay voces más alarmistas que señalan la existencia de un proceso irreversible de degradación que conducirá, si la Administración no cambia su actual política de parcheo por una actuación que afronte el problema en profundidad, a una situación de consecuencias imprevisibles.
La Pulcra padece males que afectan directamente a su estructura: de un lado, supuestos problemas de cimentación; de otro, evidentes mordidas del mal de la piedra. Decir mal de la piedra así en general es casi no decir nada, porque los expertos aseguran que cada caso es un problema diferente en el que hay que tener en cuenta variables como la composición de la piedra y la especificidad de los agentes externos que actúan sobre ella.El deterioro es evidente: sillares, gárgolas, incluso elementos constructivos como arbotantes o pináculos se deshacen lentamente. En ocasiones ha sido preciso vallar los alrededores para evitar que los cascotes que se desprenden puedan alcanzar a algún peatón.
El mal de la piedra afecta a muchos monumentos en todo el mundo, pero el de la catedral de León es un caso especialmente grave, porque aquí la piedra empleada en la construcción es de mala calidad.Consenso internacional
"Conozco infinidad de catedrales y edificios con problemas de degradación en la piedra, pero jamás he visto un caso de deterioro más avanzado", dice el arquitecto Francisco Sáenz de Oiza. "El volumen de piedra dañada en todo el edificio es enorme y en ocasiones afecta a elementos sustentantes.Hay balaustres que parecen arena del desierto: simplemente pasas la mano y cae".
Sáenz de Oiza presentó hace un par de años dos informes a la Dirección General de Bellas Artes, a petición de ésta. Aconsejaba en uno proceder con suma urgencia al cambio de un arbotante lo cual fue hecho. El otro corrió peor suerte: "Señalé que era absolutamente necesario encargar un estudio riguroso por los mejores especialistas del mundo. Antes de ponerse a sustituir piedra a piedra o a ejercer cualquier otra acción,
creo que es necesario un consenso internacional: no hay otra salida. Así lo dije y lo firmé. Pero, por lo que se ve, en este país se pueden pagar 20 millones de pesetas por importar un señor que dé patadas a un balón, pero no para consultar a una comisión de expertos. Sencillamente no lo entiendo".Antonio González Capitel, jefe del servicio de Inspección Técnica de la Subdirección General de Restauración de Monumentos, reconoce el deterioro de la catedral leonesa: "Lo más preocupante es que la degradación afecta a zonas estructurales, y eso en una catedral a la francesa como la de León, que es todo un alarde estructural, presenta temores añadidos, porque no sobran los elementos sustentantes y éstos se degradan a ojos vista". González Capitel considera que el problema teórico de la catedral de León es casi una filosofía: "Aquí se cruzan las posibles soluciones técnicas. El problema es el significado intelectual de cada una de ellas. Sustituir piedra, por ejemplo, es un método clásico, pero naturalmente es una decisión arriesgada. En este sentido confiesa comprender el informe de Saenz de Oiza, pero se ha optado por "renunciar de momento a un proyecto global y se ha pasado por un tratamiento químico de la piedra con fases continuadas pero más cortas".
La razón por la no se ha recurrido al dictamen al más alto nivel no queda clara. La catedral depende ahora de la comunidad autónoma; la Administración central presta apoyo técnico y financiero a través del Instituto de Restauración (ICROA), que realiza un programa general de protección de la piedra por medios químicos.
Enrique Baquedano, director general del Patrimonio de la Junta de Castilla y León dice que "está de acuerdo con el dictamen de Saenz de Oiza en lo que se refiere al criterio teórico", pero es "un problema controlado tanto técnica como económicamente".
Algunos han señalado que también hay serios problemas de cimentación de la catedral a causa de su terreno. Los problemas de subsuelo se verían agravados por la pavimentación antigua, que dota al terreno de rigidez superficial, por el riego de los jardines,circundantes y por el tráfico. Enrique Baquedano desecha la existencia de problemas de cimentación que puedan poner en peligro la estabilidad del edificio, y cita un informe técnico. Pero fuentes locales seña lan que el estudio no es conocido por nadie en León, lo cual puede crear desconfianzas.
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